¡Vos también podés ser parte!
(El País/España) El gigante asiático inyecta capital en unos medios en crisis y atrae a políticos, intelectuales y periodistas. La evidencia de que la estrategia funciona es que muchos de esos nuevos admiradores de China acaban halagándola públicamente.
El ejercicio de esta doble moral, de ensalzar las libertades individuales, garantías procesales y el Estado de Derecho en su país, al tiempo que se asume el silencio cómplice hacia las violaciones a los derechos humanos más allá de las propias fronteras, es una actitud perversa y suicida para todas las democracias.