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      Cardenal: “A China le gustan las relaciones bilaterales: juegan a dividir y reinar”

      Ricardo Braginski

      Cardenal: "A China le gustan las relaciones bilaterales: juegan a dividir y reinar"CLAIMA20151213_0014 Juan Pablo Cardenal, por Gustavo Ortíz

      El periodista español Juan Pablo Cardenal es una de las personas que más sabe sobre China. No solo por haberlo leído, sino por haber vivido allí durante 11 años. Cardenal llegó en 2003 al gigante asiático como corresponsal de los diarios El Mundo y El Economista y se fue especializando en la expansión internacional de China. Para entender la lógica de las inversiones y los préstamos chinos viajó por 40 países en 4 continentes, donde hizo más de mil entrevistas. De allí surgieron tres libros, como “La imparable conquista china”(2015). Estuvo en Buenos Aires para dar conferencias e investigar sobre la situación de China en la Argentina.
      ¿Cómo es vivir y trabajar en China? China es un país agotador y cometí todos los errores, empezando por ir sin tener una base de mandarín. El gran problema son las microfrustraciones cotidianas. Por ejemplo, vas a un buen restaurante, te traen una botella de agua Evian y cuando te la sirven te das cuenta de que es de la canilla. Estás en una cola para embarcar en un avión, viene uno y se te cuela, y luego otro y otro. Y nadie les dice nada. En mi edificio, todo el mundo tenía bici. De golpe me entero de que era el único al que le cobraban 10 yuanes por guardarla en el garaje. Así, todo. 

      ¿Qué saben de la Argentina?
      Muy poco. De España, por ejemplo, van por los tópicos: toros, Barcelona, Real Madrid y ya está. Saben mucho de Japón, a quienes ven como un referente. También de Singapur y parte del sudeste asiático. Y a medida que te alejas, menos. No nos olvidemos de que China, antiguamente Zhongguó, significa país del centro. Se sienten una civilización, como los griegos, y no un país. Psicológicamente es distinto e influye en la forma en que se relacionan con el tiempo. Han estado más de 200 años en decadencia, desde 1840, y esos años son vistos apenas como un paréntesis en su historia.
      ¿Qué les interesa de la Argentina?
      Los recursos naturales. En todo lo que tiene que ver con el sector agrícola hay complementariedad y China tiene preocupación estratégica de cómo darle de comer a su gente. Cuando China invierte en otros países, la construcción de infraestructura y el interés por recursos naturales van de la mano.
      ¿Por qué siempre imponen a sus propios trabajadores?
      No siempre. Ellos lo pretenden, pero depende de cada país, de la fuerza negociadora que tengan para conseguir que no sea así. Dicen: si yo voy a financiar y llevo mis empresas, quiero tener mi contingente de obreros porque cobran menos y no hay choque cultural.
      Es decir, para bajar costos laborales. ¿No hay contradicción con los postulados del partido comunista?
      Hay un tema clave para entenderlo. Si miras la curva del PBI, China ha crecido a 9% anual promedio en los últimos 30 años. Pero la curva de salarios va muy por debajo. A esa diferencia los economistas la llaman explotación laboral. En un país más justo, la curva de salarios hubiera ido por debajo de la del PBI. No hay derrame de riqueza.
      ¿Qué investigó sobre la estación espacial de Neuquén?
      Hay dudas razonables de que el uso que se le dé no sea exclusivamente científico. Las sospechas se sustentan en que la va a gestionar una empresa del ejército chino o directamente el ejército. A 500 kilómetros de ahí, en Mendoza, hay una estación similar de la Unión Europea dirigida por una agencia estrictamente civil, con personal civil argentino. Podés creerle a China que dice que va a usar la estación con fines científicos, pero el hecho que sea gestionada por militares permite añadir un interrogante.
      ¿Existen experiencias similares?
      Es la primera estación para explorar el espacio profundo que China tiene en el extranjero. Hay dos en China y Argentina le dará la visibilidad del espacio que les falta. En ese sentido es lógico que la construyan. La NASA tiene en Chile y Australia. Ahora, ¿por qué nadie pone en duda las estaciones de EE.UU. y Europa? China paga el precio de ser una dictadura: si fuera transparente nadie levantaría la voz.
      Muchos se preguntan qué pasaría si China se convierte en la primera potencia del mundo.
      Ojalá me equivoque, pero creo que va a ser un lugar peor para vivir. China está yendo por el mundo con sus reglas, valores y estándares. ¿Y quién lo paga? Las poblaciones locales, no las elites que están encantadas con recibir las inversiones. China está teniendo éxito en la exportación de su modelo. En los países donde las instituciones son débiles, los países claudican fácilmente. No estoy hablando de África, sino del corazón de Europa. La idea de que China se va a ir democratizando a medida que se desarrolle es una gran mentira.
      ¿Cómo ve la relación de China y el mundo a futuro?
      Ahora mismo es asimétrica. China juega a dividir y reinar. Le gustan las relaciones bilaterales. Lo relevante es que si nada cambia y en 10 o 20 años China se convierte en una potencia vamos a lidiar con un poderoso país de 1.400 millones de personas, globalizadas, que no piensan como nosotros y con todos los tics de un país autoritario. w

      Señas particulares

      Juan Pablo Cardenal

      Periodista y escritor español
      Vivió 11 años en China, donde se desempeñó como corresponsal de los diarios El Mundo y El Economista de España. Se especializó en la expansión internacional china. Sobre el tema, escribió tres libros en coautoría con el también periodista Heriberto Araújo. Brindó conferencias en Buenos Aires, invitado por CADAL.

      Copyright Clarín, 2015.


      Sobre la firma

      Ricardo Braginski

      rbraginsk@clarin.com