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27-06-2019

Sin consumo, no hay reelección

(TN) Con el dólar y la inflación a la baja, la imagen del presidente se recuperó. Por primera vez desde principio de año, sube el optimismo sobre la economía. Pero nada de eso alcanza. ¿Repuntará el consumo? ¿El de quiénes y cuándo?
Por Marcos Novaro

(TN) Las encuestas de junio trajeron alivio al Gobierno. Y no solo ni principalmente por el efecto Pichetto: una parte importante de la mejora en el clima de opinión tiene que ver con la gestión de Guido Sandleris en el Central, el dólar planchado desde hace ya dos meses y la tendencia declinante de la inflación.

Algunos datos son sorprendentes. La mejora en el índice de confianza del consumidor que mide la Universidad Di Tella superó las expectativas hasta de los más optimistas. La evaluación general del gobierno trepó nada menos que 34% en un mes, la percepción de eficiencia en la administración del gasto público, 26% y la de la capacidad de resolver los problemas del país, 17%. Es cierto que lo hicieron desde niveles muy bajos, pero no deja de sorprender la sensibilidad de la opinión a unas pocas y tibias buenas noticias.

Algo similar muestran los datos del tracking mensual de expectativas de la consultora Opinaia, que confirman además que el piso se tocó en abril, y desde entonces la recuperación del apoyo al gobierno tiende a consolidarse: dos meses atrás los pesimistas sobre las perspectivas económicas llegaron a un máximo de 74%, contra 26% de optimistas, en mayo los números fueron 70-30, y en junio llegaron a los mismos niveles que tenían en abril del año pasado, cuando apenas despuntaba la crisis financiera, 65% de pesimistas contra 35 de optimistas. Están no tan lejos de la paridad que permitió el triunfo del oficialismo en las legislativas de 2017.

En cuanto a la imagen de Macri, también la mejora fue bastante notable: llegó a 35% de respuestas positivas, desde un piso de 26 también en abril, volviendo aproximadamente a los niveles que ostentaba a mediados del año pasado.

Sin embargo, lo que cambió mucho menos es la intención de voto. La fórmula oficial sigue entre 4 y 5 puntos debajo de los Fernández para las PASO y la primera vuelta, 2 o 3 puntos en el balotaje. ¿Por qué? En parte porque CFK, aunque perdió un par de puntos de imagen, sigue por delante del actual presidente, y Alberto Fernández está bastante más adelante que Miguel Ángel Pichetto. También, porque la intensidad del rechazo que generan las dos figuras principales, Macri y CFK, se ha tendido a emparejar: es todavía más fuerte el temor a que vuelva Cristina a que siga Macri, pero la diferencia se acortó. Eso explica que la ventaja que le saca el kirchnerismo al oficialismo en primera vuelta apenas se reduzca un poco en la segunda.

Pero también parece estar pesanda una suerte de espera, un delay. Que suele producirse entre el cambio de expectativas y los cambios electorales: así como el año pasado empeoraron mucho más rápido las primeras que los índices de apoyo al gobierno, ahora sucede lo contrario, parte de la opinión reconoce el esfuerzo que está haciendo Macri para que la situación económica no siga deteriorándose, pero está a la espera de que esas señales se consoliden para modificar su impresión sobre sus capacidades y méritos, y sobre la conveniencia o inconveniencia de que siga en funciones cuatro años más; solo cuando reciba señales más firmes podría cambiar de opinión, por ahora lo mantiene en capilla.

¿Cuáles podrían ser esas señales más firmes? Que a la calma financiera y la baja de la inflación se sume una aunque más no sea tibia recuperación del consumo. Créditos blandos, Ahora 12, aguinaldo, paritarias todavía demoradas, aumento de las jubilaciones: son varias las ventanillas por las que el gobierno está intentándolo, si no hay un impacto negativo sobre los precios, ni un mayor estímulo para comprar dólares, puede que lo logre.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
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