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07-11-2004

ELECCIONES MUNICIPALES EN CHILE: LA VIGENCIA DE LA CONCERTACIÓN

Las elecciones han reflejado un cuadro distinto al esperado por las dos fuerzas mayoritarias. La Concertación de Partidos por la Democracia sale fortalecida, mientras que la Alianza por Chile se encuentra ante una situación compleja.
Por Pedro Isern

Las elecciones municipales en Chile realizadas el pasado 31 de octubre han reflejado un cuadro distinto al esperado por las dos fuerzas mayoritarias. La Concertación de Partidos por la Democracia sale fortalecida por su desempeño tanto a nivel de alcaldías (44,79%) como a nivel de concejalías (47,91%) después de 15 años interrumpidos en el poder. Por el contrario, la Alianza por Chile se encuentra ante una situación compleja, ya que su desempeño ha perforado el estratégico piso del 40%, que la deja en un difícil escenario de cara a las elecciones presidenciales de diciembre de 2005. Así, la oposición alcanzó 38,65% en la votación para Alcaldes y solo 37,66% en la votación para Concejales.

El jefe opositor Joaquín Lavin  intentó nacionalizar la contienda para ligar mediaticamente el resultado a un piso de votos para su candidatura presidencial. Esta estrategia ha terminado en un fracaso no solo por la inmediata comparación entre lo obtenido por Lavin en la primera vuelta presidencial de 1999 (47,51%) con el mencionado 38,65%, sino también por el sorprendente desempeño de la izquierda en la Alianza comunista-humanista, que al alcanzar el 9,14% en la votación para concejales y 5,91% en la votación para Alcaldes pone un piso muy alto para la coalición anti-Lavin en una hipotética segunda vuelta en enero de 2006.

Resultados

Es necesario hacer una breve síntesis que nos muestre las estadísticas comparadas:

Las implicancias de estos resultados son las siguientes:

  • El bi-partidismo está consolidado en el escenario político chileno del corto y mediano plazo.

 

  • Pese a ello, la coalición de izquierda “Juntos Podemos” (PC-PH) ha realizado una excelente elección y será un actor clave para la resolución de las presidenciales. Aun así, es claro que su influencia solo será tal justamente en un escenario donde la polarización es la norma, es decir, ante un eventual empate entre las dos expresiones mayoritarias.

 

  • El desempeño de la Concertación consolida a una fuerza política que ha alcanzado mas del 45% de los votos (mas del 50% hasta las elecciones de senadores en 1997, cuando obtuvo 49,88%) en todas las contiendas electorales desde 1989. Dado las complejas y particulares características de la transición chilena, los resultados obtenidos por la coalición gobernante difícilmente puedan ser igualados, cuantitativa y cualitativamente, por otra expresión política relevante en Occidente, en los últimos años.

 

  • La oposición deberá reformular su campaña presidencial, tanto porque se encuentra en una situación muy difícil como porque todavía está a tiempo de llegar a La Moneda en 2006. Si no reformulara su estrategia, o lo hiciera mal, probablemente incluso en febrero ya sería demasiado tarde.  

 

Analicemos breve y conjuntamente estos puntos. Primero, si bien el bi-partidismo es un sistema consolidado en Chile, las terceras opciones electorales han demostrado que pueden reaparecer en la escena, principalmente en elecciones locales. Segundo, el triunfo de la Concertación nos expone a un saludable contra-ejemplo del trillado comentario latinoamericano sobre “el desgaste que provoca el ejercicio del gobierno”. Por el contrario, la coalición gobernante en Chile ha demostrado que un buen gobierno puede mantenerse a lo largo del tiempo y que un “desgaste natural” puede ser leído como la saludable necesidad de buscar alternancias en las democracias consolidadas, pero no necesariamente como un mal gobierno. En este sentido, la popularidad de la que goza el presidente Lagos y la Concertación reflejan un caso inédito en la región que es necesario remarcar: después de gobernar por 14 años y 8 meses, la coalición gobernante  mantiene la iniciativa en la agenda y en el debate público en Chile.

