¡Vos también podés ser parte!
Adoptado en Praga el 26 de mayo de 2017
La democracia liberal está bajo amenaza, y quienes la valoramos debemos defenderla.
La democracia está amenazada desde afuera por regímenes despóticos en Rusia, China y otros países que están aumentando la represión internamente y expandiendo su poder globalmente, ocupando el vacío dejado por un desvaneciente poder, influencia y confianza de las democracias largamente establecidas. Los autoritarios están usando viejas armas de poder duro como así también nuevas redes sociales y un creciente arsenal de soft power para crear un orden mundial post-democrático en el cual los derechos humanos y el estado de derecho sean reemplazados por el principio de soberanía estatal absoluta.
La democracia también está siendo amenazada desde adentro. El antiliberalismo está en aumento en Turquía, Hungría, Filipinas, Venezuela y otras democracias en decadencia. En otros países – incluso en democracias largamente establecidas – el apoyo a la democracia liberal se ha erosionado en los últimos años, especialmente entre los más jóvenes que no tienen memoria de las luchas contra el totalitarismo. La fe en las instituciones democráticas ha venido cayendo desde hace un tiempo, al tiempo que los gobiernos parecen incapaces de lidiar con los complejos nuevos desafíos de la globalización, los procesos políticos parecen cada vez más escleróticos y disfuncionales, y las burocracias que administran instituciones nacionales y globales parecen distantes y controladoras. Sumándose a las dificultades, la violencia terrorista ha creado un clima de miedo utilizada por los déspotas y demagogos para justificar el poder autoritario y las restricciones a la libertad.
Dichos problemas han causado una generalizada ansiedad, hostilidad hacia las elites políticas y el cinismo hacia la democracia – sentimientos que han alimentado el surgimiento de movimientos y partidos políticos anti-sistema. Estos sentimientos, a su vez, han sido atizados e inflamados por la desinformación autoritaria, que cada vez penetra más el espacio mediático de las democracias. El último trabajo de Freedom House demuestra que los derechos políticos y las libertades civiles han venido en caída por once años consecutivos, y este año las democracias establecidas dominan la lista de países con más retrocesos en materia de libertad.
Colectivamente, estos factores – el repliegue geopolítico de Occidente, el resurgimiento de las fuerzas políticas autoritarias, la erosión en la creencia de los valores democráticos y la pérdida de fe en la eficacia de las instituciones democráticas – han impuesto un freno al progreso democrático y amenazan con un “ola negativa” de descomposición democrática. Los demócratas deben unirse para detener el repliegue y organizar una nueva coalición para su renovación moral, intelectual y política.
El punto de inicio de una nueva campaña por la democracia es una reafirmación de los principios fundamentales que han inspirado la expansión de la democracia moderna desde su nacimiento hace más de dos siglos. Estos principios están enraizados en la creencia en la dignidad de la persona humana y en la convicción de que la democracia liberal es el sistema político que mejor salvaguarda esta dignidad y le permite florecer. Entre estos principios están los derechos humanos, incluidas las libertades básicas a la expresión, asociación, y de culto; el pluralismo político y social; la existencia de una sociedad civil vibrante que empodera a los ciudadanos en las bases; la elección regular de los funcionarios gubernamentales a través de elecciones verdaderamente libres, justas, abiertas y competitivas; amplias oportunidades más allá de las elecciones para los ciudadanos para participar y darle voz a sus preocupaciones; la transparencia gubernamental y la rendición de cuentas, ambas aseguradas por un fuerte esquema de pesos y contrapesos en el sistema constitucional y a través del control de la sociedad civil; un estado de derecho vigoroso, asegurado por un poder judicial independiente, una economía de mercado que esté libre de corrupción y provea oportunidades a todos; y una cultura democrática de tolerancia, civismo y no violencia.
Estos principios están siendo desafiados hoy no sólo por los apologistas anti-liberales y la xenofobia, sino también por intelectuales relativistas que niegan que cualquier forma de gobierno puede defenderse como superior. Si bien la democracia por lo general es considerada como una idea occidental, sus defensores más fervientes hoy son personas en sociedades no-occidentales que continúan luchando por las libertades democráticas contra posibilidades abrumadoras. Sus luchas aseguran que la universalidad de la idea democrática, y su ejemplo, puede ayudar a traer un nuevo nacimiento de convicción democrática en las democracias avanzadas.
A pesar de su valor intrínseco, la supervivencia de la democracia no puede asegurarse a menos que pueda demostrarse su capacidad para ayudar a las sociedades a enfrentar los desafíos de un mundo cambiante e inestable. Sabemos la profunda ansiedad e inseguridad de amplios segmentos de las sociedades democráticas y creemos que la democracia será fuerte sólo si no queda ningún grupo detrás.
Si bien la democracia representa valores universales, existe en un contexto nacional particular, aquello que Václav Havel llamó las “tradiciones intelectuales, espirituales y culturales que le dan sustancia y le dan sentido”. La ciudadanía democrática, enraizada en dichas tradiciones, necesita ser fortalecida, no se puede permitir que se atrofie en una era de globalización. La identidad nacional es demasiado importante para dejarla a la manipulación de los déspotas y populistas demagogos.
