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Ecuador y Perú: certezas e incertidumbres
«Dispuesto a extender la mano y con los brazos abiertos». Así dijo Lasso que va a gobernar para los 17 millones de ecuatorianos. Se podría interpretar que su administración deberá correrse hacia el centro y en algunas políticas hasta el centroizquierda. Por su parte, Pedro Castillo, de Perú Libre, alcanzó un 19,09% de los votos en la primera vuelta presidencial del Perú y enfrentará a Keiko Fujimori en el balotaje. Maestro rural desde 1995 con vínculos con la izquierda radical, integró las rondas campesinas y en 2017 condujo una huelga magisterial de 75 días.Por Hugo Machín Fajardo
Los resultados electorales del pasado domingo 11 de abril dejan algunas certezas —Ecuador— y mantienen las incertidumbres —Perú— hasta el 6 de junio, en que se realizará la segunda vuelta incaica.
Guillermo Lasso (65) ex banquero de derecha, miembro del Opus Dei, al que le atribuyen mantener aún vínculos con uno de los principales bancos de Ecuador, derrotó en segunda vuelta a su archi-adversario de los últimos 15 años, el expresidente Rafael Correa, representado en el economista Andrés Arauz, 52,48% a 47, 52 %.
El triunfo de Lasso se dio en 17 de las 24 provincias de Ecuador, principalmente en el centro, centro sur y occidente del país. Si en primera vuelta, ganada por el candidato del correismo, Lasso apenas llegó a superar al naciente líder indígena Yaku Pérez, ¿cómo fue posible entonces un triunfo tan claro el domingo 11? Porque la ciudadanía ecuatoriana rechazó de manera mayoritaria un quinto período de alguien que representara el autoritarismo y el espíritu confrontacional que impuso el hoy exiliado, y enjuiciado judicialmente, expresidente. Primera certeza.
«Dispuesto a extender la mano y con los brazos abiertos». Así dijo Lasso que va a gobernar para los 17 millones de ecuatorianos. Se podría interpretar que su administración deberá correrse hacia el centro y en algunas políticas hasta el centroizquierda, dada su escasa representación parlamentaria. Dependerá de alianzas legislativas para gobernar democráticamente. No tiene otra opción. El correismo opositor es la primera mayoría parlamentaria, seguida por los legisladores que responden al abogado y ambientalista Pérez, líder del partido indígena Pachakutik.
La composición del parlamento — 142 legisladores— quedó dispuesta con un alto componente de sectores que quieren un cambio en la línea propuesta por las figuras emergentes Yaku Pérez y del empresario Xavier Hervia —Izquierda Democrática, tradicional socialdemocracia que gobernó con Rodrigo Borja a fines del siglo pasado— y que en aspectos puntuales podrían coincidir con el Partido Social Cristiano (PSC), que respaldó a Lasso. Los dos primeros sumaron casi un 45% del electorado en la primera vuelta. El correismo obtuvo 50 legisladores.
El PSC con 19 bancas se ubica en cuarto lugar en cantidad de legisladores y su socio electoral el movimiento Creo (Creando Opciones), quinto con 12 legisladores. Para que la nueva Asamblea logre la aprobación de proyectos de ley y resoluciones se requieren 70 votos de los cuales Lasso tiene asegurados solamente 31. Pérez y Hervia conforman una bancada afín a la defensa de los derechos de la mujer, la no discriminación tanto étnica como sexual, la defensa ambiental, el derecho al aborto y al matrimonio igualitario, sin que todos los temas de esta agenda social tengan la misma aceptación en sus propios votantes. Segunda certeza.
