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Monitoreo de la gobernabilidad democrática

18-08-2023

¿La locura ya viene a la Argentina?

(Clarín) Milei representa una ideología dogmática, que combina libertarianismo económico con conservadurismo político, que además de no aplicarse en ningún país del mundo niega el disenso y la posibilidad de confrontar pacíficamente las opiniones, es decir, de practicar la tolerancia política, que es la base de la convivencia democrática.
Por Gabriel C. Salvia
Foto: elcomercial.com.ar

(Clarín) De acceder a la presidencia de la Nación el 10 de diciembre de 2023, Javier Milei tendrá muchísimas limitaciones para implementar las reformas económicas, institucionales y sociales que propone, en especial porque un eventual gobierno suyo estará en minoría legislativa y su estilo intolerante no contribuye a facilitar negociaciones políticas.

El propio Milei reconoció en su discurso en la medianoche del pasado domingo 13 de agosto, que su agrupación política podría obtener en octubre 8 bancas en el Senado y unas 40 en Diputados. La cámara alta tiene 72 senadores nacionales y la cámara de diputados la integran 257 legisladores. ¿Cómo podrá Milei cumplir con sus promesas políticas sin vulnerar la institucionalidad democrática o sin aliarse con una parte de lo que viene denunciando como “casta política”? ¿Y cómo reaccionará un eventual gobierno de Milei a las protestas que se produzcan en oposición a sus iniciativas de reforma?

En su discurso triunfante, Milei mencionó a su “prócer liberal” y recitó su definición: “El liberalismo es el respeto irrestricto por el proyecto de vida de los otros”. Al respecto, durante la última dictadura militar, entre 1976-1983, se implementó en la Argentina un terrorismo de Estado que incluyó la supresión de las libertades civiles y políticas, con detenciones arbitrarias y privación ilegítima de la libertad, desapariciones forzosas, torturas y asesinatos, todo documentado en el informe “Nunca Más” de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP). ¿Qué hizo el “prócer liberal” que cita Milei en esos años de plomo donde se puso fin de manera arbitraria y criminal a tantos proyectos de vida? En lugar de alzar entonces la voz ante esas atrocidades -como hizo un verdadero liberal, el periodista Robert Cox- fundó en 1978 una escuela de posgrado con la finalidad de enseñarle economía de mercado…¡a los militares! 

En sintonía con la incoherencia intelectual de su “prócer”, el diputado nacional Javier Milei representa una ideología dogmática, que combina libertarianismo económico con conservadurismo político, que además de no aplicarse en ningún país del mundo niega el disenso y la posibilidad de confrontar pacíficamente las opiniones, es decir, de practicar la tolerancia política, que es la base de la convivencia democrática.

El maltrato de Milei a periodistas cuyas preguntas le incomodan sigue la línea de los populistas Donald Trump y Jair Bolsonaro. Y eso que todavía no le han preguntado qué opina de Malvinas (un libertario propondría privatizarlas); por qué tiene 32 empleados entre la cámara de diputados y la legislatura porteña cuyos salarios se pagan “mediante el robo de los impuestos”; su contradicción de definirse como discípulo de Alberdi, el autor de “El crimen de la guerra”, y al mismo tiempo en su programa de gobierno plantear aumentos al presupuesto de las Fuerzas Armadas; qué opina de la última privatización monopólica de Menem, de los 33 aeropuertos nacionales, administrados por su ex empleador y sponsor; y cómo encajan sus posiciones políticas conservadoras con el “free to choice for everything” (libertad de elección para todo) que promueve el verdadero libertarianismo, el norteamericano, y que incluye el derecho al aborto.

Milei cuestionó la ley de interrupción voluntaria del embarazo, que fue un ejemplo por su proceso legislativo de discusión pública, permitiendo escuchar a todas las opiniones y que sucediera lo que casi nunca pasa: que un legislador cambie su postura, lo cual en este caso se dio por entender al proyecto del IVE como un tema de salud pública. Al mismo tiempo, Milei defiende los gobiernos de Menem, cuyas leyes privatizadoras se votaron bajo sospechas de corrupción y en el caso del gas sentando en una banca ¡a un diputado trucho!

Hay que recordar que Milei abrazó las ideas libertarias hace tan solo diez años y por ende atraviesa el período de fanatismo juvenil que las mismas provocan, y que en el camino conoció y luego se peleó con respetables referentes moderados de estas ideas, quienes aseguran que el candidato presidencial está loco. Al ver cómo reacciona frente a preguntas que lo incomodan y sosteniendo ideas simplistas, demagógicas e inviables, no cabe mucha duda que de llegar Milei a la Casa Rosada la Argentina saltará al vacío.

Gabriel C. Salvia
Gabriel C. Salvia
Director General
Activista internacional de derechos humanos. Desde 1992 se desempeña como director en Organizaciones de la Sociedad Civil y es miembro fundador de CADAL. Como periodista trabajó en gráfica, radio y TV. Compiló varios libros, entre ellos "Diplomacia y Derechos Humanos en Cuba" (2011), "Los derechos humanos en las relaciones internacionales y la política exterior" (2021) y "75 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Miradas desde Cuba" (2023), y es autor de "Bailando por un espejismo: apuntes sobre política, economía y diplomacia en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner" (2017). También es autor de varios informes, entre los que se destacan "Las sillas del Consejo: autoritarismos y democracias en la evolución de la integración del órgano de DDHH de la ONU" y "Memoria cerrada: La complicidad de la revolución cubana con la dictadura militar argentina".
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