Derechos Humanos y
Solidaridad Democrática Internacional

Prensa

10-09-2011

Patricio Navia:

«Piñera perdió crédito entre esa clase media que lo votó y paga la universidad»

Fuente: La Capital (Argentina)

El analista político chileno Patricio Navia exhibe la fluidez expositiva propia del buen profesor. Navia, docente de la New York University y de la Universidad Diego Portales de Chile, lanza definiciones y análisis con soltura, mientras toma una cerveza en un bar de bulevar Oroño, lugar en el que concedió una entrevista a La Capital. Poco antes había estado en la "Siberia", donde había llegado a disertar traído por Cadal (Centro para la Apertura y el Desarrollo en América Latina), una institución argentina que lo cuenta en sus filas. Navia afirma que "el presidente Sebastián Piñera está en el peor de los mundos" y la ex presidenta Michelle Bachelet juega con éxito a ser una "outsider" de la política y los partidos. El conflicto estudiantil golpea a la clase media chilena que debe pagar costosos créditos universitarios y que en 2009 votó a Piñera y hoy lo considera un "mentiroso". Argentina, dispara Navia con ánimo polémico, puede dar educación universitaria gratuita porque sólo un porcentaje menor de su población accede a esa instancia, mientras en Chile el 50 por ciento de la población puede cursar estudios superiores.

— Uno se pregunta porqué el conflicto estudiantil, que es un problema estructural, estalló justo ahora.

—Creo que hay una mezcla de varias cosas. Por un lado, Piñera alimentó mucho las expectativas. Con el rescate de los mineros, dijo "si pudimos rescatarlos del fondo de la tierra podemos solucionarlo todo". Parte de este problema es causado por el éxito de la Concertación: en 20 años logró ampliar mucho el acceso a la educación. La secundaria se hizo universal y creció la universitaria. Pero con un sistema de créditos con tasas de 10 por ciento anual, el problema explotó, y lo hizo ahora porque los estudiantes están terminando de cursar su universidad. Este sistema comenzó en 2005, con el presidente Ricardo Lagos. En 1990, uno de cada cinco chilenos en edad universitaria accedía a ese nivel de educación; hoy es uno de cada dos.

—Otra lectura que se hace es que la derecha exaspera el clima social, lo polariza.

—El problema de la polarización en Chile no es nuevo, ni propio de este gobierno. Chile es un país muy desigual. Los gobiernos de la Concertación se centraron en reducir la pobreza y en focalizarse en el 40 por ciento de menores ingresos. El conflicto estudiantil es del siguiente 40 por ciento, de la clase media, que no recibe subsidios y a la vez paga impuestos y además tiene que pagar por su educación.

—En los últimos sondeos Piñera tiene 68 por ciento de rechazos. Pero la Concertación está incluso peor. ¿Se abre el escenario para un tercero que rompa el sistema bipolar chileno?

—La oposición siempre ha tenido poca aprobación en Chile. Ahora la Alianza (la coalición de derecha del gobierno) se quedó con poca aprobación y la Concertación cayó. ¿Esto abre el juego a "outsiders"? Sería cuidadoso sobre cómo definimos este término. Bachelet siempre se presentó como una candidata que venía desde afuera, pese a que era de la Concertación. Jugaba con su condición de mujer, se mostraba como más rupturista. Marco Enríquez Ominami (quien logró 20 por ciento de votos en 2009), también puede ser un outsider, pero lleva el ADN de la Concertación. Es que si bien los chilenos rechazan mucho a los políticos, se definen como moderados. En las encuestas casi 70 por ciento se ubica en posiciones moderadas. Así que, irónicamente, para que un outsider sea exitoso tiene que ser muy moderado.

—¿Y hay alguien que tenga esa tipología?

