Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Prensa

03-11-2010

El Rey, la Dama y la Oposición

Fuente: Revista Semana (Bogotá, Colombia)

Por Alejandra Monteoliva*

Tras la inesperada y sorpresiva muerte del ex presidente Kirchner, se abren múltiples preguntas y sin embargo la sensación de firmes respuestas silenciosas cobran fuerza con el pasar de los días en el sentir de los argentinos.

Pocos, en la historia argentina lograron concentrar en sí mismos todo el poder. Quizás Juan Manuel de Rosas entre 1829 y 1852, con seguridad el General Juan Domingo Perón entre 1945 y 1955 y en los últimos años, Néstor Kirchner. Ya sabemos que pasó luego de Rosas y Perón pero tras la inesperada y sorpresiva muerte del ex presidente Kirchner, se abren múltiples preguntas y sin embargo la sensación de firmes respuestas silenciosas cobran fuerza con el pasar de los días en el sentir de los argentinos.

Desde el año 2003, el modelo instaurado por el fallecido ex presidente y su esposa se resume en lo siguiente: excesivo populismo personalista, excesivo crecimiento del Estado y excesiva confrontación nacional. Con relación a lo primero, el nivel de concentración de poder, la total dominación y el control absoluto propició la corrupción en todas las formas, política y sindical y además evidenció el afán por los negocios lucrativos en desmedro de las instituciones.

Respecto a lo segundo, sólo un dato, un día antes del fallecimieto del ex presidente el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina dio a conocer el crecimiento exagerado del Estado Argentino en los últimos años. Según el informe, la administración pública nacional se incrementó un 26.5% desde el año 2003 pasando de 266.156 empleados públicos a 334.371 en el 2010. Cifra que en remuneraciones representa 41.918 millones de pesos argentinos a un costo mensual promedio que varía entre los 9.100 a los 12.500 pesos. En contraposición, los 5.500.000 jubilados y pensionados del país “gozan” de 1.480 pesos mensuales (u$ 380 aproximadamente). Un Estado grande, pero ajeno a las problemáticas fundamentales de la sociedad argentina.

Finalmente, la confrontación nacional. El campo, la iglesia, los medios de comunicación, por mencionar algunos. Todos ellos resultaron enemigos. Enemigos a los intereses del matrimonio presidencial. Las primeras actitudes de la presidenta luego de la muerte de su esposo, no son prometedoras en este sentido. Creo que muchos recordamos en estos días aquel abrazo del 74 entre dos viejos, casi ancianos, contrincantes políticos pero al fin y al cabo, sabios. “El viejo adversario ha venido a despedir al amigo” le dijo Balbín a Perón. Las comparaciones realizadas en el marco de los últimos acontecimientos son irrespetuosas y reflejan sencillamente actitudes kirchneristas.

Si bien los mercados festejaron y el riesgo país bajó, la historia evidencia la importancia que juega la oposición en la correcta articulación política e institucional, en la toma de decisiones a mediano y largo plazo y en el devenir político de un Estado. Ni Kichnerismo ni Antikichnerismo, el país está fracturado y la sociedad cansada. Hoy, el futuro político e institucional de Argentina está en la recuperación de la nación y la república, en un proyecto político que trascienda, plural y tolerante, por tanto necesariamente PosKichnerista.

*Directora Especialización en Gobierno y Gestión Pública Territoriales. Directora Carrera de Ciencia Política. Pontificia Universidad Javeriana.

Revista Semana (Bogotá, Colombia)

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