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15-06-2015

Lecciones para Macri y Scioli en Santa Fe y Río Negro

(TN) Ambos resultados, el de Santa Fe y el de Río Negro, son en cierta medida efecto de un mismo problema: las economías exportadoras están en fuerte caída, sus producciones han perdido competitividad, tanto el Alto Valle como las ciudades agroindustriales del sur santafecino no tienen ninguna posibilidad de recuperaciónde continuar el actual estado de cosas, necesitan urgentemente un cambio de rumbo de las políticas económicas.
Por Marcos Novaro

(TN) Si se confirma el resultado provisorio, a Mauricio Macri se le habrá escabullido por muy poco un triunfo importantísimo este domingo: por apenas unas décimas de diferencia habría fracasado en convertir a un hombre de su partido en gobernador de Santa Fe y que su fuerza oficialmente dejara de ser porteño dependiente.

También Daniel Scioli y el kirchnerismo sufrieron en la jornada: se les escapó una gobernación que creían poder recuperar y por un margen que no esperaban. Los dos, Scioli y Macri, deberían tomar precisa nota de lo sucedido, porque sus estrategias de polarización puede que no estén funcionando todo lo bien que ellos imaginan.

Lo peor fue para ambos que se evidenció lo limitado de su poder para orientar a los votantes. En Santa Fe Macri lidera cómodo en la carrera presidencial, peroeso no significa que los votantes acompañen necesariamente a sus representantes locales.

Algo similar sucedió en Rio Negro a los peronistas: seguramente los oficialistas de este campo hubieran podido evitar o al menos morigerar la estrepitosa caída de Pichettofrente al brevemente massista gobernador Weretilneck. Pero el afán cristinista por monopolizar las candidaturas y el protagonismo y castigar a los rebeldes no ayudó.

La elección rionegrina fue en este sentido una suerte de contracara del resultado salteño de un mes atrás: con un peronismo dividido bien puede sucederque gane la disidencia, al menos en los distritos donde el desgaste del liderazgo nacional es fuerte y los disidentes tienen recursos sólidos con qué sostener su rebeldía (en este caso, la clave parece haber sido la renta proveniente de los contratos petroleros).

Más en general, además, habría que concluir que aun cuando el cisma que el massismo prometía provocar en esa fuerza no vaya a alcanzar la dimensión que un tiempo atrás se anticipaba, las disidencias demuestran ser perdurables y la disputa por quién ejercerá en el futuro el liderazgo peronista sigue abierta. Dicho más simplemente, Scioli no las tiene todas consigo, ni le va a ser gratis su subordinación acrítica a la voluntad de Cristina. Pichetto está ahí para testificarlo.

Bien podría suceder en los próximos días, horas decisivas en que se terminarán de definir las listas de muchas provincias y para todos los cargos nacionales, que algunos intendentes y hasta un que otro gobernador decidan imitar a Weretilneck, y opongan inesperada resistencia a la digitación de candidatos desde la Casa Rosada. 

Claro que así como era injustificado nacionalizar la situación de Salta, lo es también generalizar el caso de Río Negro, o el de Santa Fe. Pero es importante destacar de todos modos rasgos comunes de estas dos provincias, que pueden al menos parcialmente proyectarse al resto de los distritos centrales del país, donde reside el 70% de los votantes.

Ambos resultados, el de Santa Fe y el de Río Negro, son en cierta medida efecto de un mismo problema: las economías exportadoras están en fuerte caída, sus producciones han perdido competitividad, tanto el Alto Valle como las ciudades agroindustriales del sur santafecino no tienen ninguna posibilidad de recuperaciónde continuar el actual estado de cosas, necesitan urgentemente un cambio de rumbo de las políticas económicas, del que poco se habla en las campañas nacionales, pero menos que menos se escucha de los candidatos oficiales.

Puede que Scioli igual logre polarizar la elección con Macri ignorando estas demandas, atendiendo sólo al público de los consumidores. Pero con estos resultados no parece que le vaya a resultar gratis hacerlo. Ellos evidencianun flanco problemático de su estrategia de mimetización kirchnerista, que puede agravarse aún más a medida que pase el tiempo.

Las dificultades que encontró Pichetto para entusiasmar a los votantes de su provincia, pese a la enorme inversión publicitaria que lo acompañó y el aval recibido de Cristina, Scioli y Randazzo, algo tienen que ver con el hecho de que la economía de buena parte de ese distritoestá en terapia intensiva y depende para revivir de decisiones nacionales que, si nos guiamos por lo que vienen diciendo estas figuras oficiales, en el mejor de los casos se van a demorar; y si tomamos sus palabras al pie de la letra, podría temerse que no lleguen nunca.

En este marco en que la palabra devaluación se ha vuelto una suerte de voz satánica, como no se veía desde tiempos de la Convertibilidad, a Pichetto le resultó imposible pronunciarse por una pronta “recuperación de la competitividad de las economías regionales” o ser mínimamente creíble en la promesa de reactivación.

En tantola elección de Santa Fe mostró los límites de la creciente pero también demasiado reciente proyección territorial del macrismo. Su capacidad de atraer electores de distinta procedencia detrás de una difusa propuesta de cambio, y de disputar la preeminencia a las más tradicionales maquinarias políticas del país, y más en general las dificultades para formar una nueva mayoría, incluso para atraerse a todo el espectro de votantes no peronistas.

Convengamos en que, con un resultado tan ajustado como el que parece haber dirimido la elección del gobernador, y dado el desajuste existente en los alineamientos de las fuerzas políticas de la provincia vis a vis sus expresiones nacionales, en particular en el caso de la UCR, más las características particulares de su candidato local y la solidez de sus contendientes (tanto Lifschitz como Perotti tienen antecedentes de gestión así como una experiencia electoral que hicieron pesar sabiamente frente al amateurismo populachero de Del Sel) el PRO debería darse por conforme con el resultado.

Pero el problema es que apostó tanto a ser él solo “la fuerza del cambio” y mostrarse como “la nueva política” y lo único diferente ante una “clase política tradicional” uniformemente descalificada y despreciada, que el cuasi empate obtenido los dejó claramente en off side.

En cualquier caso, la elección de Santa Fe mostró a un PRO con dificultades para lograr el acompañamiento de los votantes radicales y los independientes progresistas y moderados, ¿será él realmente capaz de reunir a todo el arco no peronista detrás suyo a la hora de elegir presidente?, ¿su propuesta ofrece una auténtica salida hacia adelante del populismo kirchnerista o es apenas una versión remozada de la reacción conservadora?

Del Sel por un lado ayudó a brindar al macrismo un rostro más popular y menos elitista del que suelen reprocharle muchos votantes de dentro y de fuera de su distrito de origen. Pero por otro lo limitó a la hora de sumar el voto radical, que en gran medida siguió apoyando aLifschitz.

También aquí, igual que en otras provincias que ya han votado sus autoridades locales, ganar no significóformar una nueva mayoría.  A nivel legislativo, Lifschitz va a tener más problemas para gobernar que los que tuvieron Binner y Bonfatti. Y probablemente más urgencias económicas y fiscales.¿No terminaremos extrañando los gobiernos con sólidas mayorías, cualquiera sea su signo?

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
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