—Bachelet probablemente va a querer venderse como tal. El propio ex ministro del actual gobierno Andrés Velazco también se vende como antipolítico moderado. Y luego está el ex ministro de Minería, Lawrence Golborne, hoy ministro de Obras Públicas. Y el propio Enriquez Ominami. Bachelet en 2005 se presentó como la candidata contra los partidos. Era la representante del pueblo ante los partidos. En 2013 le será más difícil jugar ese rol.

—Volviendo al conflicto de los estudiantes, Camila Vallejo y otra gente han señalado al modelo argentino, con universidades públicas gratuitas.

—Sí, pero en Argentina hay mucha menos gente en la universidad. En Argentina se puede dar universidad gratis porque va sólo la elite, o la que va a ser la futura élite. No va la gente de los barrios pobres. En Chile, con el 50 por ciento de la población en edad universitaria yendo efectivamente a la universidad, sostener el sistema es mucho más caro. En Chile hay muchas universidades privadas que a través de artimañas legales logran lucrar. Por ejemplo, crean una inmobiliaria que alquila los edificios a la universidad.

—¿Porqué en Chile los estudiantes deben pagar un crédito universitario al precio de un departamento?

—En Chile hay dos tipos de universidades: están las tradicionales, públicas y privadas. Tienen subsidios directos del Estado y por tanto cobran menos, y sus estudiantes pagan créditos mucho más baratos, también subsidiados, con una tasa de 2 por ciento anual, y los devuelven con un tope máximo, un porcentaje de sus ingresos. Las otras universidades privadas no tienen acceso a este tipo de crédito subsidiado y cobran una tasa de 6 por ciento más inflación anual. Después de 4 o 5 años, se termina pagando un título que vale un departamento. El problema viene con las universidades de menor calidad. El título que obtienes no te permite ingresos suficientes para pagarlo. Es caro y malo.

—De vuelta a la política, Bachelet tuvo una caída fuerte y luego se recuperó. ¿Puede repetirse con Piñera?

—Está difícil. La gente siempre creyó en Bachelet, pensaba que los partidos no la dejaban gobernar. Aún en los peores momentos de Bachelet la gente creía que era honesta y que decía la verdad. Con Piñera su gran problema es de credibilidad: la gente cree que es un mentiroso. Y una vez que la gente te ve como mentiroso es muy difícil que te vuelvan a creer. Además, agotó al electorado.

—¿Puede ser que haya una cuestión de fondo, que simplemente no es momento para ser de derecha o centroderecha, que el espíritu de la época es ser "progresista"?

— Sí, creo que las élites latinoamericanas tiene que aprender de la experiencia argentina. Están combatiendo ahora a sus propios Perón. Piñera ganó con el voto de la creciente clase media, irónicamente producto de 20 años de gobiernos de la Concertación. Esa clase media se sintió abandonada por la Concertación, porque ayudó sólo a los más pobres y entonces le dio el voto a Piñera. El entendió bien que tenía que buscar a la clase media, pero su problema es que no gobierna con la clase media.

- Hay además un problema con la derecha chilena, un rasgo arcaico. El presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, tildó a los estudiantes de "subversivos".

—Hay parte de la derecha que es muy pinochetista, y otra que es prepinochetista. Una derecha de terratenientes, oligárquica. Esa derecha prepincohetista sigue muy presente. Piñera quiso reinventarla, porque esta vieja derecha no puede ganar elecciones. Pero su discurso de eficiencia falló, y entonces tuvo que buscar apoyo en la derecha más arcaica y retrógrada. Así que la izquierda lo odia por derechista, la derecha por liberal y los moderados lo rechazan porque no resultó eficiente como prometió. Está en el peor de los mundos.

Bachelet y CFK

Para Patricio Navia, “Bachelet como presidenta era mucho más una madre protectora que una líder política. Bachelet es un tipo de presidenta muy distinto a Cristina, que es una personalidad mucho más confrontacional y directa. Bachelet era una protectora, una defensora del pueblo ante los partidos y sus coaliciones”.

Fuente: Diario La Capital (Rosario, Argentina)

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