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26-01-2016

Macri y Massa se necesitan ¿Sólo por ahora?

(TN) Si el peronismo sigue dividido y una parte de él sigue gravitando alrededor de un actor antisistema, que es lo que siempre fue el kirchnerismo, la dinámica institucional puede seguir por bastante tiempo dependiendo de mayorías negociadas, y la competencia electoral involucrando a tres o más actores de peso.
Por Marcos Novaro

(TN) Las fotos y gestos provenientes de Davos, en particular la imagen en que Macri y Massa flanquean sonrientes al vicepresidente norteamericano y la frase del primero que identificó al segundo como “jefe de la oposición”, ofrecen elocuente evidencia de lo que serán los parámetros más básicos de la política argentina de al menos el próximo año: un presidente con iniciativa, pero que necesita aliados provenientes de la oposición para imponer en el parlamento sus proyectos de ley, y una oposición dividida, dentro de la cual al menos algunos sectores entienden que les conviene colaborar con el Ejecutivo en vez de apostar a su fracaso.

En general los análisis al respecto, tanto los elaborados por observadores más o menos neutrales como algunos originados en los grupos políticos involucrados, caracterizan esta situación como transitoria: Macri y Massa se necesitan mutuamente, pero pronto va a dejar de ser así, y pasarán de ser socios a competidores implacables, porque la dinámica adversativa de la política argentina y sus cambiantes necesidades electorales así se lo exigirán.

La obvia consecuencia de esta visión de las cosas es que aunque los dos pueden sacar provecho momentáneo de la buena onda a la larga esta relación tendrá un solo beneficiario. Y por tanto existiría una cierta cuota de engaño y confusión en ella: uno de los dos está siendo usado por el otro y no se da cuenta; uno es un astuto estratega, el otro sólo cree serlo.

Estos análisis tienen buenos fundamentos detrás. Macri necesitará los legisladores de Massa pero solo hasta que pueda incrementar el número de los propios. Y se le presentará la oportunidad de lograrlobastante pronto, en las elecciones de medio término de 2017.

Oportunidad que sólo podrá aprovechar si logra repetir aproximadamente lo que consiguió en las elecciones pasadas, presentarse como expresión del cambio y el progreso frente a alternativas atadas al pasado y al fracaso.

En tanto, y nocasualmente,esas elecciones legislativas de 2017 también serán la ocasión en que Massa y el Frente Renovador podrán aspirar a tomar el control del peronismo. Para lo que tendrían quellegar a expresar al grueso de los votantes opositores, desplazando a otras opciones desde el vamos obstruccionistas. Lo que sólo podrán hacer con una dosis mayor de crítica.

Es decir que es tan lógico el acercamiento actual entre ellos como lo será su divorcio dentro de, como mucho, un año. Para entonces la política argentina tendrá que decantar para un lado o el otro: o el oficialismo se consolida, como para empezar a gobernar solo, o se debilita y es la oposición la que toma la iniciativa y comienza a formar un nuevo liderazgo y una nueva mayoría.

En efecto, puede que los acontecimientos se ordenen en función de esta lógica y estos tiempos, y la lucha política nos limite a una de estas dos salidas. No sería la primera vez que algo así sucede: fue más o menos lo que pasó entre Alfonsín y los renovadores de los años ochenta, o bastante tiempo antes, entre Frondizi y los neoperonistas.

Pero también puede que algo hayamos aprendido desde entonces, y la cooperación no sea sólo transitoria, ni la lucha política se reduzca a un juego de suma cero, donde lo que unos ganen sea el producto de lo que otros pierdan.

Existe la posibilidad de que Macri y Massa tengan un horizonte menos breve para cooperar. Y que ni uno sea maquiavélico ni el otro esté haciendo el papel de tonto. Si el peronismo sigue dividido y una parte de él sigue gravitando alrededor de un actor antisistema, que es lo que siempre fue el kirchnerismo, la dinámica institucional puede seguir por bastante tiempo dependiendo de mayorías negociadas, y la competencia electoral involucrando a tres o más actores de peso.

En ese caso tal vez las soluciones a los conflictos y a los problemas económicos tarden en llegar, pero la política argentina se vea obligada a adoptar nuevos repertorios de acción y de relación de largo plazo muy necesarios para mejorar la calidad de sus prestaciones.

Fuente: TN (Buenos Aires, Argentina)

Marcos Novaro
Marcos Novaro
Consejero Académico
Es licenciado en Sociología y doctor en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente es director del Programa de Historia Política del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA, del Archivo de Historia Oral de la misma universidad y del Centro de Investigaciones Políticas. Es profesor titular de la materia “Teoría Política Contemporánea” en la Carrera de Ciencia política y columnista de actualidad en TN. Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas nacionales y extranjeras. Entre sus libros más recientes se encuentran “Historia de la Argentina 1955/2010” (Editorial Siglo XXI, 2010) y "Dinero y poder, la difícil relación entre empresarios y políticos en Argentina" (Editorial Edhasa, Buenos Aires, 2019).
 
 
 

 
 
 
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