El rechazo a Correa y el halo de corrupción que llevó a la cárcel a Jorge Glas —vicepresidente del saliente presidente Lenín Moreno— acusado de apropiarse de 16 millones de dólares fruto de negociados con Odebrecht, es un factor en contra de Correa. Pero eso no implica que la ciudadanía mayoritariamente rechace el fortalecimiento del mercado interno, la fuerte regulación de los mercados, la redistribución de la riqueza, el notorio mejoramiento en la infraestructura vial, así como la mejora presupuestal para la educación ecuatoriana impulsados por Correa. Lasso, quien en 2017 perdió en la segunda vuelta por apegarse a un discurso que recordaba la agenda neoliberal de los 90, hoy tiene claro que por ahí no es. Tercera certeza.
Yaku Pérez, convencido de que Lasso le había ganado con fraude el pasaje a la segunda vuelta— la diferencia entre ambos fue de 32.660 votos— en marzo dijo que ninguno de los dos candidatos finalistas le inspiraba confianza.
Con el correismo tuvo fuertes enfrentamientos durante la administración de Correa y respecto a Lasso, aludía a 1999 cuando este era ministro de Jamil Majuad, el presidente que decretó el llamado feriado bancario que congeló los ahorros de los ciudadanos durante siete días, hizo desaparecer el sucre y Ecuador quedo dolarizado. Majuad fue procesado por ello y condenado en ausencia a 12 años de prisión. Permanece en Estados Unidos.
Por tanto, Pérez llamó a votar nulo y ese voto llegó a ser el 13% de los sufragios emitidos el domingo 11: 1,700 mil votos. El Pachakutik es un actor político nuevo que llegó para quedarse. Cuarta certeza.
Ecuador limita al norte con Colombia. La inseguridad y la violencia en esa frontera donde operan diversos grupos delincuenciales vinculados al narcotráfico ha sido proverbial. Tanto durante las administraciones de Correa, porque este hizo la vista gorda y como en el último gobierno de Moreno, que estuvo caracterizado por incapacidades varias que incluyeron la imposibilidad de modificar esa situación que se arrastra de años; a las que se le sumó el azote del Covid-19 que hizo estragos. Lasso e Iván Duque, presidente colombiano, apuntarán a fortaleces un trabajo fronterizo. O por le menos, hay mayores coincidencias al respecto. Quinta certeza.
Nueve millones de vacunados. Alfredo Borrero (65), vicepresidente electo de Ecuador, médico neurocirujano, manifestó en emisora La W que se reunió con funcionarios del Banco Mundial y del BID para la financiación de las vacunas que permitirían vacunar a nueve millones de ciudadanos en los primeros 100 días del nuevo gobierno que asume el 24 de mayo.
Borrero adelantó la realización de un censo de migrantes venezolanos estimados en unos 500 mil a quienes, dijo, se «les debe apoyar» y a quienes «es muy difícil cerrarles la puerta». También sostuvo que «siete de cada 10 ecuatorianos no tiene un trabajo y están condenados por el problema de la economía y por el problema de la pandemia».
PERÚ. La segunda vuelta será el 6 de junio, por ahora, enfrentará a dos populistas supuestamente de izquierda y de derecha. Todo es incertidumbre.
Pedro Castillo (51), de Perú Libre, alcanzó un 19,09% de los votos. Maestro rural desde 1995 con vínculos con la izquierda radical.
Dirigentes de la cruel guerrilla Sendero Luminoso (Por el luminoso sendero de José Carlos Mariátegui) fundada en 1980, cuya organización quedó reducida a unas decenas de militantes, han sido detenidos hasta 2016. En sus años de auge, Sendero Luminoso aplicó el terror como algo no solamente necesario, sino moralmente válido.
Castillo integró las rondas campesinas —organizaciones comunales de defensa creadas por ley en las décadas del 70 y 80 para reprimir el abigeato y grupos terroristas —dirigente sindical con una maestría en Psicología Educativa, en 2017 condujo una huelga magisterial de 75 días.
