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13-04-2017Ya que no podemos darles pan...
(7 Miradas) En la práctica la polarización funciona a favor del macrismo y del kirchnerismo: caen los adherentes al gobierno, suben los porcentajes de apoyos y opositores duros. Se están debilitando los segmentos blandos. En febrero el 27 % votaría a candidatos oficialistas para fortalecer a Macri. En marzo ese indicador pasó al 33 %.Por Carlos Fara
(7 Miradas) … démosle presos” decía Chacho Álvarez en sus escasos 10 meses como vicepresidente de De la Rúa. Parafraseando al fundador del Frente Grande, hoy se podría decir “ya que no podemos darles pan, y con los presos que hay no alcanza, démosle polarización”.
Tal como dijimos la semana pasada en esta columna (“No vinimos para quedar bien”), el gobierno post paro de la CGT ha continuado profundizando la línea de ser menos light y más agresivo (lo que puede ser acertado dadas las circunstancias de la coyuntura).
Pero también venimos marcando que la creciente confrontación / conflictividad –que favorece el eje kirchnerismo – antikirchnerismo- no agota la conformación de la realidad. Digamos que solo la circunda. Porque lo importante es lo que queda en la orilla luego de que las olas se retiran.
Lo que queda en la orilla es la problemática socioeconómica. Estamos exactamente a 4 meses de las PASO. Mucho tiempo para sostener una escalada de satisfacción simbólica si la economía no arranca. Si arranca: listo, pasamos a hablar de otra cosa.
Lo cierto es que la noticia de la semana no debería ser ni el paro docente, ni la escalada verbal, ni la escalada de causas judiciales. La noticia de la semana es la escalada de la tasa de interés del Banco Central.
La novedad no tiene consenso ni entre los economistas privados, ni entre los empresarios, ni en los menos ortodoxos del propio gabinete económico. Por este camino, el gobierno está más cerca de querer una baja de la inflación de cara a la elección, que una reactivación. Para el dogma oficialista esto está lejos de ser una opción de hierro: “No hay nada más reactivante que bajar la inflación” dijo el ministro Dujovne. Es decir: una cosa va de la mano de la otra.
Como esta no es una columna de economía, no juzgamos esos dichos. Sí algunos indicadores objetivos, sus efectos políticos y sobre la opinión pública. Si la secuencia conceptual del gobierno es correcta, llegadas las elecciones tendrá razón, y eso le dará un marco de mayor optimismo que traerá votos. Sin embargo, en el corto plazo ni el círculo rojo, ni la mayoría social están otorgando un voto de confianza a lo que el gobierno viene haciendo. Solo un par de datos para ilustrar la magnitud de lo que estamos hablando: 62 % cree que el país va por el camino equivocado; el 85 % pide cambio de la política económica. La gente no parece estar comprendiendo el cambio cultural.
En la práctica la polarización funciona a favor del macrismo y del kirchnerismo: caen los adherentes al gobierno, suben los porcentajes de apoyos y opositores duros. Se están debilitando los segmentos blandos. En febrero el 27 % votaría a candidatos oficialistas para fortalecer a Macri. En marzo ese indicador pasó al 33 %.
Falta mucho: 4 meses para las PASO, y 6 meses y medio para la general. En la Argentina todo es posible. Para bien y para mal.
Carlos FaraSecretarioPresidente de Fara Veggetti desde 1991. Lleva 37 años dedicados a la consultoría política. Se especializa en Opinión Pública, Campañas Electorales y Comunicación de Gobierno. Ha recibido varios premios: entre ellos, el Premio Aristóteles a la Excelencia 2010 en el Dream Team del año, que se compone por los diez mejores consultores a nivel mundial en materia de campañas políticas. Ha participado en más de 200 campañas electorales en Argentina y Latinoamérica. Es ex presidente de la Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos (ALaCoP), y fue el primer presidente de la Asociación Argentina de Consultores Políticos (AsACoP). Es presidente de la International Association of Political Consultants (IAPC) 2024-2025. Autor del primer libro en español dedicado íntegramente a la profesión, “¿Cómo ser un consultor político?”, que recibió el Premio de ALaCoP al Mejor Libro 2018.
(7 Miradas) … démosle presos” decía Chacho Álvarez en sus escasos 10 meses como vicepresidente de De la Rúa. Parafraseando al fundador del Frente Grande, hoy se podría decir “ya que no podemos darles pan, y con los presos que hay no alcanza, démosle polarización”.
Tal como dijimos la semana pasada en esta columna (“No vinimos para quedar bien”), el gobierno post paro de la CGT ha continuado profundizando la línea de ser menos light y más agresivo (lo que puede ser acertado dadas las circunstancias de la coyuntura).
Pero también venimos marcando que la creciente confrontación / conflictividad –que favorece el eje kirchnerismo – antikirchnerismo- no agota la conformación de la realidad. Digamos que solo la circunda. Porque lo importante es lo que queda en la orilla luego de que las olas se retiran.
Lo que queda en la orilla es la problemática socioeconómica. Estamos exactamente a 4 meses de las PASO. Mucho tiempo para sostener una escalada de satisfacción simbólica si la economía no arranca. Si arranca: listo, pasamos a hablar de otra cosa.
Lo cierto es que la noticia de la semana no debería ser ni el paro docente, ni la escalada verbal, ni la escalada de causas judiciales. La noticia de la semana es la escalada de la tasa de interés del Banco Central.
La novedad no tiene consenso ni entre los economistas privados, ni entre los empresarios, ni en los menos ortodoxos del propio gabinete económico. Por este camino, el gobierno está más cerca de querer una baja de la inflación de cara a la elección, que una reactivación. Para el dogma oficialista esto está lejos de ser una opción de hierro: “No hay nada más reactivante que bajar la inflación” dijo el ministro Dujovne. Es decir: una cosa va de la mano de la otra.
Como esta no es una columna de economía, no juzgamos esos dichos. Sí algunos indicadores objetivos, sus efectos políticos y sobre la opinión pública. Si la secuencia conceptual del gobierno es correcta, llegadas las elecciones tendrá razón, y eso le dará un marco de mayor optimismo que traerá votos. Sin embargo, en el corto plazo ni el círculo rojo, ni la mayoría social están otorgando un voto de confianza a lo que el gobierno viene haciendo. Solo un par de datos para ilustrar la magnitud de lo que estamos hablando: 62 % cree que el país va por el camino equivocado; el 85 % pide cambio de la política económica. La gente no parece estar comprendiendo el cambio cultural.
En la práctica la polarización funciona a favor del macrismo y del kirchnerismo: caen los adherentes al gobierno, suben los porcentajes de apoyos y opositores duros. Se están debilitando los segmentos blandos. En febrero el 27 % votaría a candidatos oficialistas para fortalecer a Macri. En marzo ese indicador pasó al 33 %.
Falta mucho: 4 meses para las PASO, y 6 meses y medio para la general. En la Argentina todo es posible. Para bien y para mal.
