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09-12-2003

¿QUIEN GANO? ¿QUIEN PERDIO? ¿A QUIEN LE IMPORTA?

La octava Cumbre del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas llegó y se fue. Los ministros de comercio del hemisferio occidental finalizaron su reunión de dos días tras sólo 15 minutos de debate sobre un nuevo marco que ofrezca un menú de opciones para los países que participen del ALCA. Este marco crea las bases para un acuerdo entre los países participantes pero, sustancialmente, la cumbre no dejó mucho.
Por Tanya Dawkins

Y así fue, nomás. La octava Cumbre del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) llegó y se fue. Los ministros de comercio del hemisferio occidental finalizaron su reunión de dos días tras sólo 15 minutos de debate sobre un nuevo marco que ofrezca un menú de opciones para los países que participen del ALCA.

Este marco crea las bases para un nivel de derechos y obligaciones no especificados aún para los países participantes, y niveles opcionales y más profundos de liberalización y reciprocidad. Sin embargo, sustancialmente la cumbre no dejó mucho. En un contexto geopolítico e histórico más amplio, fue un evento significativo con importantes implicancias sociales, económicas y políticas para el hemisferio y el mundo.

Entonces, ¿Cuál es la significancia de esta declaración final amorfa y vaga (http://www.ftaa-alca.org/), ahora apodada ALCA a la carta? Este artículo ofrece algunas ideas sobre la historia del ALCA y los jugadores y valores en juego que llevaron a (y surgen de) las conversaciones comerciales de Miami, como así también las implicancias de los eventos dentro y fuera del perímetro de seguridad y algunas ideas en el camino.

Haciendo historia, el ALCA es una propuesta de acuerdo de comercio diseñado para unir a 34 países y a sus 800 millones de ciudadanos del Hemisferio Occidental, excepto Cuba, en un único bloque económico. La visión detrás del ALCA está moldeada por el Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA) que fue implementado en 1994.

Las negociaciones del ALCA son realizadas a través de nueve grupos de negociación (acceso al mercado, agricultura, política de competencia, consecución gubernamental, derechos de propiedad intelectual, inversión, servicios, subsidios, derechos anti-dumping y de compensación) como así también varios grupos de consulta orientados hacia economías más pequeñas, participación de la sociedad civil y comercio electrónico. Es un modelo de Área de Libre Comercio (FTA) más que el modelo de mercado común de la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR).

Qué diferencia hacen 10 años

Diez años después, el mundo (y el paisaje comercial) es un lugar muy diferente. La Cumbre de Miami se suponía que sería la reunión en la cual se le darían los retoques finales al acuerdo. El gran optimismo que rodeó a los anuncios de los líderes hemisféricos de 1994 sobre su intención de establecer el ALCA en 2005 fue reemplazado por un trabajo lento y paulatino de negociación con grandes diferencias de prioridades y de política entre los países del hemisferio.

Diez años atrás el NAFTA era un experimento, 911 era el número que había que marcar por auxilio en emergencia en Estados Unidos y Seattle era sólo un lugar cálido para pasar unas vacaciones o hacer que se construyera un avión.

Hace diez años Lula era sólo un permanente candidato presidencial brasileño, la OMC y el CAFTA no existían, ni hablar de la multiplicidad de complejos mecanismos de disputas; acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales; cientos de tratados bilaterales de inversión (BITs) que hoy se están implementando o que están en juego.

El camino hacia Miami

Las fallidas conversaciones comerciales de la OMC en Cancún en septiembre sirvieron de respaldo para la Cumbre del ALCA en Miami. Liderado por Brasil, China, India, Kenia y Sudáfrica, un grupo de 20 países en desarrollo llevó al colapso final de las charlas. ¿Cuánto de lo que sucedió en la OMC constituye una victoria estratégica para la reforma comercial y los grupos de movimientos sociales? ¿Cuánto se refiere a los intereses comerciales de la agricultura aún cuando continúa siendo objeto de debate?

Desde entonces, Colombia, Perú y Costa Rica se han ido calladamente del grupo y Brasil enfrentó una intensa presión y crítica por suposición sobre los subsidios agrícolas estadounidenses y la insistencia de que aspectos significativos de la propiedad intelectual, inversión y servicios sean excluidos del ALCA. Estados Unidos respondió buscando agresivamente acuerdos de libre comercio bilaterales y multilaterales. Poco después de las reuniones de septiembre en Cancún, Estados Unidos anunció sus acuerdos bilaterales con miembros de la comunidad Andina y reafirmó su compromiso de completar las negociaciones para el Área de Libre Comercio de América Central (CAFTA) hacia fines de 2003.

