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25-06-2012

Yo soy 123: Movimiento juvenil busca influir en las elecciones presidenciales de México

El hecho de que el movimiento nació en una institución privada cuestiona el supuesto erróneo que los estudiantes de las universidades privadas son los hijos aburridos de la elite mexicana y que estos no participan en los movimientos políticos en apoyo de la democracia. Estudiantes de ambos tipos de universidades adoptaron el concepto del movimiento.
Por Marisa Raditsch

El día 11 de mayo Enrique Peña Nieto, aspirante a la presidencia mexicana, visitó la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, donde le recibió un grupo de estudiantes con letreros y abucheos. El evento no se divulgó mucho en TV Azteca y Televisa, los principales medios de comunicación del país, pero en cuestión de minutos las noticias llegaron a las redes sociales donde incluían fotos y videos grabados con celulares.

Fue un momento único en la campaña de Peña Nieto, donde el candidato por el Partido Revolucionario Institucional actualmente aventaja por amplio margen a sus rivales. Pero la insatisfacción en la Universidad Iberoamericana con Peña Nieto y el PRI, partido que gobernó México por más que 70 años hasta 2000, dio paso a algo nuevo: un movimiento social que se llama Yo Soy 132.

El nombre Yo Soy 132 surgió cuando Arturo Escobar, vocero y senador del Partido Verde que apoya a la candidatura del PRI adujo que los manifestantes no eran estudiantes reales sino acarreados impuestos por uno de los oponentes políticos de Peña Nieto para difamarlo. Los estudiantes respondieron a través de la creación de un video en YouTube en el cual 131 alumnos de la Iberoamericana mostraron sus credenciales para comprobar que sí estudian en dicha institución. El nombre Yo Soy 132 implica solidaridad con el grupo original de los estudiantes que habían sido acusados de ser falsos.

Según el Dr. Jaime Tamayo, del Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales en la Universidad de Guadalajara, Yo Soy 132 se expandió de las universidades privadas mexicanas a las universidades públicas porque “[los estudiantes] se sintieron agraviados por el candidato del PRI, que aparece por delante en las encuestas”. El 19 de junio, Yo Soy 132 organizó y transmitió su propio debate presidencial en línea en un intento por evadir a las cadenas nacionales de televisión. Con la excepción de Peña Nieto, participaron todos los principales candidatos presidenciales mexicanos.

“Este movimiento se ha expandido ya como un rechazo a lo que significa esta candidatura”, dice Tamayo. “Al autoritarismo y al neoliberalismo por un lado, pero también a los poderes fácticos que están detrás de este candidato, y muy en particular a los medios de comunicación monopolizados por dos empresas, Televisa y TV Azteca, que prácticamente ha venido manipulando la opinión pública en aras de consolidar esa candidatura”. The Guardian informó que los cables del Departamento de Estado de Estados Unidos publicados por Wikileaks señalan que Peña Nieto pagó para recibir cobertura televisiva favorable, afirmación que Televisa niega. Entretanto, Yo Soy 132 sirve para superar la brecha entre las universidades públicas y privadas mexicanas, donde la educación pública es prácticamente gratis pero la educación privada muchas veces es inaccesible para las familias de clase baja y media. El hecho de que el movimiento nació en una institución privada cuestiona el supuesto erróneo que los estudiantes de las universidades privadas son los hijos aburridos de la elite mexicana y que estos no participan en los movimientos políticos en apoyo de la democracia. Estudiantes de ambos tipos de universidades adoptaron el concepto del movimiento.

Se han hecho comparaciones entre Yo Soy 132 y las manifestaciones estudiantiles mexicanas del 1968, acontecimiento que atrajo la atención internacional en donde el ejercito mexicano y francotiradores paramilitares dispararon a manifestantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre, 10 días antes de inaugurarse los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México. Las cifras oficiales de los muertos se calculan de 30 a 300 personas. Casi 44 años después, nadie ha sido juzgado por la matanza.

