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Promoción de la Apertura Política en Cuba

17-10-2022

La seguridad social y las realidades de hoy

Mala organización, pésima administración, corrupción, ilegalidad… todo conspira contra una calidad aceptable de los servicios básicos en Cuba, donde los hospitales dan miedo, las escuelas no están en condiciones mínimas y los alimentos son escasos; normas burocráticas dificultan la elección de la carrera universitaria y ponen en riego el título, que se puede perder después de graduado
Por Juan Miguel Fernández Capote

Durante muchos años o décadas, el régimen cubano vendió al mundo la seguridad social de los ciudadanos como uno de los logros más significativos a resaltar para América Latina e incluso compararse con países más desarrollados en los sectores de la salud y la educación.

La actual situación económica del país deja otra mirada a las realidades de estos sectores, que no dejan de contar con excelentes profesionales pero que no disponen, por ejemplo, de un servicio de salud con los recursos mínimos e indispensables.

Yanelis Balmaceda, una ciudadana holguinera de 40 años, expone su situación personal: “Esto es terrible. Hay que llevar la aguja, la jeringuilla si quieres hacerte algún complementario. Ahora casi nunca hay corriente y vienes por gusto. Por otro lado, no hay materiales para hacerte un empaste, o una extracción”

Niuka Pérez Guerrero, otra ciudadana de la ciudad de Holguín, también relata su experiencia: “No hay materiales para hacer placas, estoy con dolores de tórax, con mucha tos y es un peloteo total por donde quiera que vas, no hay recursos, no hay corriente, no hay quien dé la cara ante tantas carencias”.

La realidad del sistema de salud es de un deterioro cotidiano. Ambulancias sin llegar a la hora necesitada; turnos para especialistas perdidos o pospuestos porque nunca llegó el médico, quizás por la crisis del trasporte; servicios elementales como un arreglo dental, un ultrasonido, una placa o una extracción de sangre, afectados por la carencia de recursos, muchas veces por mala organización o pésima dirección administrativa.

Los hospitales siguen siendo el terror de la ciudanía, por la falta de condiciones higiénico-sanitarias, alimenticias, la carencia de medicamentos y hasta el maltrato del propio personal médico.

La educación, otra deuda

Un tema tan sensible y necesario como la educación sigue el deterioro del resto del sistema cubano. Próximos a comenzar el periodo lectivo 2022-2023, son miles las preocupaciones que vuelven a la mente de la población cuando apenas han terminado el anterior.

Perderíamos la cuenta sumando los centros educativos en deterioro, sin condiciones higiénico-sanitarias, con falta de ventilación y de ambientación. A estas cuestiones se añade la idea de sumar grupos con hasta 40 estudiantes, los profesionales perdidos, y los aprendices asumiendo roles pedagógicos que ni ellos mismos saben.

Otro tema muy común es la deserción escolar sin controles por parte de los órganos establecidos, incluso en la educación obligatoria, que es hasta el noveno grado.

A nivel universitario, incluso cuando los jóvenes cubanos tenemos derecho a la educación superior, el proceso se ve limitado por varias barreras.

Un ejemplo son las carreras específicas por provincias, que hacen a los jóvenes aplicar por carreras que no son de su interés, por tal de mantenerse en su propio territorio, ya que el nivel económico no les permite a muchos tener gastos de transporte y otros viáticos.

También existen reglamentos, resoluciones, que por cualquier detalle te impiden continuar con tu carrera, sin dejar de mencionar que luego de concluido el periodo de estudios, es obligatorio cumplir con un servicio social a fin de la especialidad, para pagarle al Estado la oportunidad de estudio que ofreció.

De negarse, el Órgano de Trabajo y Seguridad Social, en conjunto con la Dirección de Educación invalidan el título.

El servicio social tiene una duración de tres años y se combina con el servicio militar activo, de modo que la suma de ambos complete los tres años y se cumple en el lugar y labor en la entidad a que se destine el graduado. En caso de incumplimiento injustificado, se solicita la inhabilitación del ejercicio profesional.

Varios jóvenes de la sociedad civil independiente también han perdido el derecho a la universidad por no estar a favor del proceso político o del régimen castrista. Nadie se salva, la Constitución, el Código de trabajo, el reglamento de la universidad, las leyes, todos están en tu contra y te atacan sin límites.

Canastas vacías

La consagrada e histórica canasta básica, cada vez más carente de alimentos y otras necesidades para la familia y la población, continúa a la vez siendo la única alternativa para muchas personas en Cuba que solo viven de la asistencia social y de esta asignación.

Los ciudadanos deben resignarse a solo disponer durante todo un mes de cuatro libras de azúcar por persona, siete de arroz, diez onzas de frijol y diez onzas de chícharo; también de un paquete de sal de un kilo cada tres meses, siete onzas de aceite, un tubo de pasta dental cada dos meses y una pasta de jabón de baño mensual, si no existen irregularidades en la producción o distribución.

Salud, educación, alimentos, sectores claves para una sociedad que se ven cada día más afectados y limitados, por la falta de gestión del gobierno, la corrupción, las ilegalidades y el aumento del mercado negro para la subsistencia en medio de una inflación cada vez mayor.

Las personas con mayor nivel económico, sin embargo, siempre podrán beneficiarse porque tendrán a su alcance los servicios de salud privado, los acostumbrados regalos o sobornos para tener prioridades tanto en atenciones como en servicios y con facilidad de adquirir a altos precios los recursos alimenticios o de primera necesidad.

Juan Miguel Fernández Capote
Juan Miguel Fernández Capote
Director de la revista Palabras Abiertas.
 
 
 

 
 
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