Esta semana se firma el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Ecuador y China. El Gobierno, como promotor del acuerdo, y los sectores más beneficiados por la reducción de aranceles y barreras comerciales con el gigante asiático, se felicitan por ello. Al igual que gran parte de las élites políticas y económicas latinoamericanas, conciben mayormente la relación con China por las oportunidades que ofrece. No puede haber reproche en eso. El mercado chino es ya el primer destino de las exportaciones no petroleras de Ecuador, cuyo valor fue 5.706 millones de dólares en 2022. Y la previsión es que se incremente al menos un 20 %.