Es de creencia bastante común que el ritmo de los anuncios también es parte de la estrategia de Estados Unidos de aislar y presionar a Brasil para que cambie su posición, que el representante comercial de los Estados Unidos (USTR) describió en términos nada aduladores. Sin embargo, esto no hizo que Brasil fuera percibido como el ganador en Cancún y aquel al que había que observar en Miami. Poco antes de la reunión de Cancún, hubo un cambio ostensible en las percepciones sobre lo inevitable del ALCA lo cual significó un empujón psicológico y táctico a los grupos hacia el acuerdo.

Semanas antes de la reunión, Brasil y Estados Unidos habían dibujado sus líneas sobre el terreno, y cada uno insistió en que negociar sus respectivos asuntos estratégicos en el contexto del ALCA antes que en el de la OMC constituiría una desventaja significativa. Ese brete fundamental no dejó mucho lugar para negociaciones sustantivas. Por lo tanto, parece ser que lo único en lo que Brasil y Estados Unidos pudieron ponerse de acuerdo fue en otro colapso mayor durante las conversaciones de comercio internacional.

¿Qué sucedió?

No obstante la traba que partidarios y opositores han puesto sobre el resultado de las conversaciones, el jujitsu geopolítico hemisférico continúa.

• Sobre la discutible cuestión de los subsidios agrícolas, Estados Unidos ha mantenido su posición firme de que los subsidios agrícolas sólo se deben discutir en el nivel de la OMC para asegurar que los países de altos subsidios como UE y Japón no reciban una ventaja injusta en el mercado mundial. Con las elecciones estadounidenses en noviembre de 2004 en el horizonte, pocos esperan un avance significativo en este aspecto y el comercio se vislumbra una cuestión significativa para su futuro. China, los subsidios siderúrgicos y textiles, y el comercio de la UE antes que el ALCA son los más propensos a ser el foco del debate político local.

• Brasil salió de las conversaciones con su capital político intacto y con un grupo más pequeño (aunque de tamaño respetable) de países aliados. Si Brasil y su aliado hemisférico más cercano, Argentina, replican su alianza global construyendo éxitos dentro del hemisferio, tendrán que encontrar la forma de explotar al MERCOSUR como una fuerza política tanto como económica. Las presiones (en competencia y contradictorias, internas y externas) sobre Brasil y sus aliados en favor de que generen una alternativa al modelo actual sólo aumentarán a medida que se acerque la fecha límite del 2005.

• Cuestiones de especial interés para los países del Caribe y las economías pequeñas, incluyendo mayores refinamientos a las provisiones de los tratados Especiales y Diferenciales, fondos para infraestructura y asistencia técnica, alivio de deudas y otras cuestiones, apenas si tuvieron alguna mención durante la cumbre. Irónicamente, un colapso de las conversaciones hemisféricas amplía potencialmente la vulnerabilidad negociadora y las asimetrías entre las economías pequeñas y los países de mercados grandes a los cuales necesitan acceder.

• El valor del esfuerzo y los recursos necesarios para forjar un posible acuerdo del ALCA está en cuestionamiento. La desconcertante serie de acuerdos comerciales bilterales y multilaterales, uniones aduaneras y arreglos de cooperación económica ya está cobrándose el capital político y las capacidades de negociación y de realización de políticas a lo largo del hemisferio.

• Como es el caso de las reuniones de esta naturaleza, grupos que buscan influenciar las conversaciones y construir alianzas y alternativas, agendan y reubican sus agrupaciones para coincidir en las conversaciones comerciales. Dentro del perímetro de seguridad, alrededor de 300 grupos de la sociead civil se registraron para participar del Foro de Comercio y Desarrollo Sustentable de las Américas y 600 grupos empresarios participaron de los eventos del American Business Forum. Fuera del perímetro las actividades atrajeron entre 15 y 20 mil activistas y analistas de todo el hemisferio. La sociedad civil pide transparencia y las conversaciones comerciales aún tienen mucho por recorrer. El trabajo más difícil e importante es politizar estas cuestiones constructivamente a nivel local.

¿Qué significa todo esto?

