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Prensa

27-04-2011

Para exorcizar demonios: inflación, solo una vez

Fuente: Diario La Verdad (Junín, Pcia. de Buenos Aires, Argentina)

Columnas |  Tristán Rodríguez Loredo

En el capítulo económico de la “Memoria Detallada del estado de Nación” correspondiente al año 2010 la palabra “inflación” casi no existe, mientras que la acción de Guillermo Moreno se llevó varias páginas con la excusa que fueron “logros” de su gestión, cuando en realidad resultaron ser medidas de dudosa efectividad que sirvieron para desequilibrar mercados.

El pasado 1º de marzo, como ocurre desde la última reforma constitucional de 1994 en la Argentina, junto al discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias del 2011 del Congreso Nacional, se presentó dicha “Memoria”.

Para cubrir el tramo de su competencia, el ministerio de Economía ocupó 36 páginas, destinándole al seguimiento de la economía nacional un capítulo entero que representó 3,6% del contenido total, aunque otros aspectos también fueron tocados por el capítulo de Industria (19 páginas), Agricultura, Ganadería y Pesca (58) y Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios (71), lo que representó un 14,9% adicional.

También se tocaron aspectos colaterales en los de Turismo, Trabajo y Cultura, sin lugar a dudas la “estrella” de la Memoria (se lleva 77 páginas, 7,8%).

En su resumen general, Economía no pudo ser más optimista. Su visión radicó en los siguientes puntos: crecimiento, desempleo, pobreza, superávit fiscal, deuda pública, integración regional y aspectos de comercio exterior.

Estas enunciaciones son muy generales, no tienen datos ni forma de medirlo cuantitativamente. Dicha universalidad en los enunciados y a veces hasta la ambigüedad en el tratamiento, conspira contra la precisión y el rigor que debería presentar una Memoria detallada.

El método, si fuera ése el interés, llevó a presentar objetivos universales y a mostrar logros también genéricos. Pero como elemento de registro, como control de eficiencia de las políticas adoptadas, resultó ser un fiasco.

En la Memoria, la mano visible está más visible que nunca, en esa persistente obsesión de que sin la febril actividad de funcionarios, burócratas y analistas oficiales, los particulares involucrados (que normalmente están en la trinchera y conocen el terreno palmo a palmo) no podrían dar un paso en su propio beneficio.

Es la visión teñida de burocracia que precisaría de un esfuerzo mayúsculo para entender el paradigma económico detrás del empresario y muy especialmente el emprendedor ya maduro.

El lote de “logros” económicos, por caso, es en realidad la enumeración de acciones desarrolladas en el marco de una política de dudosa efectividad.

Donde más se aprecia es en la Secretaría de Comercio Interior, que influida por el espíritu de su numen Guillermo Moreno, utiliza casi la mitad del contenido en listar los acuerdos marco suscriptos con cámaras empresariales y que estarían orientadas a fines tan ambiciosos como incentivar exportaciones y estabilizar precios, pero que en realidad han servido para desequilibrar dichos mercados, vaciándolos de precios de referencia que ofician de señales a los mismos productores.

Por otra parte, además de haber sufrido un incremento de casi el doble en el espacio utilizado para describir la situación que la realizada el año anterior, resulta llamativo que algunas palabras han incrementado o disminuido notablemente su presencia en la Memoria.

Por ejemplo, “Néstor Kirchner”, ausente con aviso en la edición del 2009, fue mencionado ocho veces en la del año de su fallecimiento. Entendible, pero curioso. La mención “Estados Unidos”, nombrados en 27 oportunidades en 2009, trepó a 57 en el 2010.

Tampoco asusta el registro de los tradicionales cucos de la economía argentina: el “FMI” aparece tres veces como “neoliberal”, otro insulto político contemporáneo.

Sin embargo parece haberse alimentado la curiosidad por los “medios de comunicación” (17 veces contra 11) y la “dictadura” (12 contra 1). Alivia la reaparición de términos como “productividad” (6 contra 3) y “rentabilidad” (11 contra 9).

Pero la ilusión dura poco: “inflación” casi no existe. Es nombrada una sola vez contra dos del año 2009. O el sesentismo también alcanzó a la política económica y José B. Gelbard y su “inflación cero” se reencarnó, o las preocupaciones por el alza constante de precios no tienen sentido frente a los “dispersión” de precios, como insiste el Gobierno. O quizás es la palabra tabú para que produzca la magia de la estabilidad.

La elaboración anual de esta Memoria, en cumplimiento del artículo 104 de la Constitución de la Nación Argentina, es un sano ejercicio democrático. Su posterior difusión está alineada con la política de transparencia que la Jefatura de Gabinete de Ministros recuerda permanentemente en su sitio web, en consonancia con el principio republicano de la publicidad de los actos de gobierno.

Sin embargo, para que sus fines pudiesen ser alcanzados con mayor eficacia, sería deseable que las ediciones subsiguientes pudiesen incorporar metas cuantificables para poder evaluar luego el éxito de sus logros.

(*) TRISTAN RODRIGUEZ LOREDO es analista y director del Consejo Consultivo de CADAL.

Diario La Verdad (Junín, Pcia. de Buenos Aires, Argentina), 27 de abril de 2011

 

Diario La Verdad (Junín, Pcia. de Buenos Aires, Argentina)
 
 
 

 
 
 
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