¡Vos también podés ser parte!
Las políticas del gobierno chino están obligando a tres de cada cuatro estudiantes tibetanos a abandonar sus hogares e ingresar a internados coloniales que ahora albergan entre 800,000 y 900,000 niños en Tíbet de entre 6 y 18 años, así como un número aún desconocido de niños de entre cuatro a cinco años. Alejados de sus familias y comunidades, los estudiantes deben estudiar principalmente en chino, se les prohíbe practicar su religión y están sujetos a un intenso adoctrinamiento político. Las escuelas son la piedra angular de la campaña de Xi Jinping a fin de suplantar la identidad tibetana con una identidad china homogénea con el propósito de neutralizar la posible resistencia al régimen del Partido Comunista Chino (PCC).
Desde 2008, cuando un levantamiento se extendió por todo Tíbet, China ha estado prácticamente bloqueando tanto la información como los viajes. Sin embargo, la amplitud y el impacto del sistema colonial de internados ahora se evidencian en relatos de primera mano desde el interior de Tíbet, declaraciones de tibetanos en el exilio que son sobrevivientes del sistema colonial de internados de China, datos recopilados de fuentes oficiales y académicos en Tíbet, China y en el extranjero. Además, los informes de Tíbet indican que las autoridades chinas utilizan una variedad de métodos para obligar a los padres a enviar a sus hijos a estas instituciones estatales, incluido el cierre de las escuelas locales para no dejar otras alternativas de escolarización. Aquellos que se atreven a resistir están sujetos a intimidación y amenazados con castigos financieros y de otro tipo. Como resultado, ahora tenemos quizás la evidencia más clara de un aumento masivo en las violaciones de los derechos humanos contra el pueblo tibetano que exige una acción urgente, bilateral y multilateral de los gobiernos e instituciones internacionales interesados en el tema.
Al desarraigar intencionalmente a los niños tibetanos de sus familias y cultura, haciéndolos vivir en internados estatales, las autoridades chinas están utilizando una de las herramientas más atroces de la colonización para atacar la identidad tibetana. Si bien China afirma estar educando a los niños tibetanos, el mundo sabe cómo se ve cuando los niños son empujados a escuelas residenciales administradas por un estado que quiere acabar con su cultura, incluidos los altos niveles de alienación, pérdida de identidad y trauma intergeneracional. Se debe presionar al gobierno de China para que respete el derecho de todos los niños tibetanos a recibir una educación de alta calidad en su lengua materna sin ser separados de sus familias antes de que se produzca un daño más irreparable.
Por tal motivo, CADAL le solicitó al Canciller Cafiero que la República Argentina trabaje con otros gobiernos democráticos a fin de ejercer acciones bilaterales y multilaterales para:
CADAL le recordó a Cafiero, que el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina afirma en su sitio web que "Valores como la libertad, la democracia, los derechos humanos, la solidaridad, el multiculturalismo, la libertad de cultos, la igualdad de género, entre otros que hoy son parte de nuestra realidad, son reforzados y protegidos a través de la acción internacional del Estado".