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10-08-2018

Patricio Navia: Bachelet y la economía debilucha

(El Líbero) Las contradicciones e inconsecuencias de Bachelet resultan demasiado tentadoras como para que los líderes de Chile Vamos no salgan en masa a responder los dichos de la ex-presidenta y a comentar su nombramiento en la ONU. Pero eso sería un error.
Por Patricio Navia

(El Líbero) Aunque para muchos la gran noticia del jueves fue el cambio de gabinete, la decisión de la ex Presidenta Michelle Bachelet de criticar al gobierno de Sebastián Piñera en dos frentes -“no creemos en bingos” y “he visto una economía debilucha”- probablemente vaya a tener más repercusiones de largo plazo que el primero de varios cambios de gabinete que inevitablemente tendrá este gobierno. La crítica de Bachelet representa un desafortunado -y por cierto inconsecuente- gesto de despedida antes de asumir un nuevo importante cargo en la ONU. Pero también es una tentadora trampa en la que el gobierno de Piñera no debiera caer. Los chilenos votaron por él en la segunda vuelta porque rechazaron lo que Bachelet hizo en cuatro años. El desafío del gobierno actual es construir un mejor país, no caer en el juego de si este o el gobierno anterior ha sido más malo.

Aunque la imagen que logró construir refleja la de una persona cercana que logró unir al país, la Presidenta Bachelet también tiene un historial de declaraciones desafortunadas y de objetables silenciosAlgunas de ellas, además, son basadas en mentiras. Declarar, por ejemplo, que la economía está “debilucha” raya en lo ofensivo. Efectivamente la economía aparece más débil de lo que se esperaba con el retorno de Piñera al poder. En buena parte esto se debe a las altas expectativas que había generado el propio gobierno de Chile Vamos. Pero Bachelet es la persona menos indicada para hacer esa crítica. Bajo su reciente gobierno, la economía estuvo estancada. Que hable ahora de crecimiento es equivalente a que el diablo salga a vender cruces.

Bachelet también es culpable de sus silencios. Resulta irónico que haya sido nominada como alta comisionada para los derechos humanos de la ONU después de que sus momentos más criticables estén asociados a sus silencios respecto a las violaciones a estos en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Precisamente porque ella fue víctima de violaciones a los derechos humanos en Chile, Bachelet debiera ser mucho más sensible. Como campeona de la causa de igualdad de género, debiera ser especialmente comprometida con las mujeres que sufren apremios bajo gobiernos autoritarios de izquierda en la región.

Estas contradicciones e inconsecuencias de Bachelet resultan demasiado tentadoras como para que los líderes de Chile Vamos no salgan en masa a responder los dichos de la expresidenta y a comentar su nombramiento en la ONU. Pero eso sería un error. Chile Vamos debe abocarse a gobernar y no a pelear con Bachelet. Especialmente porque las dos cosas que ella dijo le hacen sentido a la gente. La economía no anda a la par de las expectativas que el propio gobierno alimentó. Peor aún, el concepto de que los problemas se solucionan con bingos lo instaló el propio gobierno de Piñera, a través del Ministro de Educación Gerardo Varela. El hecho que Varela no haya perdido su cargo de forma inmediata alimenta la sospecha de que la coalición de derecha no está convencida de la importancia del Estado como constructor de oportunidades y como responsable de que todos tengan acceso a una educación de calidad. Aunque probablemente no tuvo que ver con las declaraciones de Bachelet, la decisión del gobierno de remplazar a Varela muestra la capacidad de corregir errores y enmendar rumbo que tiene La Moneda. Esa es una buena noticia.

Pero las ganas de salir a pelear con Bachelet y recordarle al país que su gobierno tuvo un desempeño más que ‘debilucho’ en el manejo económico seguirá en la cabeza del resto de los miembros del gabinete. Hay buenas razones para defender el punto de que la Nueva Mayoría no tiene autoridad moral para hablar de crecimiento económico. Pero los chilenos no necesitan que se les recuerde. La victoria de Piñera se debió precisamente a que la gente se acordó muy bien que el país creció poco entre marzo de 2014 y marzo de 2018.

La tentación de caer en el juego de quién lo ha hecho peor constituye un terreno propicio para que la izquierda anule la posibilidad de que este gobierno logre avances significativos en mejorar la calidad de vida de los chilenos. Después de todo, el gobierno está recién empezando. El cambio de gabinete de ayer es un tropezón, pero también es una señal de que el gobierno aprende de sus errores y toma medidas para enmendar rumbo. En esa tarea, La Moneda no se debiera dejar seducir por la provocación de Bachelet.

Los chilenos escogieron a Sebastián Piñera como presidente porque valoraron su pragmatismo y su moderación. Piñera ganó prometiendo tiempos mejores. Ahora que se ha despejado la polémica por los bingos, el gobierno debiera centrarse en demostrar que esos tiempos mejores están llegando y no en responder a las engañadoras e injustas provocaciones de Michelle Bachelet.

Fuente: El Líbero (Santiago, Chile)

Patricio Navia
Patricio Navia
Consejero Académico
Doctor en ciencias políticas (New York University). Anteriormente obtuvo un master en la misma disciplina de la Universidad de Chicago y una licenciatura en ciencias políticas y sociología de la Universidad de Illinois. Es profesor titular de estudios liberales y profesor adjunto del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de New York University. En Chile, es profesor titular de ciencias políticas en la Universidad Diego Portales. Es autor de varios libros y especialista en elecciones, opinión pública, sistemas de partidos y relaciones ejecutivo-legislativo en América Latina. Es columnista en varios medios, incluido El Líbero (Chile) y Americas Quarterly (EEUU).
 
 
 

 
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