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Promoción de la Apertura Política en Cuba

17-10-2022

La excelencia de la educación y la salud en Cuba, un mito

La fabulosa y prolongada asistencia económica de Moscú y otros satélites del mundo comunista, que sostuvieron artificialmente al régimen cubano durante décadas, forjó el espejismo de un sistema de desarrollo capaz de ofrecer buenos servicios de salud y educación, así como una surtida canasta básica de alimentos. Caído el sostén ficticio a fines de los 80, el precario tinglado de logros sociales, por demás exagerado, se derrumbó de un soplido.
Por Pedro Acosta Peña

La propaganda del régimen cubano, con el apoyo de la izquierda latinoamericana, brindaron al mundo una edulcorada y falsa imagen de la seguridad social en la isla, atribuyendo esta al poder económico alcanzado por el país al abrazar el socialismo.

Para dar una imagen fidedigna de lo que en Cuba acontecía con la pretendida gratuidad y excelencia de la educación y la salud, así como la suficiencia de la canasta básica familiar se deben esclarecer algunas cuestiones.

Hay dos aspectos estrechamente vinculados con el desempeño de la economía en Cuba que son imprescindibles tener en cuenta para realizar un análisis más objetivo de lo que aquí tratamos.

En primer lugar, el extinto campo socialista, en especial la Unión Soviética, dígase Rusia, apostaron por Cuba y brindaron a Fidel Castro una ayuda económica y financiera inmejorable.

Le daban a la isla créditos a pagar en veinticinco años, con cinco de gracia, un ínfimo interés del dos por ciento y a pagar con lo que el país produjera. Por demás le garantizaron la compra de cinco millones de toneladas métricas de azúcar, con un precio estable, muy superior al del mercado internacional.

Le vendían trece millones de toneladas de petróleo a muy bajo costo, de los cuales Cuba vendía tres millones a precios superiores a como los adquiría.

En segundo lugar, el régimen cubano pagaba a los trabajadores un salario despreciable que no superaba, como promedio, los veinticinco dólares mensuales. Esa plusvalía que Marx decía quedaba en manos de los capitalistas, en el caso de Cuba queda en manos de Fidel Castro y el Partido Comunista.

Todo ello en su conjunto posibilitó al Estado cubano proporcionar salud y educación falsamente gratis y una canasta básica familiar de bajo costo.

Final del espejismo

Pero a pesar de todas esas supuestas bondades la salud tenía y tiene carencias. No a todo el país se le brinda asistencia médica especializada, por lo que los pacientes tienen que viajar hasta la capital para ser atendidos, lo que conlleva un considerable gasto en transporte, alojamiento y alimentación, además de las largas horas de espera para ser atendidos por el especialista.

Las consultas pueden demorar meses y en ocasiones es necesario acudir a más de una. Y para poder acceder a una operación hay que tener la correspondiente donación de sangre. Y los hospitales, con el paso del tiempo, por carecer del debido mantenimiento, se iban deteriorando y las condiciones de muchos de ellos eran lamentables.

En cuanto a la educación, el hacinamiento en las aulas es permanente, los maestros, en su mayoría, carecen de la debida preparación y de una correcta educación y forma de expresión, siendo esta situación más acentuada en la educación primaria y secundaria.

Por la carencia permanente de maestros se ha recurrido, de manera acentuada, a formar estos de manera acelerada, en cursos muy cortos, algunos de solo seis meses de duración. Por la urgente necesidad de educadores se recurre a personas muy jóvenes, algunos casi adolescentes. La mayoría de los que acceden a esta tan importante función lo hacen por necesidades materiales, o por no tener perspectivas de obtener estudios superiores. O sea, no lo hacen por vocación, lo cual trae aparejado un grupo de dificultades, algunas de las cuales hemos mencionado anteriormente.

El constante acercamiento de las edades entre educadores y educandos se vio reflejado en las ya inexistentes escuelas en el campo, donde era común la falta de respeto, la promiscuidad, la mala educación y las relaciones sexuales en esos propios centros educacionales, incluso entre maestros y alumnos.

