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02-03-2019

Macri se puso los guantes y entró al ring

(TN) En medio de una intensa batalla entre bancadas y barras que disputaron la escena con aplausos, abucheos e interrupciones varias, el presidente atravesó la que, por ahora, es su última inauguración de sesiones legislativas.
Por Marcos Novaro

(TN) Como era de esperar, el presidente Mauricio Macri se mostró decididamente en campaña por su reelección: “todo lo que hemos logrado hasta acá, que es mucho más de lo que a simple vista se ve, hay que continuarlo y profundizarlo”, fue el leit motiv subyacente a su intervención.

Y desplegó entonces lo que será sin duda la línea argumental del oficialismo de aquí en más: insistir en que la “tormenta desatada en 2018” es la causante, junto a la herencia recibida, de los males que vienen padeciendo la economía y, en particular, los sectores de bajos ingresos en los “últimos meses”; que esa crisis fue imprevista e imprevisible, por lo que no puede achacarse, al menos no totalmente, a errores cometidos por su gobierno (el gradualismo “dio buenos resultados durante dos años y medio” explicó, con un exceso de autoindulgencia); y, lo más importante, que ella, la crisis, está sirviendo para que el país y su gobierno se hayan decidido a encarar “los problemas profundos, estructurales, que se arrastran desde hace 70 años”.

Convertir la crisis en una oportunidad va de la mano, así, de la transformación de su defensa argumental en una estrategia ofensiva: “estamos poniendo las bases de una economía más sana”, “pero los cambios profundos requieren paciencia”, “me he hecho cargo de las angustias de estos meses, pero estoy seguro que esta es la generación que decidió encarar lo que nunca se ha hecho”, porque “hoy hay un equipo que gobierna pensando en el largo plazo, que asume la inflación, la pobreza y la inseguridad…. Y rinde cuentas”. En lo que se incluyó él mismo e incluyó a su familia: “la familia del presidente rinde cuentas y el presidente también”, desatando el más intenso cruce de aplausos y abucheos de la mañana.

Volvió también a hacerse cargo del exceso de optimismo que condujo a su gobierno a cometer errores, aunque esta vez sin referirse a ninguno en concreto. “Me van a recordar que dije un año atrás que `lo peor ya pasó` y tienen razón”. A continuación de lo cual, ensayó un no demasiado sutil pedido de paciencia: los “soluciones profundas llevan tiempo… porque estamos resolviendo problemas que no son coyunturales sino estructurales”. Que por suerte acompañó de un reconocimiento a los ciudadanos comunes y corrientes, que hubiera sido mejor que fuera mucho menos elíptico, dado lo amplia, sostenida e inesperadamente generosa que está siendo con él y con su administración la paciencia colectiva: “si superamos momentos difíciles es gracias a ustedes” completó.

La única alternativa, como ya estamos acostumbrados a escuchar, sería según el presidente “volver al pasado”, un pasado en el que “siempre ganaban los mismos” y las mafias proliferaban porque las autoridades electas no se sometían a control alguno. Mensaje con el que insistió también en su extensa referencia a la situación dramática de Venezuela, a los casos de corrupción que están en plena investigación y a el uso sistemático de la mentira en administraciones anteriores. Dirigido con saña a las bancas opositoras en que se reproducía el mensaje de campaña opuesto: “hay otro camino”.

El único anuncio

Aprovechando la cláusula del acuerdo con el Fondo que permite un relajamiento de las metas fiscales en caso de una emergencia social, adelantó que “se decidió aumentar 43 % la AUH que cuenta con 4 millones de beneficiarios”.

El mejor momento de su discurso

“Sus insultos no hablan de mí, hablan de ustedes. Estoy acá porque me votaron los argentinos”. Una vez más la oposición le dio la excusa para que el presidente la colocara en el filo del sistema democrático, asociándola no sólo “al pasado al que no hay que volver” sino a la intolerancia y la irresponsabilidad institucional.

El mejor momento de la oposición

Fue cuando ante la mención de los “700.000 empleos nuevos” que se habrían creado durante los dos primeros años de mandato, en vez de insistir con gritos e insultos, aplaudieron de pie, con ironía.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
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