Derechos Humanos y
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Observatorio de Relaciones Internacionales y Derechos Humanos

25-11-2019

Las incertidumbres sobre el asesinato de Marielle Franco

Las víctimas no sólo son políticas como fue el caso de Franco, sino también minorías o gente que simplemente expresa simpatía por algún partido político de manera pública. Un ejemplo ha sido la mismísima hermana de Marielle, Anielle, quien ha expresado que fue amenazada por cuatro hombres mientras estaba recogiendo a su hija del colegio, gritándole insultos sobre sus posiciones políticas. Recordemos que en Brasil ha habido 64 mil homicidios en 2017, 367 policías asesinados y más de 5000 personas asesinadas por las fuerzas policiales.
Por Alejandro Di Franco

Hace más de un año, el asesinato de la Consejala y activista Marielle Franco conmovió a Brasil, desencadenando una serie de manifestaciones tanto en varias ciudades del país como en el exterior. Este episodio es un reflejo también de los problemas de violencia que enfrenta el país hace varios años.

El hecho concreto fue que en marzo del año pasado, Marielle Franco, concejala de la cámara Municipal de Rio de Janeiro y una feminista y militante de derechos humanos, fue asesinada cuando estaba en un auto junto con su conductor Anderson Gomes, luego de salir de un debate promovido por su partido, el PSOL, en la Casa de las Mujeres. El asesinato despertó duras críticas de parte de organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch, que se refirió a la "impunidad existente en Río de Janeiro" y al "sistema de seguridad quebrado" en el estado; y abrió una investigación por parte del país acerca del crimen.

En el último mes, la investigación del caso generó mucha incertidumbre luego del testimonio del portero del complejo donde tiene su departamento Jair Bolsonaro. Según el testigo, uno de los acusados del asesinato de Marielle, Elcio Queiroz, habría ido el día del crimen al complejo, donde pidió ir al departamento del entonces diputado. El portero, habría llamado a su casa y la persona del otro lado, identificada como “señor Jair”, habría autorizado su entrada. Sin embargo, una vez adentro se dirigió en su lugar a la residencia de otro de los acusados por el crimen, Ronnie Lessa.

Una de las fiscales del caso, Simone Sibilio, consideró que este se trata de un falso testimonio, ya que no coincide con la grabación de los vigilantes que las autoridades tienen en su poder. Según la fiscal, quien permitió que Queiroz entrara fue Lessa y no Bolsonaro. Por otra parte, el ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, consideró que implicar al presidente en el asesinato era un “disparate” y que el caso debía “ser investigado con neutralidad, dedicación y sin politización”.

Los defensores de Bolsonaro señalan además el hecho de que el día del asesinato él se encontraba en Brasilia, con lo cual no habría podido ser él quien autorizó el acceso de Queiroz. Además, el portero confesó hace unos días de que había estado bajo presión cuando citó a Bolsonaro por equivocación.

Más allá del caso de Marielle Franco, la violencia es un tema grave en Brasil, algo que se vio reflejado sobre todo en el marco de las elecciones del año pasado –recordemos que, el mismo Bolsonaro fue apuñalado durante su campaña en un acto político en Minas Gerais. Si bien los dos candidatos principales trataron de bajar la tensión y condenar los actos violentos, estos episodios continuaron durante toda la contienda. Agência Pública, por ejemplo, reportó que fanáticos bolsonaristas habían estado detrás de 50 ataques. Las víctimas no sólo son políticas como fue el caso de Franco o de Bolsonaro, sino también minorías o gente que simplemente expresa simpatía por algún partido político de manera pública (cosas como por ejemplo usar una remera con la cara de Lula o tener en la mochila algún pin partidario). Un ejemplo ha sido la mismísima hermana de Marielle, Anielle, quien ha expresado que fue amenazada por cuatro hombres mientras estaba recogiendo a su hija del colegio, gritándole insultos sobre sus posiciones políticas.

Estos episodios dan sólo una idea del problema de la violencia que enfrenta el país. Recordemos que ha habido 64 mil homicidios en 2017, 367 policías asesinados y más de 5000 personas asesinadas por las fuerzas policiales. Puede ser también causa de este contexto que el discurso de mano dura contra el crimen de Bolsonaro haya encontrado audiencia, sin embargo, no es certero que actitudes más laxas hacia la portación de armas vayan a solucionar los problemas de fondo. Por otra parte, ciertas actitudes de discriminación hacia las minorías por parte del presidente no ayudan en un país donde se registran actos violentos hacia las mujeres, los afrobrasileros o la población LGBT. Las causas de estos problemas probablemente sean más profundas y requieran soluciones más difíciles y a largo plazo.

Alejandro Di Franco
Alejandro Di Franco
Estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA). Fue voluntario en el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Ha participado en varios seminarios y foros con personalidades nacionales e internacionales de la política y la academia.
 
 
 

 
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