La defensa de los valores democráticos no es un lujo o un emprendimiento puramente idealista. Es la precondición para sociedades decentes, inclusivas; el marco para el progreso social y económico de los pueblos en todo el mundo; y la base para la preservación de la paz y la seguridad internacional.
Una nueva Coalición para la Renovación Democrática servirá como catalizador moral e intelectual para revitalizar la idea de la democracia. El objetivo es cambiar el clima intelectual y cultural al emprender una batalla de ideas basada en principios, informada y desapasionada; defendiendo la democracia de sus críticos; trabajando para fortalecer las instituciones mediadoras y las asociaciones civiles; y dando forma a argumentos persuasivos a favor de la democracia liberal que puedan contribuir al curso de la discusión pública. También será necesario ir en ofensiva contra los opositores autoritarios a la democracia demostrando solidaridad con los valientes que luchan por las libertades democráticas y exponiendo los crímenes cometidos por cleptócratas que roban y oprimen a su propio pueblo, falsifican el registro político e histórico, y buscan dividir y deformar democracias establecidas.
La Coalición también será un foro amplio e interactivo de intercambio de ideas acerca de las mejores formas para ocuparse de los complejos nuevos desafíos que enfrentan a la democracia como los estándares de vida estancados o declinantes de muchos ciudadanos, el golpe contra la creciente inmigración, el surgimiento de “política post-verdad” en una era de redes sociales y la erosión del apoyo a la democracia liberal. Dicho núcleo global también incidirá y promoverá formas efectivas de acción para revivir la fe en la eficacia de las instituciones democráticas.
No hay excusas para el silencio o la inacción. No podemos aferrarnos a la ilusión de la seguridad en momentos en que la democracia está en peligro. La crisis actual es una oportunidad para que los demócratas comprometidos nos movilicemos, y debemos aprovecharla.
FIRMANTES Mike Abramowitz, Estados Unidos de América Sohrab Ahmari, Estados Unidos de América Svetlana Alexievich, Belarús Tutu Alicante, Guinea Ecuatorial Mansoor Al-Jamri, Bahrain Maryam Al-Khawaja, Bahrain Hajar Al-Kuhtany, Irak Manal Al-Sharif, Arabia Saudita Anne Applebaum, Estados Unidos de América Timothy Garton Ash, Reino Unido Shlomo Avineri, Israel Leszek Balcerowicz, Polonia Youssef Bassem, Egipto Paul Berman, Estados Unidos de América Tom Bernstein, Estados Unidos de América Ales Bialiatski, Belarus Sergio Bitar, Chile Igor Blaževič, República Checa Ladan Boroumand, Irán /Francia Darko Brkan, Bosnia y Herzegovina Martin Bútora, Eslovaquia Kim Campbell, Canadá Juan Pablo Cardenal, España Scott Carpenter, Estados Unidos de América Jean-Claude Casanova, Francia David Clark, Reino Unido Irwin Cotler, Canadá Michael Danby, Australia Frederik Willem de Klerk, Sudáfrica Rafael Marques de Morais, Angola Ronald Deibert, Canadá Neelam Deo, India Larry Diamond, Estados Unidos de América Nadia Diuk, Estados Unidos de América Han Dongfang, China Brigitte Dufour, Bélgica Andrej Dynko, Belarus Mustafa Dzemihlev, Ucrania Jørgen Ejbøl, Dinamarca Nidhi Eoseewong, Tailandia João Carlos Espada, Portugal José Daniel Ferrer, Cuba Alejandro Foxley, Chile Francis Fukuyama, Estados Unidos de América Cynthia Gabriel, Malasia William Galston, Estados Unidos de América Chito Gascon, Filipinas Richard Gere, Estados Unidos de América Carl Gershman, Estados Unidos de América John Githongo, Kenia Ana Gomes, Portugal Leonid Gozman, Rusia Paul Graham, Sudáfrica Vartan Gregorian, Estados Unidos de América Chen Guangcheng, China Borys Gudziak, Ucrania Ashok Gurung, Nepal Emmanuel Gyimah-Boadi, Ghana Chaibong Hahm, Corea del Sur Barbara Haig, Estados Unidos de América Amr Hamzawy, Egipto Husain Haqqani, Paquistán Miklos Haraszti, Hungría Robert Hardh, Suecia Bambang Harymurti, Indonesia Ivan Havel, República Checa Szuchien Hsu, Taiwán Carlos Fernando Chamorro, Nicaragua Cristiana Chamorro, Nicaragua Kinman Chan, Hong Kong Glanis Changachirere, Zimbabwe Anwar Ibrahim, Malasia Maiko Ichihara, Japón Toomas Hendrik Ilves, Estonia Ramin Jahanbegloo, Irán/Canadá Chee Soon Juan, Singapur Nataša Kandić, Serbia Vladimir Kara-Murza, Rusia Tawakkol Karman, Yemen Garry Kasparov, Estados Unidos de América /Rusia Mikhail Kasyanov, Rusia Janos Kenedi, Hungría Zoltán Kész, Hungría Maina Kiai, Kenia James Kirchick, Estados Unidos de América Jakub Klepal, República Checa Bernard Kouchner, Francia Ivan Krastev, Bulgaria
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