¡Vos también podés ser parte!
Al conmemorar el quincuagésimo noveno aniversario del Día del Levantamiento Nacional Tibetano, recordamos y rendimos tributo a todos aquellos que han sacrificado sus vidas por la lucha de la nación tibetana. Hasta la fecha, se estima que un millón de personas han perecido y que el 98% de los monasterios fueron destruidos bajo la invasión china.
Aunque hoy es un día para sentirse apenado, hay razones para estar orgulloso y esperanzado. Esperanzados por el hecho de que, en este día histórico del año 1959, los hombres y mujeres tibetanos de las tres provincias marcharon al unísono bajo la consigna “El Tíbet pertenece a los tibetanos”.
Es por esto, que este 10 de marzo de 2018, como latinoamericanos también podemos aportar un granito de arena a la causa, informándonos. Para ello, el libro de Aloma Sellanes Zibechi, “Los Latinoamericanos y el Tíbet”, escrito en un lenguaje ameno y claro, busca acercarnos al Tíbet, tan lejano y tan mítico, del que poca gente se encuentra informada de manera fiel.
País, que fue la patria de los Dalai Lama, hasta que el XIV y actual tuvo que exiliarse, es la tierra donde el budismo enraizó para generar una de las más complejas y profundas formas, la del budismo tibetano, la de los Lamas, en una historia en la cual se funden grandes iniciados, trascendentes bodhisattvas, la digna lucha de Tenzyn Gyatso, y una vida y cultura que actualmente están en peligro debido a la voracidad ideológica de la China comunista.
A través de sus páginas, podemos encontrar información sobre Tíbet, su religión, su situación política presente, en su más amplia y completa definición, complementada con 34 testimonios de latinoamericanos que nos explican el porqué de los lazos que los unen al Tíbet y que, sin duda, nos deja pensando sumidos en la necesidad de hacer algo, como así también, nos invita a preguntarnos: ¿qué país puede invadir a otro, anexarlo e intentar oprimir a sus ciudadanos y cultura sin que el mundo haga algo por impedirlo? ¿Qué país puede, en esa nación conquistada, violar permanentemente los derechos humanos?
Es, en conmemoración a otro año más de lucha y retomando las palabras de Lia Diskin, testimonio de Buenos Aires, que con “admiración a una cultura que es capaz de sustentar sus convicciones en el poder de la compasión y la paz aún en las situaciones más adversas” que esperamos que pueda la no violenta causa del Tíbet prevalecer y ser escuchada.