El desempeño de la Alianza por Chile redefine en cierto modo las características de las elecciones presidenciales de diciembre de 2005. Por un lado, al haber presidencializado una competencia municipal, Lavin tendrá que afrontar tanto la caída en relación a las municipales del 2000, la sensible caída de votos en relación a las presidenciales de 1999, como una menor adhesión a su figura, tal vez después del desgaste sufrido en la difícil tarea de gobernar el municipio de Santiago. Por otro lado, el mediocre desempeño de Alianza por Chile (y particularmente de la UDI) es la contracara del buen desempeño de la Democracia Cristiana.

Una nota sobre la democracia cristiana

Influyentes asesores de Alianza Nacional mencionaban años atrás que se avecinaba la desaparición de la democracia cristiana como real actor de poder en el mediano plazo de la política chilena. La caída en desgracia de estos estrategas  y el positivo desempeño de la DC en estas elecciones redefinen el mapa electoral y suponen que, nuevamente, será el comportamiento de esta corriente política lo que defina la suerte de las presidenciales.

Informemos brevemente sobre la evolución del voto democristiano, especialmente comparado con la evolución del de la UDI:

El buen desempeño de la DC pone en carrera a su presidente Adolfo Saldivar, mantiene expectante a Eduardo Frei y consolida la candidatura de Soledad Alvear. Esta compleja competencia interna que le espera primero a la DC y después a la Concertación supone un problema que se transformará en oportunidad para el oficialismo: si la Concertación supera la decisión interna sin agravios, con propuestas y consensos, aquél o aquella elegido/a saldrá fortalecido/a fuertemente, en su camino a La Moneda. 

En este sentido, la continua mención que los dirigentes de Alianza Nacional hacen sobre la ventaja que significa para la oposición tener definido el candidato, podría estar subestimando la alta institucionalización alcanzada por los principales dirigentes de la Concertación, principalmente de la DC, a través del sistemático mecanismo de la búsqueda de consenso. Por ende, la preocupación de Lavin debiera ser, después de los resultados adversos del 31 de octubre, sospechar que si una mujer emergiera como candidata consensuada de la Concertación sin conflictos ni peleas, las  posibilidades de vencer al oficialismo serían escasas.

El legado y la estrategia de la Concertación Democrática deberán estar ligados a este punto: si bien es necesario renovarse continuamente para adaptarse a las nuevas demandas de la ciudadanía, la Concertación seguirá siendo electoralmente exitosa si rescata y defiende como propios (sin ruborizarse) las 4 características sobresalientes del Chile moderno: una democracia consolidada (es decir, una transición finalizada), la plena vigencia del Estado de Derecho, la consolidación y profundización de la economía de mercado y el creciente fortalecimiento de un ámbito de consensos entre las 2 principales fuerzas, donde el núcleo de ese ámbito está fuera de discusión.


Consideraciones finales

Las elecciones municipales chilenas son el punto de partida para las presidenciales de diciembre de 2005. En este sentido, han sido satisfactorias para la coalición gobernante y  decepcionantes para las aspiraciones de la oposición. La preocupación evidenciada en las huestes de Joaquín Lavin se justifica ampliamente: no solo su Alianza ha tenido un peor desempeño que en las elecciones municipales pasadas (donde alcanzó el 40,09%), sino que ha sido incapaz de equiparar a una coalición que gobierna ininterrumpidamente desde 1990. A su vez, estas elecciones municipales han marcado la aparición de una Alianza entre comunistas y humanistas que le significan a la hipotética coalición de segunda vuelta  anti-Lavin un piso demasiado alto. Como ya ha sucedido en las presidenciales de 1999, la Concertación tendrá un piso de 48% para el balotaje, porcentaje de votantes listos para evitar que la derecha llegue al poder. A ello, Lavin respondió en ese momento con un formidable e inesperado desempeño en primera vuelta, que casi lo lleva a La Moneda. Los resultados de las elecciones municipales reflejan un desgaste en la figura de Lavin y en la maquinaria de la Alianza que hace difícil pensar en un desempeño similar al de la pasada primera vuelta presidencial. 

Pedro Isern
Pedro Isern
Master en Filosofia Politica (London School of Economics and Political Science), Master en Economia y Ciencia Política (Escuela Superior de Economia y Administraciin de Empresas) y Licenciado en Ciencia Politica (Universidad de San Andres).
 
 
 

 
 
 
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