Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

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21-12-2005

La crisis de la Democracia Cristiana en Chile y la búsqueda de un nuevo papel para el ''centro político''

Por Pedro Isern

La primera vuelta electoral en Chile no tuvo grandes ganadores pero si un perdedor relevante: la Democracia Cristiana (DC). El partido que mejor ha representado al centro desde el regreso de la democracia en 1990, ha visto dramáticamente debilitada su representación parlamentaria, en detrimento de sus socios en la Concertación. El Partido Socialista (PS) y el Partido por la Democracia (PPD) han sido los beneficiados por la debacle parlamentaria de la DC. Esto ha llevado a que importantes referentes  de la disidencia partidaria (cuyo líder es la ex Canciller y electa senadora Soledad Alvear) insinuaran que algunos estrategas del ala izquierda de la Concertación aspiren a relegar a la DC a un lugar de insignificancia en la vida política del país.

Los resultados de la DC y de la Concertación desde 1989 son los siguientes:

Tabla 1

Evolución del voto de la DC y de la Concertación (Chile, 1989-2005)

 

1989

1993

1997

2001

2005

Senadores DC

32,18%

22,35%

29,22%

22,84%

19,45%

Senadores Concertación

55,79%

57,61%

49,88%

51,32%

 

Diputados DC

25,65%

27,12%

22,98%

19,47%

20,78%

Diputados Concertación

52,13%

55,40%

50,51%

48,36%

51,77%

Fuente: www.elecciones.gov.cl

Nota: Los porcentajes de la Concertación incluyen a los de la DC

A su vez, la tabla 2 nos muestra una elocuente comparación entre las elecciones de 2001 y 2005: mientras la Concertación permanece con 20 senadores y la DC cae dramáticamente de 12 a 6, en diputados la DC cae de 24 a 21 y la Concertación aumenta de 63 a 65. Esto significa que el buen desempeño de la coalición gobernante es a costa de su partido de centro.

Tabla 2

 

 

Comparacion Diputados y Senadores de la DC y Concertación (2001-2005)

 

2001

2005

Senadores DC

12

6

Senadores Concertación

20

20

Diputados DC

24

21

Diputados Concertación

63

65

Fuente: www.elecciones.gov.cl

 

Nota: La cantidad de parlamentarios de la Concertacion incluyen a los de la DC

Sin embargo, la cuestión de fondo no es la búsqueda de hegemonía al interior de la Concertación sino el papel y crisis del "centro político" en países como Chile, Venezuela y Argentina. El punto principal de este artículo es que estas crisis del centro reflejan dos realidades diametralmente opuestas: mientras que en Chile responde a la existencia de una experiencia exitosa en los últimos quince años, en los otros tres países la debilidad del centro refleja sucesivos recientes fracasos, que se expresan en sociedades que sufren distintas formas de polarización.

El papel del centro es moderar las diferencias. En Chile el centro ha cumplido su labor y ahora necesita reformularse. En Venezuela, Bolivia o Argentina las diferencias son lo suficientemente importantes como para que los actores políticos relevantes encuentren estratégicamente inconveniente presentarse como moderados, porque serían penalizados por un electorado que demanda respuestas fuertes, ante la provocación y agresividad de "el otro". 

Esto es posible ejemplificarlo en Venezuela y Argentina. Para Chávez, hay un complot liderado por Estados Unidos que intenta desestabilizar a la revolución bolivariana. ¿Cómo un actor político moderado debiese posicionarse y responder a ello? Difícilmente pueda hacerlo desde el centro ante tan temeraria acusación. O se está con Chávez y se defiende su revolución, o se sostiene que dicha posición es falaz y, en consecuencia, se está con Estados Unidos y el imperialismo. Aquel actor político que intente articular un discurso presentándose como alejado de ambas posturas, será acusado por ambos bandos como blando o endeble. Su influencia será así irrelevante.

En Argentina, el presidente Kirchner ataca sistemáticamente al FMI y a las políticas de la  década del '90 (que él apoyó en su momento) como causa principal de la pobreza y corrupción que asolan el país. Nuevamente, ante tal posición, es difícil tener influencia política si se la contesta desde el centro, es decir, sosteniendo que los principales responsables de la debacle están dentro y no fuera de Argentina y que a Menem lo votaron la mitad de los argentinos dos veces (incluido el presidente y su señora esposa). El mismo discurso del poder obliga a los actores políticos relevantes a estar con él o contra él. Así, el centro se debilita y sus referentes pierden relevancia.

En cambio, en Chile la crisis del centro (y de la DC) responde a que no hay una demanda específica de moderación porque la estabilidad es anterior y nadie la percibe amenazada. Por ende, las expresiones de centro deben buscar nuevas formas de diferenciar su propuesta, incorporando a su tradicional moderación otras características que sean apreciadas por la sociedad como distintivas.

En el caso particular de la DC, parece primero necesario un recambio en la cúpula a partir de la decepcionante estrategia pensada por su presidente, Adolfo Zaldivar. En segundo lugar, la DC debe presentarse ante la sociedad como lo que ha sido: el partido principal de la coalición gobernante mas exitosa de la historia de Chile. A ello deberá sumarle una propuesta específica para conciliar crecimiento y distribución. Aquí si será importante marcar su papel como factor centrípeto de una Concertación que logró un crecimiento estable junto a un descenso notable en los índices de pobreza. Si lo que distingue a los tres periodos de la Concertación ha sido un sistemático crecimiento junto a la evolución positiva de los índices de pobreza y la evolución negativa de los índices de desigualdad, la  futura estrategia de la DC consiste, primero, en exhibir el crucial rol jugado por el centro político para el logro de las dos primeras características. Paso seguido, el centro podría empezar a articular una propuesta especifica para combatir la desigualdad, presentándose como garante de la vigencia de las dos primeras condiciones. Es claro que esta nueva estrategia política de la DC podría ser exitosa tanto dentro como fuera de la Concertación.

Como marcamos, la crisis del centro político responde a razones diametralmente opuestas en Chile, Venezuela y Argentina. La vigencia de la DC en Chile no reside en una renovación que reniegue de lo que ha sido hasta ahora. Por el contrario, su permanencia como actor relevante dependerá de la habilidad para ofrecer nuevas propuestas específicas que complementen y revaloren el crucial rol moderador que ha jugado y juega en la exitosa experiencia chilena. 

Pedro Isern es Director del Área Economía y Estado de Derecho de CADAL www.cadal.org

 

Pedro Isern
Pedro Isern
Master en Filosofia Politica (London School of Economics and Political Science), Master en Economia y Ciencia Política (Escuela Superior de Economia y Administraciin de Empresas) y Licenciado en Ciencia Politica (Universidad de San Andres).
 
 
 

 
 
 
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