Derechos Humanos y
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01-10-2004

MORATINOS Y EL CHANTAJE DE CASTRO

Por Carlos Alberto Montaner

El ministro Moratinos se propone debilitar la posición común europea frente a la dictadura cubana. Lo ha dicho en el Congreso en respuesta a las preguntas del diputado del Partido Popular Jorge Moragas. En realidad, se veía venir. Días antes, Moratinos se había reunido en New York con su homólogo cubano Pérez Roque y ahí comenzó el apaciguamiento.

Asegura la prensa que en ese encuentro el canciller español pidió la libertad de Raúl Rivero, el gran escritor condenado a 20 años de prisión por publicar en el extranjero libros y artículos en los que se criticaba a la dictadura de Castro, y aparentemente, Pérez Roque le respondió con un despiadado chantaje: depende de a quién invite la embajada española en La Habana el próximo 12 de octubre. Si invita a los demócratas de la oposición Moratinos puede olvidarse de la liberación de Rivero o de cualquiera de los centenares de presos de conciencia que yacen en las cárceles cubanas por "delitos" parecidos a los cometidos por Rivero. Sencillamente, esos cubanos son los rehenes del gobierno de Castro para controlar la conducta de España y de la UE.

Evidentemente, el Ministerio de Asuntos Exteriores está tentado a ceder a la extorsión. Es el signo de la diplomacia zapatera. Algunos funcionarios piensan que ese mínimo reconocimiento a la oposición, acordado por la Unión Europea como una expresión de firmeza y rechazo a la continua represión que sufren los demócratas dentro de la Isla, sólo ha servido para hacerles la vida más difícil a los diplomáticos acreditados en Cuba. Ya no los recibe nadie del gobierno, mientras Castro, lejos de limitar los maltratos a la oposición, ha ordenado que se incrementen.

El gobierno de Zapatero, parece, pues, dispuesto a pedirle a la UE que contente al Comandante cerrándoles las puertas de las embajadas a los disidentes en esos días clave, o, incluso, a desmarcarse de la política común de los 25 países si no logra arrastrarlos en la dirección del apaciguamiento. La coartada para justificar esa debilidad es obvia: no vale la pena irritar a un dictador tan severo e inconmovible por una cuestión simbólica que tiene escasas consecuencias reales.

Creo que Moratinos se equivoca minuciosamente. A veces en política los símbolos tienen un peso extraordinario. De acuerdo con la versión oficial, en Cuba no hay demócratas ni disidentes, sino gusanos, terroristas, canallas y agentes de la CIA, y esa visión, además, supuestamente la comparte el mundo entero, menos Estados Unidos, a cuyo servicio se encuentran estos miserables cipayos.

Frente a ese obsceno discurso, las recepciones en las embajadas europeas en los días de celebración oficial es la forma más elocuente que tiene Europa de legitimar a la oposición y desmentir la premisa de la dictadura. Con esas invitaciones, el mensaje que Europa les está transmitiendo a todos los cubanos es muy claro: las naciones democráticas no admiten el carácter excluyente del totalitarismo ni la supuesta irreversibilidad del régimen comunista. Algún día, como sucedió en Europa del Este, terminará la pesadilla y llegará el turno de la oposición.

Hay, además, otros dos argumentos de peso para mantener con firmeza la posición común: primero, si España cede al chantaje reforzará en el gobierno cubano la convicción de que el método más efectivo para doblegar a los europeos es usar la mano dura contra los cubanos; segundo, replegarse dejaría a Estados Unidos como único defensor de los disidentes, cuando el extraordinario valor de la política común europea es que ha situado el conflicto en su verdadera dimensión: un enfrentamiento entre las grandes democracias de Occidente y la última y ya agonizante dictadura comunista de esta zona del planeta.

Si el 12 de octubre las puertas de la embajada española en La Habana se cierran a los disidentes, será una derrota para España, para Europa y para los cubanos. Sólo Castro saldrá beneficiado. Confirmará que su mejor escudo contra el cambio y la democracia es una cárcel repleta de prisioneros inocentes con los cuales extorsionar a las naciones civilizadas y poner de rodillas a sus cancilleres.

Carlos Alberto Montaner
Carlos Alberto Montaner
Escritor y Periodista, nacido en Cuba, vive en España hace más de 40 años. Autor entre otros libros "Viaje al Corazón de Cuba"
 
 
 

 
 
 
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