Derechos Humanos y
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Reseñas

Análisis Latino

22-08-2006

Directorio Legislativo (2006-2007), de María Baron

Por Gabriel C. Salvia

Esta nueva edición del "Directorio Legislativo", como las anteriores, resulta una herramienta importante al brindar mayor información sobre los legisladores nacionales, siendo una buena fuente de consulta para periodistas, analistas, funcionarios, diplomáticos, estudiantes y para quienes desde las ONG realizan tareas de incidencia legislativa. Así, el lector podrá conocer más acerca de los Diputados y Senadores Nacionales: sus antecedentes laborales, área de especialización, comisiones a las que pertenecen, cantidad de empleados, declaración patrimonial, nombres de la secretaria y asesores. Y si bien muchos de los datos se encuentran disponibles en internet en www.diputados.gov.ar y www.senado.gov.ar es un buen servicio ofrecerlos en una publicación impresa y especialmente los datos más específicos sobre cada legislador.

Esta publicación, co-editada por Avina, Friedrich Ebert Stiftung, Embajada Británica, CIPPEC, Fundación Cambio Democrático y la Universidad de Bologna, muestra lo que muchos se imaginan: políticos con trayectorias dudosas que no brindan la información solicitada; pero también permite conocer mejor a los más ignotos o menos cuestionados, donde pueden encontrarse datos muy interesantes, especialmente patrimoniales. También están los que decepcionan, es decir, aquellos que ingresan a la política con aires renovadores y sin embargo no brindan una información para este Directorio Legislativo que no debería ser necesario pedirles, pues deberían ofrecerla públicamente y por iniciativa propia en internet.

Lo más preocupante, como lo señala la autora en una breve introducción, respecto a las ediciones anteriores es la percepción de "un retroceso importante en la posibilidad de acceder a toda información referida a los legisladores". Efectivamente, muchos legisladores no brindan su Declaración Jurada, o no informan sobre la cantidad de empleados y formas directas para comunicarse con ellos. Algunos, inclusive, directamente no responden nada.

Por otra parte, el "Directorio Legislativo" comienza a tener un ambicioso componente federal, con la intención de agregar los respectivos datos de las legislaturas provinciales. Para esta edición, trabajaron en la búsqueda de información en las legislaturas de la Provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Provincia de Mendoza, aunque finalmente los resultados no aparecen publicados en esta edición. Al respecto, merecen reproducirse los dos párrafos de la autora dedicados a las tres legislaturas que se mencionan: "La calidad institucional en la legislatura de la Capital es por lejos superior a la que puede observarse en el poder legislativo de la Provincia de Buenos Aires, donde la opacidad, la ausencia de debate y la escasa preparación de muchos de los integrantes de los legisladores provinciales redunda en un muy pobre desempeño institucional. Es desproporcionada según todos los parámetros que puedan tomarse la distancia entre los derechos de los representados según los estipulan las constituciones Nacional y Provincial y las prácticas cotidianas de un legislativo que actúa de espaldas a la Ciudadanía a la que debe representar. Durante la confección del Directorio Legislativo, algunos integrantes de las Cámaras de la Provincia de Buenos Aires demostraron una absoluta reticencia a brindar la información más elemental. La grosería y la advertencia acaso demasiado cercana a la amenaza no estuvieron ausentes, una actitud reprobable desde todo punto de vista y que habla de una enorme deuda republicana. Otro, muy distinto, fue el panorama en el legislativo de la Provincia de Mendoza. Hay allí una madurez institucional que cabe destacar…casi no hubo reticencias de parte de los legisladores provinciales a la hora de proveer la información". 

Finalmente, una serie de sugerencias a este esfuerzo en brindar transparencia sobre los representantes electos de los poderes legislativos. La primera sería agregarle datos estadísticos, tanto los relevantes (cantidad de empleados y si brindan o no los detalles de su Declaración Jurada), hasta otros secundarios (si posee títulos académicos, estado civil, edad, por ejemplo). Es una pena que semejante trabajo en reunir información de cada legislador no se sintetice en un cuadro, resumen ejecutivo o al menos en la introducción a cargo de la autora: cantidad promedio de empleados de todos lo legisladores, cantidad promedio de empleados por bloques, cuántos legisladores brindaron su Declaración Jurada; cuántos son abogados, docentes, médicos, arquitectos, etc.; cuántos son solteros, casados o divorciados; cuántos tienen antecedentes en la función pública o si fueron reelectos en el cargo legislativo; etc.

La segunda sugerencia sería precisar la información sobre la designación de personal. ¿Por qué motivos un legislador tiene cuatro empleados y otro doce? Es cierto que no hay un criterio objetivo para la designación de empleados a cargo de los legisladores, pero este u otros detalles deberían estar aclarados.

La tercera sugerencia puede ser un detalle menor y está referida a la segunda parte del subtítulo del Directorio Legislativo: "Quiénes son nuestros legisladores y cómo nos representan". El Directorio intentan responder lo primero: "Quiénes son nuestros legisladores" y debería limitarse a ello, brindando la información objetiva, que es precisamente lo que intentan hacer. En cambio, "cómo nos representan" tiene un componente más subjetivo y no podría deducirse de los escasos datos que brindan acerca de la Actividad Legislativa: Las áreas de especialización, comisiones que integran y proyectos presentados no dicen mucho acerca de cómo cada legislador representa a sus electores. En todo caso, cada legislador o su propio partido deberían informar con detalle acerca de su desempeño parlamentario, principalmente cómo votó cada proyecto en el recinto y la labor realizada en las comisiones.

El "Directorio Legislativo" es un muy buen producto, que contribuye al fortalecimiento de la democracia y las instituciones republicanas en la Argentina, pero al que todavía se le puede "sacar mucho más jugo" con los propios datos que reúne.

Gabriel C. Salvia es Director General del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista internacional de derechos humanos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista trabajó en gráfica, radio y TV. Compiló varios libros, entre ellos "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021) y "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), y es autor de "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). También es autor de varios informes, entre los que se destacan "Las sillas del Consejo: autoritarismos y democracias en la evolución de la integración del órgano de DDHH de la ONU" y "Memoria cerrada: La complicidad de la revolución cubana con la dictadura militar argentina".
 
 
 

 
 
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