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Monitoreo de la gobernabilidad democrática

20-08-2020

Jamaica no registra mejoras que promuevan una economía y sociedad más equitativa

Desde 2006 hasta comienzos de 2019, años que abarcan los análisis del Índice de Transformación Bertelsmann (BTI por sus siglas en inglés), Jamaica evidencia ser uno de los países con menos transformaciones, tanto en la dimensión política como la económica y de gobernanza, en todo América Central y el Caribe. El país presenta una ligera tendencia a la baja en las primeras dos de las mencionadas y en la tercera conserva la mayor estabilidad. El próximo 3 de septiembre, se celebrarán elecciones generales, que legalmente estaban estipuladas para el año que viene, pero fueron adelantadas.
Por Victoria Ariagno

El estado de la democracia en Jamaica ha presentado históricamente 8,3 puntos de calificación en promedio en el índice BTI, es decir, ha logrado sostener un desenvolvimiento positivo de la democracia en el país, aunque no sin obstáculos en el camino. Actualmente, la edición 2020 del BTI refleja que el país tiene una democracia sólida en aspectos como el monopolio del uso de la fuerza estatal, la celebración de elecciones libres y justas que conservan la imparcialidad de sus órganos de administración y supervisión, la Comisión Electoral de Jamaica y la Oficina Electoral de Jamaica.

El sistema de partidos de Jamaica es competitivo, es decir que existe un reconocimiento mutuo y competencia electoral entre los múltiples partidos políticos existentes. No obstante, en la práctica hay un predominio de dos partidos principales que se alternan en el poder desde su independencia del Reino Unido en 1962: el Partido Laborista de Jamaica (JLP) y el Partido Nacional del Pueblo (PNP). En las elecciones generales de 2016 el JLP se convirtió en el partido gobernante, ganando 32 de los 63 escaños de la Cámara de Representantes del parlamento, que llevó a Andrew Holness como nuevo Primer Ministro.

Jamaica en el Índice de Transformación Bertelsmann (BTI) 2006-2020

Esta estrecha representatividad provoca, a la larga, un descenso en la “aprobación de la democracia” en el país, siendo este el único indicador de la dimensión política en descender en calificación. Esencialmente, esta característica se vio reflejada en los reducidos niveles de participación electoral de las últimas elecciones generales, en comparación con años anteriores. Esta característica se ve acentuada por la persistencia de barreras socioeconómicas como la marcada pobreza intergeneracional, inequidad y exclusión social, dando prioridad e influencia en las políticas a las elites empresariales que apoyan financieramente a ambos partidos políticos.

El próximo 3 de septiembre, Jamaica celebrará elecciones generales, legalmente estaban estipuladas para el año que viene, pero que fueron adelantadas. Ambos, el JLP y el PNP, de centro derecha y centro izquierda respectivamente, se estima serán los mayores ganadores. Dado el contexto de pandemia en el que se celebrarán, se busca que se respeten las pertinentes medidas y protocolos sanitarios en vistas a evitar la propagación del coronavirus, que ya dejó más de mil cien casos positivos en el país.

Es en este panorama que en Jamaica florecieron con mayor fervor organizaciones de la sociedad civil, muchas relativas a la promoción de la igualdad e inclusión de sectores marginalizados socialmente como los sectores más pobres de la sociedad, sectores rurales, mujeres, niños, y la comunidad LGBTI, entre otros. La prensa también cobra protagonismo en la exposición de casos de discriminación social o de corrupción política y empresarial (problemática que se vislumbra principalmente en la débil política anticorrupción que tiene el país, ya que, a pesar de estar determinada legalmente, los gobiernos no se muestran dispuestos a garantizarla de la manera en que se prevé). Tradicionalmente y hasta el presente, esta labor periodística conserva la esencial libertad que requiere su ejercicio.

Lo mencionado evidencia que la participación de la sociedad civil en la vida pública tiende a ser activa, aunque, según el estudio efectuado por el BTI, no es capaz de mantener una presión consistente y efectiva sobre el liderazgo político, en muchos casos, debido a obstáculos financieros y pocos recursos para mantener sus organizaciones autónomas.

Con una economía enfocada en la agricultura y las manufacturas, Jamaica demuestra signos de mejoría en indicadores como la estabilidad macroeconómica y la recuperación económica en general. Según el BTI, esto se debe en gran medida a las reformas impulsadas por el arreglo con el Fondo Monetario Internacional. No obstante, el crecimiento económico es lento debido a trabas como las ya mencionadas (exclusión social, pobreza estructural) y a los altos niveles de crimen organizado en el país, la baja calificación de la mano de obra y la falta de recursos para implementar de manera sostenida los avances que se pretendan hacer en esta materia. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0.732 puntos que obtuvo en 2018 es un puntaje medianamente alto que no refleja con exactitud la realidad socioeconómica del país, como los altos niveles de inequidad de género.

Los gobiernos han demostrado responsabilidad en el cumplimiento de sus obligaciones de deuda, pero ninguno ha provisto las redes de seguridad social (como el sistema de salud público o las pensiones) necesarias especialmente para la gran cantidad de jamaiquinos viviendo en la pobreza. También, esta área padece los efectos de los altos niveles de crimen organizado, ya que atenta contra la capacidad del gobierno de usar sus recursos eficientemente.

Cualquiera sea el partido gobernante, en los últimos años no se han visto mejoras significativas en torno a la promoción de un diálogo inclusivo que promueva propuestas sobre una economía y sociedad más equitativa. Se estima que el apoyo a pequeñas y medianas empresas son potenciales fuentes de trabajo con salarios que permitan mantener un nivel de vida digno y acceso a educación y otros servicios para todos. Además, es necesario un refuerzo de la aplicación de medidas anticorrupción para así desalentar que la estrechez de representación se siga perpetuando.

El[NG1]  estado de la democracia en Jamaica ha presentado históricamente 8,3 puntos de calificación en promedio en el índice BTI, es decir, ha logrado sostener un desenvolvimiento positivo de la democracia en el país, aunque no sin obstáculos en el camino. Actualmente, la edición 2020 del BTI refleja que el país tiene una democracia sólida en aspectos como el monopolio del uso de la fuerza estatal, la celebración de elecciones libres y justas que conservan la imparcialidad de sus órganos de administración y supervisión, la Comisión Electoral de Jamaica y la Oficina Electoral de Jamaica.

El sistema de partidos de Jamaica es competitivo, es decir que existe un reconocimiento mutuo y competencia electoral entre los múltiples partidos políticos existentes. No obstante, en la práctica hay un predominio de dos partidos principales que se alternan en el poder desde su independencia del Reino Unido en 1962: el Partido Laborista de Jamaica (JLP) y el Partido Nacional del Pueblo (PNP). En las elecciones generales de 2016 el JLP se convirtió en el partido gobernante, ganando 32 de los 63 escaños de la Cámara de Representantes del parlamento, que llevó a Andrew Holness como nuevo Primer Ministro.


 [NG1]Borarría el párrafo que repite lo que está en la bajada de la foto.

Victoria Ariagno
Victoria Ariagno
Estudiante de la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad Católica Argentina (UCA). Fue pasante de la revista mensual informativa Locally (ex Revista Gallaretas).
 
 
 

 
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