Castillo hizo su campaña a través de medios regionales y defiende ideas como un «estado socialista e interventor», así como la estatización de ciertos sectores de la economía y regulación de los medios de comunicación. Recoge la frustración indígena peruana, de tradición histórica y novelada, entre otros, por Arguedas en «El zorro de arriba y el zorro de abajo», con legítimas reivindicaciones de sectores populares, más el hastío ciudadano para con la clase política. Siete ex presidentes procesados, destituidos, en fuga o suicidados por diversos hechos de corrupción hablan por sí solos: Manuel Merino (10-15 de noviembre de 2020); Martín Vizcarra (2018-2020); Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018); Ollanta Humala (2011-2016); Alan García (1985-1990/2006-2011); Alejandro Toledo (2001-2006) y Alberto Fujimori (1990-2000).
Unos 16 candidatos presidenciales en esta última elección también dan idea de una fragmentación total del espectro partidario peruano.
«¡Nunca más un pobre en un país rico!» ha sido una de las consignas electorales de Castillo, quien aspira a redactar una nueva Constitución a través de una asamblea constituyente como manera de impulsar su modelo económico. Sobre su alineamiento regional, en febrero Castillo declaró que «en Venezuela hay un Gobierno que, para nosotros, es democrático porque en este momento, por ejemplo, tiene un congreso de la oposición».
La ex legisladora Keiko Fujimori (45) de Fuerza Popular, es la casi segura rival de Castillo. Obtuvo un 13,35% de los votos; fue congresista de 2006 a 2011, aspiró a la presidencia en 2011 y 2016 y hasta hace poco fue acusada de hechos de corrupción que la llevaron a la cárcel en 2018 y nuevamente en 2020, quedando en libertad bajo comparecencia restringida. Su padre es el expresidente Alberto Fujimori, quien está preso, acusado de violaciones a los derechos humanos durante su gobierno.
En la votación para el congreso Castillo quedó con un 17,3 % de las bancas, mientras Fujimori alcanza un 11,9 % de los curules, primera y segunda bancada del legislativo, con 22 y 15 congresistas respectivamente, sobre un total de 130.
Hugo Machín FajardoRedactor Especial del Portal Análisis LatinoPeriodista desde 1969, una forzada interrupción entre 1973 -1985, no le impidió ejercer el periodismo clandestino. Secuestrado en 1981 por la dictadura uruguaya, permaneció desaparecido y torturado hasta 1982, en que fue recluido en el Penal de Libertad hasta 1985. Ex -docente de periodismo en Universidad ORT, de Montevideo. Ex vicepresidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU). Jurado del Premio Periodismo para la Tolerancia, 2004, de la Federación Internacional de Periodistas (FIP) /Unión Europea. Coordinó "Periodismo e Infancia-2005". Integró diversas redacciones periodísticas de medios y agencias de noticias en Montevideo, Uruguay. Actualmente se desempeña como free -lance.
Los resultados electorales del pasado domingo 11 de abril dejan algunas certezas —Ecuador— y mantienen las incertidumbres —Perú— hasta el 6 de junio, en que se realizará la segunda vuelta incaica.
Guillermo Lasso (65) ex banquero de derecha, miembro del Opus Dei, al que le atribuyen mantener aún vínculos con uno de los principales bancos de Ecuador, derrotó en segunda vuelta a su archi-adversario de los últimos 15 años, el expresidente Rafael Correa, representado en el economista Andrés Arauz, 52,48% a 47, 52 %.
El triunfo de Lasso se dio en 17 de las 24 provincias de Ecuador, principalmente en el centro, centro sur y occidente del país. Si en primera vuelta, ganada por el candidato del correismo, Lasso apenas llegó a superar al naciente líder indígena Yaku Pérez, ¿cómo fue posible entonces un triunfo tan claro el domingo 11? Porque la ciudadanía ecuatoriana rechazó de manera mayoritaria un quinto período de alguien que representara el autoritarismo y el espíritu confrontacional que impuso el hoy exiliado, y enjuiciado judicialmente, expresidente. Primera certeza.