De acuerdo con el Dr. Jaime Preciado Coronado, jefe del departamento de Estudios Políticos de la Universidad de Guadalajara, al contrario del movimiento de 1968, Yo Soy 132 no incluye a los profesores universitarios, ni existe todavía un nexo directo con los organismos de la sociedad civil, aunque parece que se empiezan a tejer estos lazos. “Yo creo que hay un aspecto que proviene de las experiencias del 68, que es la consciencia crítica en mano de la universidad y del papel de la formación intelectual de los estudiantes”, dice Preciado. “Este movimiento recoge el espíritu crítico del 68, aquella idea desde Paris: la imaginación al poder, la crítica anti-sistémica, pero también tiene sus diferencias”.

Para Eduardo Aguilar, un estudiante de relaciones internacionales en la Universidad de Guadalajara y participante activo en Yo Soy 132, el movimiento es “un aire fresco para el país”. Aguilar siente frustración con lo que percibe como una carencia de representación política en México. “Yo como ciudadano no puedo ir con un partido político, no puedo ir con mis diputados, no puedo ir a ninguna parte, nadie me escucha. Si los jóvenes nos organizamos y llegamos y decimos queremos esto, pues ya”.

Según Fernanda Torres, de la Secretaria de Comunicación Social en el Comité Directivo Estatal del PRI en Guadalajara, la campaña de Peña Nieto está a favor de la libertad de expresión y está satisfechos que los jóvenes se interesan en el bienestar del país. La campaña se declara en pro de la paz y en contra de la violencia y la guerra sucia en México. “[Lo vemos como] algo bueno que se están involucrando [con Yo Soy 132], pero no nos gusta que estén en contra de una persona especifica”, dice Torres.

Puesto que Yo Soy 132 comenzó como una manifestación en contra de un partido político y un candidato en particular, no todos los estudiantes mexicanos lo consideran como un movimiento democrático. A mitades de junio, un grupo de estudiantes rompió con Yo Soy 132 para formar Generación MX; el movimiento original denunció al nuevo grupo de favorecer el neoliberalismo y autoritarismo del PRI. Mientras tanto, el poeta y activista en pro de la paz Javier Sicilia acusó a Andrés Manuel López Obrador, el candidato rival de Peña Nieto, de ejemplificar el autoritarismo de izquierda.

Aunque muchos predicen que Peña Nieto va a llegar a ser el próximo presidente mexicano, se están estableciendo los planes de Yo Soy 132 para el largo plazo.

“Llegaron a la conclusión de que no se trata de un problema que se agote en el momento electoral”, señala Preciado. “La prueba de fuego [para Yo Soy 132] es lograr a trascender el momento electoral: de seguro que tendremos el aporte de las preocupaciones que han estado

llevando al público y como están montados sobre el derecho de la información como uno de sus principales ejes, eso hace pensar en que los conflictos con los poderes fácticos que representan el poder mediático no se acabarán, así es que de inmediato lo postelectoral no creo que sea nada sencillo”.

Hasta el primero de julio, el día de las elecciones, Yo Soy 132 planea más marchas, peticiones y movimientos por internet. Después de las elecciones, según Aguilar, se busca organizar “una asamblea ciudadana que crea una nueva Constitución. Se planea que [el movimiento] siga, no que se acabe”.

Tamayo predice que, como mínimo, Yo Soy 132 afectará la votación para Peña Nieto. “Va a obligar a que, gane él o gane otro, tome en cuenta las demandas que se están haciendo, y pueda de alguna medida probablemente si no romper el monopolio de los medios televisivos, sí generar condiciones para una mayor apertura en estos espacios, por ejemplo”.

Preciado opina que uno de los retos más grandes con los que se enfrenta Yo Soy 132 es asegurarse de que no se burocratice ni que se preste a la cooptación de unos lideres que pueden surgir. Además, Preciado espera que el movimiento se vincule con grupos y movimientos como el Movimiento de la Paz y Justicia y Javier Sicilia y con múltiples otras luchas y demandas sociales.

Sólo el tiempo nos dirá qué le espera a México y sus jóvenes recién despiertos. Lo que sí es seguro es que ahora es el tiempo para una participación activa y expandida de los jóvenes mexicanos en los procesos políticos de su país.

Marisa Raditsch
Marisa Raditsch
 
 
 

 
 
 
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