En realidad, el resultado de la cumbre de Miami subraya la realidad de que una misma talla no les cabe a todos por igual.

Aquellos países que ya han orientado sus políticas hacia el modelo unilateral –Canadá, México, Chile, Costa Rica y los defensores del modelo neoliberal de integración económica- criticaron rápidamente el marco basándose en que potencialmente dejaría a esos países que ya tienen Acuerdos de Libre Comercio con Estados Unidos en una marcada desventaja y alejaría al hemisferio del logro potencial de la visión original del ALCA.

Otros, sin embargo, ven el cambio como un reconocimiento obligado de los límites de la tan sostenida creencia en la supremacía de la ideología del acercamiento unilateral. La flexibilidad opt-in/opt-out representa un pequeño pero importante reconocimiento de la necesidad y una oportunidad para el espacio de políticas que faciliten relaciones mutuamente reforzadoras entre las prioridades socioeconómicas domésticas y los bienes públicos básicos -salud, educación, desarrollo económico- e integración en una economía global o hemisférica.

Partidarios y críticos concuerdan en que las conversaciones comerciales hemisféricas y globales están en una encrucijada y que con tan poco acuerdo y direccionamiento que surge de las charlas de Miami, la reunión de febrero de los viceministros en Puebla (México) dudosamente podrá avanzar en la conversación de un camino significativo o constructivo. El marco que acordaron los ministros, sólo pospuso el trabajo difícil y complejo.

Tiempo de un Nuevo Modelo y de Veradero Debate

¿Qué es peor que no llegar a un acuerdo comercial? Uno mal concebido. En la medida que la generación actual de acuerdos de comercio se insertan a sí mismos en el derecho local y que al hacerlo determinan y restringen el alcance del desarrollo económico y las herramientas de políticas existentes en los niveles domésticos y locales, recién ahora se está empezando a entender completamente. Desarrollos recientes en la OMC y en el ALCA agregaron combustible para el creciente azote al Consenso de Washington y al neoliberalismo en general.

Las conversaciones de Miami coincidieron con el décimo aniversario de la implementación del NAFTA. Un nuevo informe de Carnegie Endowment for International Peace, publicado durante las reuniones de Miami, le atribuyó a este tratado altos niveles de fragmentación social. Según el informe, el sector agrícola, donde casi un quinto de los mexicanos aún trabaja perdió 1,3 millones de empleos desde 1994 y la prometida reducción del flujo de pobres mexicanos inmigrantes a Estados Unidos no sólo no cayó, sino que aumentó dramáticamente. Aún hace falta una larga y honesta prueba y debate sobre los aspectos discutibles y los resultados de los experimentos modernos de libre comercio.

¿Las privatizaciones y la desregulación han resultado benefeciosas en eficiencia? ¿Para quién? ¿Cómo han impactado en lo concerniente a la equidad social? ¿Los incentivos para las inversiones extranjeras directas resultaron en beneficios justos para los inversores y la expansión a largo plazo en la capacidad productiva del país o la comunidad receptora? ¿Qué lecciones se pueden obtener de las experiencias de México, Argentina y Chile? ¿Cómo se ve la hoja de registro al nivel de la comunidad local? ¿A qué reformas se refieren las respuestas?

Uno sólo puede esperar que los cansados clichés que llenan los periódicos y las ondas de radiodifusión den paso a un debate más importante. En la cima de la lista está “la globalización vino para quedarse”. El debate no es si globalización sí o no, sino qué prioridades, intereses, ritmo y visón la guiarán. Otro favorito es “siempre hay ganadores y perdedores”, aun otro relámpago encegecedor de lo obvio. ¿La verdadera pregunta no es cuántos perdedores son demasiados?

La línea final es que el comercio es bueno y que todo comercio no es creado igual. Quizás algún interés es servido por el nombre infantil de globofóbico o cual sea el peyorativo para su opuesto. Es difícil ver lo que puede ser. Partidarios y opositores de las políticas comerciales actuales pierden tiempo valioso y energías tirándose piedras entre sí, cuando lo que se necesita es un veradero debate y un nuevo modelo.

*Tanya Dawkins (dawkinst@mindspring.com) es fundadora/directora del Inter-American Forum y vicepresidente senior del Collins Center for Public Policy.

Tanya Dawkins
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Tanya Dawkins es fundadora/directora del Inter-American Forum y vicepresidente senior del Collins Center for Public Policy.
 
 
 

 
 
 
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