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23-09-2008

Setenta y dos horas en Argentina

(Infolatam) Uno no se aburre en Argentina. En una semana normal es tal el cúmulo de cosas que pasan que uno tiene la tentación de preguntarse qué es lo que está pasando para que las noticias se agolpen en los teletipos de esta manera.
Por Carlos Malamud

(Infolatam) Tres días en un país normal son un período de tiempo escaso para calibrar lo que allí está pasando. Pero, como desde hace bastante tiempo Argentina ya no pertenece a esa categoría de naciones, las sensaciones son muy diferentes. Desde esta perspectiva, los hechos producidos entre el martes 16 y el viernes 19 de septiembre, sin poder catalogarse como extraordinarios, se inscriben en lo que no sé si denominar jornadas corrientes o anómalas en la historia reciente del país.

La semana quedó enmarcada entre dos viajes presidenciales. El primero a Santiago de Chile, a la Cumbre extraordinaria de Unasur tras la delicada situación boliviana. El último, ya en estos días, a Nueva York, a la Asamblea General de Naciones Unidas. Por detrás, como el telón de fondo de la tragedia, el goteo constante de noticias del juicio en Miami por la financiación irregular venezolana de la campaña electoral de la presidenta Fernández.

¿Qué pasó en apenas tres días? Bastantes cosas, comenzando por la noticia de la constitución de El Chapel S.A., dedicada a la asesoría empresarial. Casualmente, tan singular empresa pertenece a la pareja presidencial y a su hijo, Máximo Kirchner, que, al mismo tiempo, es su director. También se hizo pública la suspensión, que no cancelación, por motivos de agenda, de la visita de estado que la presidenta debía realizar a España en octubre próximo, y se conoció la dimisión irrevocable del general Roberto Bendini, comandante en Jefe del Ejército. El punto álgido de estas jornadas llegó tras unas declaraciones presidenciales sobre la crisis financiera internacional. En ellas la mandataria se congratulaba de que "estamos viendo cómo este primer mundo que nos habían pintado en algún momento como la meca a la que debíamos llegar, se derrumba como una burbuja y aquí nosotros, modestos y humildes, los argentinos con nuestro proyecto nacional estamos en medio de la marejada, firmes".

La presidenta Fernández fue una de las primeras en confirmar su asistencia a la Cumbre de Unasur. Allí vio como su lealtad debía repartirse entre el comandante Chávez, el gran prestamista argentino, y Lula da Silva, cada vez más decidido a ejercer el liderazgo en América del Sur y cada vez más contrariado por algunas excentricidades bolivarianas que introducen demasiados ruidos en la agenda regional con los Estados Unidos (la presencia rusa o iraní o la expulsión de los embajadores). En esta oportunidad Cristina Kirchner apostó por un perfil bajo y se fue de Santiago sin grandes alharacas.

Paralelamente se conocía la constitución de El Chapel S.A., que generó una gran cantidad de protestas por parte de la prensa y de ese conjunto heterogéneo y fraccionado de fuerzas que se da en llamar oposición. La mayor parte de las quejas se centraba en la gran cantidad de información privilegiada que maneja la familia presidencial y en lo que significa que la misma se dedique al asesoramiento empresarial. También se habló del vertiginoso incremento de la economía familiar, que ha superado la compraventa de bienes raíces o el alquiler de inmuebles.

A su regreso de Santiago, la prensa argentina anunció la suspensión del viaje presidencial a Madrid. La noticia se acompañó de numerosas especulaciones sobre las verdaderas razones de la medida y del estado de las relaciones bilaterales. Una vez más se habló de la difícil situación de las empresas españolas: la falta de actualización de las tarifas de los servicios públicos, aunque hubo recientes novedades en el caso del gas, los ejemplos de Repsol YPF y Aerolíneas Argentinas, la difícil situación de Radio Continental, propiedad del Grupo Prisa, y ciertas expresiones xenófobas vertidas en el Congreso argentino por parlamentarios oficialistas.

