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23-08-2018

Los cuadernos de las coimas | Cristina Kirchner inició su campaña

(TN) Lo que no puede ignorar, y por eso de la causa en sí prácticamente no habló, es que la evidencia reunida en su contra a partir de los benditos cuadernos es mucho más sólida que la que logró reunirse en esas otras investigaciones que desmereció. Eso todos lo saben. Y saben que torna el escenario de aquí a octubre del año próximo aún más impredecible de lo que ya era desde que el dólar se rebeló contra el gradualismo oficial.
Por Marcos Novaro

(TN) No hay mejor defensa que un buen ataque. Con esa idea la ex presidenta Cristina Kirchner encaró su alegato en contra del juicio que se le sigue en el juzgado de Claudio Bonadio por comandar una asociación ilícita creada para saquear al Estado: dicha causa no sería más que un arma de la campaña electoral del enemigo, así que ella no tenía otra que empezar la suya. Y así lo hizo.

Sabe que ahora su candidatura a la presidencia, aunque sea para perder, es obligada, y también urgente. Al polarizar el escenario político acorralará al peronismo "moderado" o "federal", que si no la sigue corre el riesgo de quedar aún más desdibujado de lo que ya está, y el año que viene ser desplazado a un lejano tercer lugar (de esos peronistas dijo que, aunque ella no compita, igual no tendrían chances de llegar a la presidencia, algo que las encuestas, al menos hasta ahora, tienden a confirmar).

Además, podrá seguir usando las adhesiones que le quedan para deslegitimar las acusaciones en su contra: los jueces no estarían investigando a una ex presidenta que ejerció el poder con mano de hierro, primero con su marido y luego sola, durante 12 años seguidos, si no a una opositora que desde el llano denuncia al gobierno de turno y que "los poderosos quieren acallar y sacar de la competencia". "Igual que a Lula en Brasil", se ocupó de aclarar en varias oportunidades.

Sus argumentos de campaña los dejó bien en claro, y son dos, duros y simples: primero, que en Argentina no hay Estado de Derecho, no hay igualdad ante la ley ni es posible confiar en los jueces, así que todo lo que se "pruebe", "testimonie" o "documente" en su contra no será más que el fruto de una manipulación amañada para deslegitimarla. Segundo, que la economía se hunde sin remedio, así que por más que quieran distraer a la gente con estas u otras denuncias en su contra, o incluso que la saquen del medio metiéndola presa, tarde o temprano estallará una crisis de gobernabilidad.

Sus diagnósticos son, por sobre todas las cosas, expresión de deseos: necesita que la causa se trabe lo más pronto posible, como sucedió ya con previas investigaciones en su contra, varias de ellas en el mismo juzgado de Bonadio, a las que no casualmente aludió minimizándolas; y necesita que la situación económica se deteriore mucho más, para que la agenda se enfoque en la "espantosa gestión de Macri", y se vuelva imposible hacer cualquier revisión del pasado.

Dicho de otro modo, necesita que a la Justicia y la economía argentinas les pase lo contrario de lo que quiere la enorme mayoría de los argentinos. Pero lo que una también amplia mayoría sospecha que va a sucederles: las encuestas también son claras a ese respecto, más del 60% de los consultados en sondeos recientes cree que la investigación de los cuadernos va a terminar como muchas otras anteriores, en nada; y un poco más del 50% piensa que la situación económica va a seguir empeorando y el Gobierno va a fracasar en contener la crisis.

Así, fogoneando la desconfianza, interpelando con su histrionismo habitual a una sociedad descreída y desanimada, Cristina salió airosa de la prueba a que la sometió el Senado. Y logró que una vez más parte de la bancada "federal" se rebelara contra Miguel Ángel Pichetto, y votara su versión condicionada de los allanamientos.

¿Seguirá siendo así, podrá sostener su impostura si las cosas no salen como ella cree y quiere? Aún si se la halla culpable, cosa que igual necesitará mucho más tiempo del que falta para las presidenciales del 2019, puede que una buena parte de sus seguidores le sigan siendo fieles. Sobre todo si la situación económica no mejora sustancialmente, ni surge alguien con verdadero arrastre de otro sector del peronismo. Y con eso le alcanzaría para continuar siendo por bastante tiempo una protagonista de primer orden de la política nacional.

Lo que no puede ignorar, y por eso de la causa en sí prácticamente no habló, es que la evidencia reunida en su contra a partir de los benditos cuadernos es mucho más sólida que la que logró reunirse en esas otras investigaciones que desmereció. Eso todos lo saben. Y saben que torna el escenario de aquí a octubre del año próximo aún más impredecible de lo que ya era desde que el dólar se rebeló contra el gradualismo oficial.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
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