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Monitoreo de la gobernabilidad democrática

29-10-2007

Elecciones en Argentina: Ganó Cristina, pero el gran desafío político es de la oposición

Tal como estaba previsto, la candidata oficialista Cristina Fernández de Kirchner triunfó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina, obteniendo casi el 45% de los votos. Por su parte, entre los varios candidatos de una oposición tan fragmentada, Elisa Carrió de la Coalición Cívica se ubicó en segundo lugar con el 23% de los votos y en tercer lugar el ex Ministro de Economía de Kirchner, Roberto Lavagna, con un 17%. De esta manera, se consolida el proyecto kirchnerista, pero para CADAL el gran desafío político lo tiene precisamente la oposición, pues la democracia argentina necesita dos partidos con posibilidades de ganar elecciones y gobernar.

Y no es fácil constituir un partido a nivel nacional, para lo cual se requiere incorporar dirigentes nuevos y rescatar a lo mejor de los existentes. Por eso, el primer paso para la oposición es el de saber gobernar el propio partido, para luego aspirar a gobernar municipios, provincias y el país.

Por eso mismo, vale la pena reiterar a continuación lo ya señalado desde hace poco tiempo en un artículo de CADAL, en cuanto a la necesidad de modernización política y fortalecimiento democrático:

-Lo más importante es la modernización de la política en la Argentina, donde lamentablemente, dejando de lado ideologías y cuestiones éticas, se repiten conductas personalistas y no se promueve la necesaria participación que requieren los partidos para fortalecerse ellos mismos y de esa manera a la democracia. 

-Como bien lo señalan los analistas chilenos Eduardo Engel y Patricio Navia, "mientras más competencia y transparencia exista dentro de los partidos, mayor será la calidad de los militantes que ocupen cargos dentro de los mismos. Y, si esto sucede, más eficientes y mejor preparados serán los aspirantes a puestos de elección popular, así como aquellos nombrados en puestos de confianza del Ejecutivo". Esto que los autores trasandinos proponen en el debate político chileno es un tema ausente en la agenda pública argentina, con lo cual no es de extrañar el nivel paupérrimo de su dirigencia y las consecuencias que ello tiene en la calidad democrática del país.

-Luego de la crisis del 2001 y el reclamo antisistema del "que se vayan todos", sumado a experiencias regionales donde las prácticas de corrupción llevaron a la impopularidad de los partidos tradicionales y así aparecieron líderes nacional-populistas, en la Argentina pareciera que no se aprendió ninguna lección.

-La oposición, entonces, tiene igual o mayor culpabilidad que el gobierno en el deterioro de la participación y fortalecimiento democrático…No está bien que el presidente Kirchner elija a dedo a su esposa como candidata del oficialismo. Pero tampoco es saludable para la democracia argentina el dedo que se utiliza en la oposición, donde los líderes se autoproclaman candidatos y el resto de las candidaturas las deciden unas elitistas y oligárquicas "mesas chicas".

-Contrariamente a esta forma de hacer política, en el marco de libertad de asociación que disponen, los partidos argentinos en sus cartas orgánicas podrían, por ejemplo: utilizar sistemas electorales innovadores en sus votaciones internas que alienten la participación, fomentando la competencia y garantizando una más genuina representatividad; estableciendo incompatibilidades entre el ejercicio de un cargo público electivo y la de autoridad partidaria, generando así una división del trabajo que, nuevamente, fomentaría la participación e impediría el uso de los recursos y empleos públicos destinado a la actividad partidaria que a su vez consolida la formación de nomenclaturas; impidiendo reelecciones consecutivas para cargos públicos y partidarios; y, finalmente, empezando con el ejemplo en materia de prácticas austeras y meritocráticas en la designación de colaboradores en la función pública.

-No hace falta mirar muy hacia atrás para ver cuántos partidos aparecieron ocupando un determinado espacio político para el cual siempre hay demanda electoral. Pero  luego sucumbieron, entre otras cosas, por ser más de lo mismo y volverá a suceder si no se modernizan. Por eso, más allá de las ideas y estilos políticos, los partidos y sus líderes deberían empezar por diferenciarse en la forma en que gobiernan en casa.

 
 
 

 
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