«Dispuesto a extender la mano y con los brazos abiertos». Así dijo Lasso que va a gobernar para los 17 millones de ecuatorianos. Se podría interpretar que su administración deberá correrse hacia el centro y en algunas políticas hasta el centroizquierda, dada su escasa representación parlamentaria. Dependerá de alianzas legislativas para gobernar democráticamente. No tiene otra opción. El correismo opositor es la primera mayoría parlamentaria, seguida por los legisladores que responden al abogado y ambientalista Pérez, líder del partido indígena Pachakutik.
La composición del parlamento — 142 legisladores— quedó dispuesta con un alto componente de sectores que quieren un cambio en la línea propuesta por las figuras emergentes Yaku Pérez y del empresario Xavier Hervia —Izquierda Democrática, tradicional socialdemocracia que gobernó con Rodrigo Borja a fines del siglo pasado— y que en aspectos puntuales podrían coincidir con el Partido Social Cristiano (PSC), que respaldó a Lasso. Los dos primeros sumaron casi un 45% del electorado en la primera vuelta. El correismo obtuvo 50 legisladores.
El PSC con 19 bancas se ubica en cuarto lugar en cantidad de legisladores y su socio electoral el movimiento Creo (Creando Opciones), quinto con 12 legisladores. Para que la nueva Asamblea logre la aprobación de proyectos de ley y resoluciones se requieren 70 votos de los cuales Lasso tiene asegurados solamente 31. Pérez y Hervia conforman una bancada afín a la defensa de los derechos de la mujer, la no discriminación tanto étnica como sexual, la defensa ambiental, el derecho al aborto y al matrimonio igualitario, sin que todos los temas de esta agenda social tengan la misma aceptación en sus propios votantes. Segunda certeza.
El rechazo a Correa y el halo de corrupción que llevó a la cárcel a Jorge Glas —vicepresidente del saliente presidente Lenín Moreno— acusado de apropiarse de 16 millones de dólares fruto de negociados con Odebrecht, es un factor en contra de Correa. Pero eso no implica que la ciudadanía mayoritariamente rechace el fortalecimiento del mercado interno, la fuerte regulación de los mercados, la redistribución de la riqueza, el notorio mejoramiento en la infraestructura vial, así como la mejora presupuestal para la educación ecuatoriana impulsados por Correa. Lasso, quien en 2017 perdió en la segunda vuelta por apegarse a un discurso que recordaba la agenda neoliberal de los 90, hoy tiene claro que por ahí no es. Tercera certeza.
Yaku Pérez, convencido de que Lasso le había ganado con fraude el pasaje a la segunda vuelta— la diferencia entre ambos fue de 32.660 votos— en marzo dijo que ninguno de los dos candidatos finalistas le inspiraba confianza.
Con el correismo tuvo fuertes enfrentamientos durante la administración de Correa y respecto a Lasso, aludía a 1999 cuando este era ministro de Jamil Majuad, el presidente que decretó el llamado feriado bancario que congeló los ahorros de los ciudadanos durante siete días, hizo desaparecer el sucre y Ecuador quedo dolarizado. Majuad fue procesado por ello y condenado en ausencia a 12 años de prisión. Permanece en Estados Unidos.
Por tanto, Pérez llamó a votar nulo y ese voto llegó a ser el 13% de los sufragios emitidos el domingo 11: 1,700 mil votos. El Pachakutik es un actor político nuevo que llegó para quedarse. Cuarta certeza.
Ecuador limita al norte con Colombia. La inseguridad y la violencia en esa frontera donde operan diversos grupos delincuenciales vinculados al narcotráfico ha sido proverbial. Tanto durante las administraciones de Correa, porque este hizo la vista gorda y como en el último gobierno de Moreno, que estuvo caracterizado por incapacidades varias que incluyeron la imposibilidad de modificar esa situación que se arrastra de años; a las que se le sumó el azote del Covid-19 que hizo estragos. Lasso e Iván Duque, presidente colombiano, apuntarán a fortaleces un trabajo fronterizo. O por le menos, hay mayores coincidencias al respecto. Quinta certeza.
