Concluye la quinta visita oficial de Nicolás Maduro a China. Un viaje de casi una semana que ha llevado al mandatario bolivariano por varias ciudades del país asiático y cuyo broche de oro fue la cita con su homólogo Xi Jinping, quien le dio audiencia en el Gran Salón del Pueblo de Pekín. Un recinto solemne y simbólico, en tanto que muestra paradigmática de arquitectura totalitaria, elegido para que ambos líderes anunciaran el nuevo estatus de su relación bilateral: una “asociación estratégica a toda prueba y todo tiempo”.