Entre todos los errores no forzados que cometen los presidentes, aquellos que se explican por una falta de criterio son los más preocupantes. Si bien errar es humano, cuando los errores se deben a decisiones descriteriadas es mejor estar preparado porque lo más probable es que esa persona vuelva a tropezar con la misma piedra.

La decisión del Presidente Gabriel Boric de revocar la invitación a Israel a participar de la Fidae (Feria Internacional del Aire y del Espacio) que se realizará en Santiago en abril de 2024 deja en claro que Boric se deja llevar por irreflexivas y dogmáticas intuiciones y no por las razones de Estado que debieran explicar sus decisiones. Después de dos años en el poder, parece evidente que Boric ya no aprendió a habitar el cargo. Lo único que nos queda es hacernos de paciencia y prepararnos para nuevas situaciones en las que el Presidente tome decisiones que dejan en claro que él carece del sentido común y del buen criterio que tienen los presidentes que saben ejercer su cargo.

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En los dos años que lleva en el poder, Gabriel Boric ha cometido muchos errores. Es cierto que todos los presidentes anteriores también cometieron errores. Pero Boric se diferencia de sus predecesores en que sus errores son casi siempre del mismo tipo y en que parece evidente que nunca aprende de sus errores. Desde sus primeros días en la presidencia, Boric dejó en claro que no tenía interés en aprender cómo sus antecesores ocuparon el cargo. Con esos aires refundacionales que entonces soplaban en el país, Boric llegó con esa insana e inmadura actitud de que todo lo que se había hecho antes era malo y que ahora llegaba al poder una generación que hacía política de forma diferente. No pasó una semana antes de que los vergonzantes errores de la ministra del Interior Izkia Siches dejaran en claro que muchos en este gobierno no tenían dedos para el piano. Siches realizó un frustrado y amateur viaje a La Araucanía creyendo que en unos días ella iba a solucionar un problema que ha existido por más de dos siglos. Aunque fue evidente para todo el país que Siches no daba el ancho, Boric tardó seis meses en remplazarla. Privilegiando la relación de amistad por sobre las necesidades de su gobierno, insistió en nombrar y mantener en sus cargos a muchas personas que nunca debieron haber tenido posiciones de tanta responsabilidad.

Para coronar un muy mal primer año, Boric cerró 2022 con un decreto de indulto a delincuentes con extenso prontuario con la mala excusa de que eran combatientes por la causa de justicia social. Esa decisión carente de criterio no fue la única que marcó 2022. Las declaraciones de Boric acusando a Carabineros de haber cometido violaciones a los derechos humanos -incluido abuso sexual- durante el estallido social también dieron muestra que el Mandatario habla mucho más rápido de lo que piensa y dice cosas que son impropias para alguien que ocupa el cargo de Presidente de la República.

Es larga la lista de errores que muestran la falta de criterio de Boric. El caso más reciente es la decisión de rescindir la invitación a Israel para participar de la Fidae. Más allá de las legítimas discrepancias que pueda tener Boric -o cualquier otro líder nacional- con la forma en que Israel ha respondido al ataque de Hamas contra sus ciudadanos en octubre de 2023, los intereses del país deben primar por sobre las preferencias y prioridades de política internacional del gobierno de turno. Para bien o para mal, Israel es un socio estratégico importante para las Fuerzas Armadas de Chile. No podemos dañar esa relación. Futuros gobiernos pudieran discrepar de lo que hacen las autoridades de China, Estados Unidos, Venezuela o Cuba. Pero el país tiene relaciones comerciales, culturales, históricas y sociales importantes con esos países, independientemente del tipo de régimen que tengan. La defensa de los derechos humanos en el mundo no puede ser promovida a costa de poner en riesgo los intereses y la seguridad de nuestro propio país.

El Presidente Boric ha demostrado, repetidas veces, que toma decisiones carentes de sentido común. Lo que es peor, Boric ignora sistemáticamente los consejos de expertos y funcionarios de carrera cuya misión es ayudar a que las instituciones funcionen bien. La mala noticia es que lo más probable es que en los dos años que le restan, Boric seguirá dejando en claro que carece del sentido común y del sentido de responsabilidad que debe tener un Presidente de la República. La buena noticia es que no hay mal que dure cien años y que ya estamos a punto de llegar a la mitad de su periodo como Presidente. Habrá que hacerse de paciencia y esperar que el daño a las instituciones y reputación del país que pueda hacer el Presidente en el tiempo que le resta en el poder no sea demasiado grande.

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

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