Nueve millones de vacunados. Alfredo Borrero (65), vicepresidente electo de Ecuador, médico neurocirujano, manifestó en emisora La W que se reunió con funcionarios del Banco Mundial y del BID para la financiación de las vacunas que permitirían vacunar a nueve millones de ciudadanos en los primeros 100 días del nuevo gobierno que asume el 24 de mayo.
Borrero adelantó la realización de un censo de migrantes venezolanos estimados en unos 500 mil a quienes, dijo, se «les debe apoyar» y a quienes «es muy difícil cerrarles la puerta». También sostuvo que «siete de cada 10 ecuatorianos no tiene un trabajo y están condenados por el problema de la economía y por el problema de la pandemia».
PERÚ. La segunda vuelta será el 6 de junio, por ahora, enfrentará a dos populistas supuestamente de izquierda y de derecha. Todo es incertidumbre.
Pedro Castillo (51), de Perú Libre, alcanzó un 19,09% de los votos. Maestro rural desde 1995 con vínculos con la izquierda radical.
Dirigentes de la cruel guerrilla Sendero Luminoso (Por el luminoso sendero de José Carlos Mariátegui) fundada en 1980, cuya organización quedó reducida a unas decenas de militantes, han sido detenidos hasta 2016. En sus años de auge, Sendero Luminoso aplicó el terror como algo no solamente necesario, sino moralmente válido.
Castillo integró las rondas campesinas —organizaciones comunales de defensa creadas por ley en las décadas del 70 y 80 para reprimir el abigeato y grupos terroristas —dirigente sindical con una maestría en Psicología Educativa, en 2017 condujo una huelga magisterial de 75 días.
Castillo hizo su campaña a través de medios regionales y defiende ideas como un «estado socialista e interventor», así como la estatización de ciertos sectores de la economía y regulación de los medios de comunicación. Recoge la frustración indígena peruana, de tradición histórica y novelada, entre otros, por Arguedas en «El zorro de arriba y el zorro de abajo», con legítimas reivindicaciones de sectores populares, más el hastío ciudadano para con la clase política. Siete ex presidentes procesados, destituidos, en fuga o suicidados por diversos hechos de corrupción hablan por sí solos: Manuel Merino (10-15 de noviembre de 2020); Martín Vizcarra (2018-2020); Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018); Ollanta Humala (2011-2016); Alan García (1985-1990/2006-2011); Alejandro Toledo (2001-2006) y Alberto Fujimori (1990-2000).
Unos 16 candidatos presidenciales en esta última elección también dan idea de una fragmentación total del espectro partidario peruano.
«¡Nunca más un pobre en un país rico!» ha sido una de las consignas electorales de Castillo, quien aspira a redactar una nueva Constitución a través de una asamblea constituyente como manera de impulsar su modelo económico. Sobre su alineamiento regional, en febrero Castillo declaró que «en Venezuela hay un Gobierno que, para nosotros, es democrático porque en este momento, por ejemplo, tiene un congreso de la oposición».
La ex legisladora Keiko Fujimori (45) de Fuerza Popular, es la casi segura rival de Castillo. Obtuvo un 13,35% de los votos; fue congresista de 2006 a 2011, aspiró a la presidencia en 2011 y 2016 y hasta hace poco fue acusada de hechos de corrupción que la llevaron a la cárcel en 2018 y nuevamente en 2020, quedando en libertad bajo comparecencia restringida. Su padre es el expresidente Alberto Fujimori, quien está preso, acusado de violaciones a los derechos humanos durante su gobierno.
En la votación para el congreso Castillo quedó con un 17,3 % de las bancas, mientras Fujimori alcanza un 11,9 % de los curules, primera y segunda bancada del legislativo, con 22 y 15 congresistas respectivamente, sobre un total de 130.