Derechos Humanos y
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Defensa y promoción de la institucionalidad democrática en la Argentina

14-05-2020

Libertad denegada

El Estado desde ya puede legítimamente limitar la libertad de un individuo en defensa de los demás habitantes. Pero, ¿por qué prohibir las salidas recreativas en horarios poco concurridos? Después de ocho semanas, el aislamiento social preventivo y obligatorio hace más daño que bien y no ayuda para frenar los contagios que se están propagando en hogares para gente mayor y en villas con hacinamiento. Ahí es donde las autoridades podrían volcar su atención y energía.
Por Jorge M. Streb

Por las circunstancias excepcionales de la pandemia de coronavirus, en Argentina la libre circulación de personas se encuentra suspendida desde el 20 de marzo. Importantes razones de salud pública han movido al presidente y los gobernadores a dar ese paso. Sin embargo, los detalles de la instrumentación de la cuarentena están afectando una garantía constitucional básica consagrada en el artículo 19: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.” El Estado puede legítimamente limitar la libertad de un individuo en defensa de los demás habitantes. Pero, ¿por qué prohibir las salidas recreativas en horarios poco concurridos?

Al comienzo de la cuarentena, una persona fue detenida en La Plata por correr a las 5 de la mañana solo. Esto fue una señal de que la cuarentena venía en serio. Sin embargo, no responde a una pregunta previa: ¿qué interés ajeno estaba dañando? En casi todo el país, ningún interés de un tercero es afectado por alguien que salga a correr o andar en bicicleta antes de las 9 o 10 de la mañana y después de las 5 o 6 de la tarde, ya que hay poco movimiento comercial en esos horarios. Y caminatas en esos horarios son menos riesgosas desde un punto de vista epidemiológico que ir a un supermercado al mediodía, donde encima hay que entrar a un lugar cerrado y hacer cola.

El vicegobernador de Córdoba refleja el discurso de funcionarios públicos de toda la Nación al decir que "nuestra prioridad es la salud, en segundo lugar el trabajo, y luego la recreación.” Surgen dos preguntas. Primero, ¿la salud de quién? La OMS recomienda como mínimo caminar 4 km por día. La actual cuarentena está produciendo una depresión en gran parte de la población y está debilitando el sistema inmunológico de cara al invierno por no poder tomar sol ni hacer actividad aeróbica. Segundo, ¿es más prioritario el trabajo que la recreación? Ese es el orden de una sociedad totalitaria, no de una democracia liberal como la nuestra. El bienestar depende del trabajo y del ocio.

Se han impuesto restricciones a las salidas recreativas que van mucho más allá de guardar la distancia social y usar barbijo, limitándolas a una hora en un radio de 500 metros del domicilio. A esto se agrega, por ejemplo, la prohibición en Entre Ríos de salir después de las 20 horas o la limitación en Chubut a salir días pares o impares según el documento. El colmo es quizás la Ciudad de Buenos Aires, donde solo se permite a un padre con hijos menores de 16 años salir, pero solo una vez durante el fin de semana y sin poder ir a una plaza. Esto se combina con la prohibición, puertas adentro de los edificios, de usar la terraza para tomar sol o las escaleras para hacer ejercicios aeróbicos. Una petición en Change.org pide autorizar las salidas recreativas en horarios poco concurridos. Algo similar podría instrumentarse en los consorcios.

Después de ocho semanas, el aislamiento social preventivo y obligatorio hace más daño que bien y no ayuda para frenar los contagios que se están propagando en hogares para gente mayor y en villas con hacinamiento. Ahí es donde las autoridades podrían volcar su atención y energía. La actual cuarentena se ha transformado en una prisión domiciliaria que vulnera nuestra libertad individual en acciones que solo debieran estar reservadas a Dios y  nuestra conciencia.

Jorge M. Streb
Jorge M. Streb
Consejero Académico
Director de Investigaciones y Profesor de Economía y Ciencia Política en la Universidad del Cema y coeditor del Journal of Applied Economics. Es Licenciado en Economía (Universidad de Buenos Aires), tiene un Ph.D. en Economía (U.C. Berkeley). Sus áreas de investigación son la economía política y la teoría de la información. Publicó artículos académicos en Economía - Journal of the LACEA, Public Choice, Kyklos, Estudios de Economía, Economics&Politics, Journal of Public EconomicTheory, Journal of International Economics, Journal of Development Economics y Desarrollo Económico y Social.
 
 
 

 
 
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