Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Artículos

11-04-2016

Los Kirchner ya no serán lo que fueron: su codicia quedó al desnudo

(TN) Imposible si no entender cómo el matrimonio más poderoso de la política argentina desde Perón y Evita, y quienes más cerca estuvieron de conquistar una hegemonía perdurable en más de un siglo de historia nacional, terminan sepultados en la vergüenza no por una coalición de enemigos superpoderosos ni por ningún plan judicial sofisticado, sino por las acciones chapuceras de unos personajes de reparto.
Por Marcos Novaro

(TN) La corrupción está revelándose como un factor mucho más corrosivo para el kirchnerismo de lo que fue para el menemismo. ¿Por qué?

Sus críticos señalan que se debe a que durante doce años de dominio los K robaron y dejaron que se robara como nunca antes, incluso más que en los inescrupulosos años noventa, y porque fueron mucho más desfachatados y desprolijos que los menemistas.

Sin embargo esto último no es estrictamente cierto: si hubiera sido así los escándalos que estallan hoy hubieran perseguido al kirchnerismo también durante sus tres mandatos, y aunque existían ya denuncias no fueron tantas como en la década de Menem. Es revelador de esta diferencia que incluso quienes promovieron denuncias en contra de los Kirchner estén ahora sorprendidos de lo rápido que empezó a avanzar el encadenamiento de investigaciones, delaciones, filtraciones y más investigaciones.

Los kirchneristas responden que esto se debe a que el “poder real” no les perdona haberlo desafiado, haber combatido la desigualdad, en suma, denuncian ser “perseguidos” por sus buenas obras, no por sus vicios. Más o menos lo mismo que dicen Dilma y Lula en Brasil.

Pero lo cierto es que es difícil encontrar un solo indicio de que los empresarios, el nuevo gobierno nacional, los gobiernos de países centrales o cualquier otra manifestación de lo que ellos llaman “poder real” esté empujando activamente las investigaciones contra la corrupción K. Al contrario, algunos funcionarios actuales y empresarios están también preocupados: ¿no se les estará yendo la mano a los jueces?, ¿no terminarán amenazando con sus investigaciones la buena disposición al acuerdo que muestran muchos peronistas, como han ya advertido con poco sutiles amenazas Pichetto, Gioja y Abal Medina?, ¿el celo judicial no estará repitiendo la experiencia de  Brasil, y no terminará limitando la ya desde el vamos recelosa disposición inversora de los empresarios?

Es cierto que el sistema internacional, y en particular las investigaciones de la judicatura brasileña, crean un clima regional más proclive a combatir el flagelo de la corrupción que años atrás. Pero a nivel local no parece haber demasiadas presiones en esta dirección: la corrupción está bien abajo en la tabla de prioridades de todas las encuestas de opinión pública; y las máximas referentes de la lucha en su contra, Carrió y Stolbizer, no resultaron particularmente favorecidas por las urnas: recordemos que a la primera le fue bastante mal en las PASO y a la segunda allí y en las generales.

Tal vez la explicación más ajustada de lo que sucede esté en el modo en que funcionó la corrupción bajo el kirchnerismo: no sólo ni principalmente por lo extendido del fenómeno, sino por el dique de contención que él creó contra cualquier filtración, evitando que cayeran sus funcionarios y que los jueces, políticos opositores y medios de comunicación pudieran acceder a información comprometedora. Así fue que los Kirchner en doce años tuvieron que sacrificar a muy pocos colaboradores: se cuentan con los dedos de la mano los que renunciaron acosados por investigaciones en su contra, mientras que en menos tiempo Menem había debido sacrificar a más de 70 de los suyos.

Dicho de otro modo, el demoledor fracaso actual del kirchnerismo en contener el avance de la Justicia sería reflejo de un anterior éxito que no podía perdurar. Y también de que equivocadamente creyeran que, como habían llegado a controlar tan firmemente la situación, la seguirían controlando en el futuro.

Pero eso no es todo. También hay en la corrupción K un dato peculiar que está complicándoles ahora la vida a sus beneficiarios y herederos. Cristina fue a contramano de la tecnología y adoptó las costumbres que la mafia siciliana había abandonado ya en los años ochenta: andar moviendo bolsos con guita de un lado para el otro.

El gusto por tener los billetes en la mano les simplificó las cosas por un tiempo, por cierto. Y se acomodó bien a sus pulsiones paranoides. Pero ahora se les está volviendo en contra. Al no confiar en el dinero virtual, y desesperar por tenerlo a la vista y lo más cerca posible, “bajo el colchón” (la referencia es figurada, el botín no entraba bajo ningún colchón imaginable, por eso usaron sótanos y depósitos de cada vez más impresionantes), recurrieron a una caterva de portabagagliy testaferros tan chapucera y numerosa que difícilmente podrían evitar que se volviera tarde o temprano el eslabón más frágil de la cadena.

Imposible si no entender cómo el matrimonio más poderoso de la política argentina desde Perón y Evita, y quienes más cerca estuvieron de conquistar una hegemonía perdurable en más de un siglo de historia nacional, terminan sepultados en la vergüenza no por una coalición de enemigos superpoderosos ni por ningún plan judicial sofisticado, sino por las acciones chapuceras de unos personajes de reparto.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
Ultimos videos