Las expectativas en el último mes oscilaron, pero todavía no encontraron un parámetro estable de comparación. Hasta la segunda semana de abril, la economía pareció estar en un laberinto: si flexibilizaba el sistema cambiario, la inflación se podría disparar, pero si no lo hacía, la incertidumbre ya impactaba en la breca, con su consecuente incertidumbre, suba del riesgo país. Y en Argentina, todo eso se traduce en expectativas inflacionarias. Pero la tendencia cambió su rumbo.
Los precios. El IPC de abril fue del 2,8%, un alivio luego del 3,7% de marzo. Con el dólar de la mitad para debajo de las bandas, la caída en los precios estacionales y un menor impacto de los regulados, la inflación núcleo fue del 3,2%. Para mayo, el relevamiento de precios que realiza la consultora Eco Go muestra una nueva moderación con una suba a 2,2% mensual, pero una inflación núcleo cercana al 3,1%.
Abril volvió a registrar un superávit fiscal primario y financiero ($0,8 y $0,6 billones, respectivamente), que lleva al resultado primario acumulado del año a 0,6% del PBI y 0,2% en el caso del financiero. “Puntualmente en el mes se observa una moderación en la suba del gasto primario que volvió a ubicarse por debajo de la suba en los ingresos después de un primer trimestre donde la baja base de comparación para el gasto y la alta base de comparación para los ingresos del Tesoro Nacional (impuesto País más el impacto de la depreciación sobre los recursos de aduana) empieza a normalizarse”, señala el informe de Marina Dal Poggetto, directora de Eco Go.
En su informe semanal, la consultora Invecq destacó que con el objetivo de que la desinflación siga avanzando, “el Gobierno modera el ritmo de ajuste de precios relativos y presta cada vez más atención a lo que ocurre con las paritarias”. Por ejemplo, marca que los precios regulados tuvo en abril la menor variación de la administración Milei. Así, tomando como referencia la estructura de precios relativos actual y la del primer semestre de 2019, los rubros que estaban más rezagados son los que más corrigieron su atraso al comienzo de la gestión. Para fin del año pasado había ajustes diferentes entre el precio de los bienes y los servicios, en los que pesa más las tarifas públicas y los salarios en general. Pero como la prioridad es la desinflación, surgieron techos a las paritarias o la demora en su convalidación. El caso de los empleados de Comercio (no se homologó el +5,4% del trimestre abril-junio) es sólo un caso relevante dentro de esta política.
El índice de salarios del INDEC arroja que los sueldos privados registrados, detuvieron su marcha ascendente abril 2024-abril 2025, mientras que el sector público todavía no recuperó lo perdido a fin de 2023 y acumuló una leve caída en el primer cuatrimestre, sino que acumuló retrocesos reales en tres de los últimos cuatro meses.
Dólar protagonista. Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra, señala que a un mes de la salida del cepo y unificación cambiaria se destaca que el tipo de cambio real (TCR) para el importador se depreció levemente (+4%); mínimamente para el exportador (-1%) por la liquidación del “blend” y significativamente para turismo o gastos del exterior (-17% si se compra con el dólar oficial). El saldo comercial de abril fue de US$204 millones, (US$1.600 millones menos que el mismo mes de 2024), fruto de exportaciones por US$ 6.664 millones (+ 2,3% interanual) impulsadas por mayores volúmenes (+3,2%) y de importaciones por US$ 6.460 millones, lo que implica +37,2% correspondiente al mismo mes del año anterior. Pero en este caso, el boom importador se debió principalmente al aumento de las cantidades importadas (+41,9% interanual). “Si sacamos la estacionalidad, el saldo comercial de abril fue prácticamente nulo (+US$ 18 millones)”, concluye.
Jorge Vasconcelos, economista jefe del IERAL, señala que el régimen de bandas cambiarias se va traduciendo en un esquema más “administrado” que de “flotación”. En todo caso, si durante el segundo semestre de este año se pueda alcanzar la alineación de la evolución del precio del dólar con los valores que marcan los contratos de futuro, el tipo de cambio real promedio se estará ubicando en los niveles de diciembre de 2024. En la era de la “flotación administrada” el precio del dólar (en términos reales) estará en los niveles propios de la época del “ancla cambiaria”.
Según estimaciones del IERAL, la cuenta corriente del balance de pagos arrojó un superávit de US$6,3 mil millones en 2024 y este año está proyectando un déficit de unos US$8.000 millones. Esto, significaría que para continuar con este ritmo de actividad y sin otro cambio, la economía necesitará crecientes flujos de capitales adicionales a lo que el Banco Central precisa para recomponer las reservas como se comprometió en el acuerdo con el FMI. “Volver a recurrir(temporalmente) a la pauta cambiaria es una forma de apuntalar los objetivos de desinflación, pagando menos costos en términos de nivel de actividad (versus la opción de endurecer la política monetaria y subir las tasas de interés)”, subraya.
En ese marco se pueden inscribir las iniciativas de facilitar el uso de los dólares del “colchón” para compra de bienes y el inicio de la remuneración de los depósitos en dólares, como algunas entidades ya lo iniciaron durante la semana con un módico 2% anual para fondos de libre disponibilidad. Al menos es un arranque.
El Gobierno mantiene el foco en reducir la inflación mensual por debajo del 2%, incluso si eso implica desviaciones respecto al acuerdo con el FMI. La estrategia está claramente subordinada al calendario electoral y busca consolidar condiciones para avanzar con la siguiente etapa del programa.
Producción. Si hay un sector relevante para la generación de divisas que no abundan y que afronta una caída en los márgenes de rentabilidad es el agropecuario. La situación de cesación de pagos de algunos actores dentro del sector (Red Surcos / Agrofina / Los Grobo, etc) es sólo la punta del iceberg. ¿Un modelo de gestión agotado o la suma de factores exógenos? La caída de precios internacionales, la apreciación del tipo de cambio, el aumento de los costos locales medidos en dólares, la sostenida presión fiscal y una situación climática adversa, también abonan esta teoría. El economista y productor Juan Soldano Deheza sostiene que este modelo de negocios no se encuentra en crisis, sino que algunos de los integrantes del ecosistema entrarán en dicha situación producto de malas decisiones empresariales. “Habrá daños colaterales de magnitud a determinar y una salida de algunos actores, pero que no invalidan el modelo como se desarrolló hasta hoy, aunque con ajustes de costos y en su estructura financiera para continuar siendo viable”, advierte.
En síntesis, como apunta Vasconcelos, "todo el esquema económico actual necesita combinar credibilidad, resultados electorales y acumulación de reservas para facilitar el levantamiento del cepo a empresas sin generar turbulencias”. Un verdadero mecanismo de precisión para no alterar los delicados equilibrios en medio de las expectativas generadas por el propio Gobierno.
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