El 18 de septiembre, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Roberto Bendini, solicitó su relevo y su pase a retiro tras haber sido incriminado en una causa de corrupción por la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia. Los hechos se remontan a cuando desarrollaba su actividad en la Patagonia, de donde fue rescatado por Néstor Kirchner para ser catapultado al frente del Ejército de Tierra. He aquí una de las claves del fenómeno. Bendini era un hombre de los Kirchner y su cercanía al poder le sirvió todos estos años para capear las amenazas jurídicas. Sin embargo, la derrota del Ejecutivo en el Senado en el conflicto con el campo abrió numerosas grietas en el frente oficialista y la caída de Bendini, que tenía una pésima relación con la ministra de Defensa, Nilda Garré, es prueba de ello. Lo mismo se puede decir de las denuncias del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, que el mismo 18 advirtió que "la acusación a un juez se volvió un modo de apelar una sentencia desfavorable o de tener injerencia en la Justicia", en una clara alusión a las intromisiones del poder político en la justicia. Nada de esto hubiera pasado meses atrás.

El martes 16 la presidenta Fernández hizo sus polémicas declaraciones sobre la burbuja financiera que se derrumba y las capacidades de la economía argentina para resistirlas. Pese al optimismo presidencial las cosas no están tan claras, dada la escalada del riesgo país, que en esos días se acercó a los 900 puntos, y al desplome de los bonos argentinos. Es sintomático que más allá de las fortalezas, el lunes 15, antes de partir para Santiago, Cristina Kirchner haya firmado por primera vez en su mandato un decreto de necesidad y urgencia para ampliar en 36.000 millones de pesos (unos 8.000 millones de euros) el presupuesto de 2008. Pese a sus deseos, si la crisis del primer mundo se derrama más allá bajarán las exportaciones argentinas y con ellos los ingresos fiscales, lo que restará capacidad de maniobra al éxito modelo kirchnerista que ahora se creen en condiciones de exportar.

Atosigada por tantos problemas, el domingo 21 la presidenta viajó a Nueva York, con la intención de demostrar a la comunidad financiera internacional la solidez de la economía argentina y señalar los motivos para confiar e invertir en el país. Sin embargo, debe luchar contra la desconfianza de los holdouts, los bonistas que no arreglaron la cancelación de la deuda, y contra los numerosos interrogantes del Club de París. Por si todo esto fuera poco, en Miami se sigue sustanciando el juicio contra Antonini Wilson por el valijagate, con un desenlace desconocido. De todas maneras, las declaraciones del ministerio de Exteriores, dirigido por Jorge Taiana, sobre la falta de independencia del poder judicial en Estados Unidos, poco hacen por mejorar las relaciones bilaterales.

Como se ve, uno no se aburre en Argentina. Por si todo esto fuera poco, como dice la propia presidenta: "Escucho muchas veces a expertos economistas y a loros internacionales y nacionales repetir fórmulas, criticar cosas y creo que estas cosas que pasan nos obligan a todos a ejercicios de mayor humildad a la hora de evaluar, calificar y diagnosticar". Ante esto, poco queda por agregar, o por criticar, si uno no quiere ser incorporado a la familia de los loros o psitácidos. En una semana normal es tal el cúmulo de cosas que pasan que uno tiene la tentación de preguntarse qué es lo que está pasando para que las noticias se agolpen en los teletipos de esta manera. Probablemente el estilo de gobierno y el fin de una época, definida como fundacional por sus epígonos, interactúen de tal modo que los hechos no puedan encadenarse de otro modo. Por eso, sería recomendable un ejercicio de mayor humildad a la hora de gobernar.

Fuente: Infolatam, Madrid, 22 de septiembre 2008

 

Carlos Malamud
Carlos Malamud
Carlos Malamud es Investigador Principal para América Latina en el Instituto Real Elcano.
 
 
 

 
 
 
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