Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Artículos

29-05-2019

Un paro que permitirá a la CGT desensillar hasta que aclare

(TN) Los gremios efectuaron uno de sus paros más contundentes contra Macri pero la mayoría mantiene su silencio ante una campaña electoral en la que no tiene opciones claras ni compartidas para apoyar. Y teme no tener nada para ganar.
Por Marcos Novaro

(TN) La CGT concretó su sexto paro nacional contra Macri sin abandonar la tesitura que ha mantenido en los últimos tiempos: usar estas medidas de fuerza para liberar presión frente a las demandas de los gremios más duros y las seccionales más combativas, con quienes no se quiere romper, y a la vez evitar un plan de lucha o algún otro tipo de escalada que podría llevarla a romper con el gobierno, del que aún espera obtener no pocos beneficios.

El paro tiene así un doble telón de fondo: el reivindicativo, en el que todos los organizadores más o menos han tendido a concordar (reactivación económica, freno a la inflación y a la pérdida de fuentes de trabajo, etc), y el político, en que se reflejan los problemas de una oposición y un peronismo divididos. Problemas que la campaña para las presidenciales ya lanzada no hace más que agravar. Se entiende por esto que, tras este “último paro” contra la actual administración, se preparen ahora para desensillar hasta que aclare.

Llama la atención, a este respecto, lo prudentes que se muestran los capos cegetistas cuando tienen que hablar de las próximas elecciones: muchos no se han pronunciado aún sobre a qué sector apoyarán; e incluso algunos de quienes se habían pronunciado tiempo atrás por Lavagna o por Massa, ya se arrepintieron o prefieren de momento guardar silencio. No quieren quedar atrapados por la polarización, y en cualquier caso temen que cualquiera sea el que gane a ellos les toque entre poco y nada.

El modo en que está desenvolviéndose el escenario electoral explica esta inclinación entre prudente y escéptica. Lavagna, en quien Barrionuevo y varios otros gremialistas en un principio habían depositado sus esperanzas de que regresaran los “alicientes a la demanda”, está cerrando su periplo en forma anticipada y bastante penosa. En nombre de la unidad nacional, terminó peleándose hasta con sus más cercanos aliados. Su caso nos enseña que en política con las intenciones no alcanza y, como decía Alfonsín, a hacer política no se puede aprender de grande.

Para colmo, el exministro dejó Alternativa Federal bastante peor de cómo la encontró, por lo que aún los sindicalistas que desean que el peronismo político se modere y deje atrás definitivamente el ciclo kirchnerista saben ahora que esa es una apuesta para mediano y largo plazo, pero de momento será poco más que unaopción testimonial.

Las definiciones que han empezado a plantear los Fernández, por otro lado, no alientan a los gremialistas a alinearse detrás suyo. Porque en lo que aquellos ratifican la famosa grieta, la corrupción y la independencia de la Justicia, sólo Moyano tiene personal interés en dar una mano, mientras que los demás prefieren ubicarse lo más lejos posible; y en lo que la fórmula kirchnerista sí viene moderándose, y relativizando la grieta, el manejo de la economía, es comprensible que le teman tanto a un Macri recargado y más reformista, como a lo que sean capaces de hacer Alberto Fernández y sus laderos. A lo que contribuyó especialmente Guillermo Nielsen cuando, varias veces en los últimos días, hizo referencia a la estabilización a martillazos practicada por Carlos Menem 30 años atrás. Incluso Nielsen planteó convertir el acuerdo con el FMI en un programa de facilidades extendidas, y como se sabe eso requeriría un compromiso de realizar reformas estructurales, más o menos como las que propone ya desde el vamos Macri.

Más allá de si serían o no practicables reformas como las que podría aceptar el Fondo en un gobierno kirchnerista, la duda principal para los gremios es anterior: ¿cuál sería la ventaja de apoyar ahora su eventual regreso al poder?

Si se produce, habrían perdido ya la autonomía que podría permitir una negociación más equilibrada de esas reformas. Y si no se produce y sigue Macri, él se ocuparía de cobrarse ese apoyo al adversario cuando sea hora de negociar las mismas o parecidas medidas. Más motivos todavía para desensillar y esperar.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
Ultimos videos