En cuanto a la canasta básica familiar es cierto que el estado vendía a bajos precios una buena cantidad de productos, pero estos no alcanzaban para todo el mes, además no se entregaban determinados alimentos necesarios para una adecuada alimentación por lo que era imprescindible acudir a la “bolsa negra”, o mercado ilegal, y ello incrementaba los gastos de esa canasta básica.

Cerca del 95% del comercio de la isla, así como su principal fuente de financiamiento, era el campo socialista, por lo que al caer este la verdad sale a relucir.

Veamos algunos aspectos de la crítica situación en que queda Cuba. El país termina el año 1989 como un país subdesarrollado al estilo de los cincuenta. A pesar de la formidable ayuda socialista Cuba estaba, desde mediados de esa década, con la economía en franco retroceso. Y con una deuda externa de más de 50 mil millones de dólares, de ellos 33 mil millones a Rusia.

Reforma contraproducente

Desde hace varios años, alrededor del 2016, la situación del país ha ido cambiando drásticamente, sobre todo a partir de la llamada “Tarea Reordenamiento”. Con ella se pretendía, al elevar los salarios en cinco veces, garantizar una economía doméstica favorable para las familias cubanas, pero resultó todo lo contrario.

Los precios de la canasta básica familiar subieron en más de un 600%, y por la llamada libreta de abastecimiento solo ofertan unos doce productos, los que como siempre solo alcanzan, a lo sumo, para cinco o seis días. El resto de los alimentos se deben comprar a precios exorbitantes, la mayoría fuera del alcance del pueblo.

Las colas para adquirir algunos productos, pollo, embutidos (los llamados “perritos”), aceite y otros suministros básicos como lo son la pasta de dientes, el detergente y demás productos de limpieza y aseo personal, así como el ron y los cigarros, son constantes y tumultuarias, pues el suministro es inestable e insuficiente.

En estas condiciones han resurgido los llamados “coleros”; personas que marcan desde horas tempranas para comprar esos insumos y después revenderlos en tres o cuatros veces más de lo que a ellos les costó.

Se crearon también las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC) con el objetivo de recaudar divisas para, según el régimen, abastecer debidamente las tiendas en moneda nacional. Medida que ha fracasado porque esas tiendas en MLC venden en precios muy altos y están muy mal abastecidas. Solo han traído disgustos y mayores diferencias entre los cubanos.

La carne de cerdo, ahumados, viandas, frutas y vegetales han incrementado sus precios en un 700%, por lo que gran parte de la población no puede adquirirlos. Un simple ejemplo, la libra de carne de puerco, la proteína fundamental del pueblo, incrementó en más de un 900% su precio. Y a pesar de ello escasea.

La salud pública ha sufrido un deterioro increíble. Hay carencia de más de 60 tipos de medicamentos, en especial para las enfermedades cardiovasculares, lo que ha triplicado en los últimos años las muertes por este concepto.

En los hospitales también hay falta de medicamentos, agujas, jeringuillas, hilo para suturas, anestesia, guantes, sábanas, toallas, productos para la limpieza, y la alimentación es muy precaria. Solo se están autorizando a realizar de inmediato operaciones donde peligre la vida del paciente. Otras también de carácter urgente, pero sin peligro inmediato para el enfermo, tienen que ser aprobadas hasta por el director del hospital, proceso que puede durar varios meses con el consecuente empeoramiento de la salud del enfermo.

Puntualizando, la gratuidad y la excelencia de la salud pública, la educación y la suficiencia de la canasta básica, atribuidas al desarrollo económico del socialismo en Cuba, fue un triste espejismo propiciado por la poderosa ayuda económica otorgada por el campo socialista al país.

Pedro Acosta Peña
Pedro Acosta Peña
Codirector y conductor del programa Zoom Cubano (Radio Libertaria de Chile), y secretario de comunicación del Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC).
 
 
 

 
 
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