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Según el informe global 2023 de Human Rights Watch sobre China, «Las autoridades de las zonas tibetanas siguen imponiendo severas restricciones a las libertades de religión, expresión, circulación y reunión». Por otra parte, se encuentra la cuestión económica en juego. El Tíbet es un territorio con grandes recursos naturales y China tiene su ojo puesto en la extracción del cobre, la cromita, petróleo y gas natural.
La organización Human Rights Watch subraya que desde que el presidente chino Xi Jinping asumió el poder en 2013, el gobierno ha detenido y procesado arbitrariamente a quienes han defendido la libertad y justicia, entre ellos abogados y activistas. La persecución y la vigilancia son constantes. Según varias fuentes, China fortaleció el seguimiento de redes sociales sobre las noticias que se difunden en relación con las acciones que llevan a cabo ante las revueltas tibetanas o manifestaciones a favor del Tíbet.
Mientras el gobierno chino acondiciona todo para que se realicen los Juegos Olímpicos y que el mundo vea esa parte entusiasta, cientos de tibetanos están siendo torturados, encarcelados y limitados en sus derechos fundamentales. Ante los reiterados abusos ejercidos hacia el pueblo tibetano -como así también con los Uigures, Hongkoneses, Taiwaneses, Mongoles del Sur, y activistas por los derechos humanos-, varios países han decidido boicotear el evento. ¿Cómo quedará la defensa e impulso de los derechos humanos que Argentina declama como ejes centrales de su política exterior?
A lo largo de un extenso período, el promedio anual de tibetanos que escapaban a Nepal rondaba entre 2500 y 3500, pero en 2019 descendió a 18. ¿Por qué Nepal decidió dar un giro en su política exterior y dejar de ayudar al pueblo del Tíbet? La explicación radica en la iniciativa china de “One Belt One Road” lanzada en 2017 que acarreó promesas de millones de inversión en infraestructura y proyectos para Nepal. Ante esta oferta, la tentación venció a la solidaridad y la capacidad de contrarrestar la opresión del pueblo tibetano.
Tras haber conmemorado recientemente los 60 años del Día del Levantamiento Nacional Tibetano, una serie de acontecimientos induce a entrever que este aniversario tuvo cierta resonancia en la comunidad global. Pueden identificarse ocho encuentros que tuvieron lugar a partir del 10 de marzo hasta el día de la fecha.
El transcurso del tiempo aún no ha acarreado una solución pacífica para el Tíbet. Los años de espera se prolongan y la esperanza de alcanzar un cambio se divisa cada vez menos. Por esta razón, la programación de los eventos en conmemoración del 60° Aniversario cumple una función especial, servir de caja de resonancia. Este 10 de marzo la bandera del Tíbet flameará en todos los continentes como signo de la persistencia.
Ésta es la política de diálogo que concibió el Dalai Lama en 1974, basada en principios budistas que evitan los extremos. Por lo tanto, se autoproclama como ese justo medio entre el status quo y la independencia en términos de simbiosis, donde ambas partes se beneficien- de alguna manera u otra- de este camino pacífico.
Desde hace más de 65 años los tibetanos se han convertido en marginados en su propio país y el gobierno chino ha intentado acabar con su cultura y sociedad, los derechos humanos fundamentales se les siguen negando y más de 1.200.000 tibetanos han muerto desde la ocupación ilegal de China.
En este día, en 1959, los tibetanos de todo el espectro social se levantaron para organizar un levantamiento desafiante pero también pacífico contra la ocupación ilegal del Tíbet por parte de la República Popular China.
(Newsweek) A 58 años del Levantamiento Nacional Tibetano, el presidente de Casa Tíbet México reflexiona en torno a la resistencia tibetana bajo dominio chino y la solidaridad que grupos y organizaciones en México y Latinoamérica brindan a esta noble causa mediante acciones enmarcadas en el principio de la no violencia.
Dos fueron los caminos abiertos en la jornada histórica del 4 de junio de 1989: en Europa fue el primer paso para el desmoronamiento del socialismo real, un sistema de opresión, censura y estancamiento; en Asia Oriental, en cambio, los tanques fueron la demostración de que el régimen comunista chino no está dispuesto a reconocer las libertades individuales ni a abandonar el monopolio del poder.
La decisión del Comité noruego, tal como lo ha dicho Reporteros Sin Fronteras, es un gesto de una dimensión histórica a favor del movimiento por la libertad de expresión en China. 'Vemos en ello un mensaje de esperanza para el premiado, condenado a once años de prisión, pero también con los disidentes detenidos en el mundo y hacia el pueblo chino'.
Los grandes inversores extranjeros en China lo último que desean -aunque jamás lo dirán en público- es la llegada de la apertura democrática y la consecuente ruptura del statu quo que usufructúan. Así que coinciden de hecho con Cuba y con Chávez.
Este Premio a Liu Xiaobo es también para todos los que denuncian la situación en China y muy especialmente para los que luchan por elecciones libres y respeto a las libertades democráticas en países que todavía son gobernados por crueles dictaduras